Alarma por los afganos que colaboraron con Occidente

Miles de personas, entre ellas afganos que colaboraron con fuerzas extranjeras y extranjeros que desempeñaban distintas funciones en Afganistán, incluido personal de ayuda, no han podido salir del país tras la caída de Kabul y están escondidas, buscadas por el Talibán

AP Noticias
Viernes, 20 de agosto de 2021 15:45 EDT
AFGANISTÁN QUEDARON ATRÁS
AFGANISTÁN QUEDARON ATRÁS (AP)

La organización caritativa italiana Pangea ayudó a miles de mujeres afganas a autoabastecerse en los últimos 20 años. Ahora, decenas de personas que colaboraron con ella en Afganistán están escondidas con sus familias, en medio de versiones de que el Talibán va de puerta en puerta buscando gente que colaboró con Occidente

El fundador de Pangea Luca Lo Presti pidió que 30 afganos y sus familias fuesen incluidas en los vuelos italianos que sacaron a 500 personas del país esta semana, pero su solicitud fue denegada. El jueves, el coordinador militar de esas evacuaciones le dijo: “Hoy no”.

Decenas de vuelos han traído a Europa a numerosos extranjeros y a afganos que corrían peligro tras la caída de Kabul en manos del Talibán. Los afganos que pudieron salir por temor a represalias son generalmente gente que trabajó directamente con misiones extranjeras.

Las naciones europeas se comprometieron a evacuar personas que podrían ser hostigadas por el Talibán, como feministas, militantes políticos y periodistas, pero no está claro cómo funcionará eso.

El personal del Pangea en Afganistán está cada vez más nervioso. Lo Presti dice que corren particular peligro por haber alentado la independencia de las mujeres, a la que se opone el Talibán.

“Pangea es un enemigo para ellos, porque todo aquél que concientiza a la gente acerca de sus derechos es un enemigo”, afirmó Lo Presti desde su base en Milán. Panagea ofrece préstamos para ayudar a 70.000 mujeres a abrir sus propios negocios, como salones de belleza y panaderías, y muchas de estas mujeres mantienen familias de ocho o diez personas.

El ministerio de relaciones exteriores italiano destacó la llegada de la activista Zahra Ahmadi y de investigadoras de la Fundación Veronesi el jueves, en un vuelo con 202 ciudadanos afganos. Puso énfasis en la “atención especial” que reciben “quienes trabajaron para Italia y están amenazados, como las mujeres y los jóvenes”.

Permanecen en Afganistán, sin protección alguna, una cantidad no precisada de personas que colaboraron con grupos de ayuda y otras organizaciones no gubernamentales que trataron de apuntalar la democracia. También quienes ayudaron a las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN quedaron librados a su suerte y son perseguidos por el Talibán. Mucha gente está eliminando sus contactos occidentales de sus teléfonos o memorizando los números para no perder el contacto.

Un médico ítalo-afgano que trabajó para una agencia de desarrollo italiana no pudo contener las lágrimas al hablar de la decisión de Occidente de irse de Afganistán cuando llegó en un vuelo con evacuados.

“Tenemos que salvar a esa gente en Kabul. Los dejamos allí sin nada”, sostuvo el doctor Arif Oryakhail en declaraciones a periodistas, con la voz quebrada. “Cooperaron con nosotros, los entrenamos como obstetras, enfermeras, médicos. Trabajaban y ahora fueron abandonados, nuestros hospitales fueron abandonados”.

Una red alemana cerró los sitios seguros que tenía para los afganos que trabajaban con las fuerzas de la coalición occidental por considerarlas “trampas mortales”.

“Los talibanes van de puerta en puerta buscando gente”, expresó Marcus Grotian, un soldado alemán que dirige la red. “Esto que está pasando era previsible, ya visitaron una de las viviendas. Gracias a Dios estaba vacía”.

Grotian dice que recibe entre 400 y 500 llamadas diarias de empleados que quedaron librados a su suerte y que se siente inútil. Afganos que fueron vitales para la OTAN “ahora se deshacen de sus documentos y tratan de salir adelante como pueden”, manifestó. “Ya no sabemos qué podemos hacer para ayudarlos”.

Lo Presti propone la creación de un corredor humanitario para evacuar a los afganos que colaboraron con Occidente. No le han permitido viajar a Kabul para identificar a la gente que trabajó con Pangea. Una familia ignoró su recomendación de no ir al aeropuerto. Lo hizo y en medio de la confusión perdió contacto con sus hijos, a quienes no ha podido ubicar, según dijo.

Acotó que entre los refugiados puede haber infiltrados, por lo que es imperioso que algunos miembros de su organización puedan ir a Kabul a identificar a quienes trabajaron realmente con ellos.

“Cada noche es una pesadilla. Hay redadas como las de los nazis que son reales, lo mismo que el temor de ser llevados sin posibilidad alguna de defenderte, no saber cuál va a ser tu futuro e imaginarte que podrías morir”, dijo Lo Presti.

Las organizaciones que trabajaron en Afganistán dicen que la abrupta retirada de Occidente puede hacerle perder credibilidad a su prédica democrática.

Quedó en claro “que no estamos dispuestos a apoyar a esta gente cuando las cosas se ponen feas”, dijo Grotian.

“Si abandonamos a los afganos, sobre todo a los que trabajaron con las fuerzas de la OTAN y con las organizaciones internacionales que promovían la democracia, no quedará mucho de los valores europeos” en Afganistán, afirmó Kava Spartak, directora de YAAR, una organización no gubernamental que apoya a los afganos que viven en Alemania.

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Sopke informó desde Berlín. Sylvia Hui (Londres), Kristen Grieshaber (Berlín), Ellen Knickmeyer (Washington), Sylvie Corbet (Saulieu, Francia), Karel Janicek (Praga) y Justin Spike (Budapest) colaboraron en este despacho.

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