Realidad virtual que transporta a los sitios más sagrados

Recorra Jerusalén, la Meca y el Vaticano sin salir de su casa

AP Noticias
Viernes, 05 de agosto de 2022 13:31 EDT

Haga un clic y maravíllese viendo de cerca el techo de la Capilla Sixtina del Vaticano. Otro clic le permitirá sumarse a miles de peregrinos que rezan y caminan alrededor de la Kaaba en La Meca, el sitio más sagrado del islamismo. O colóquese un auricular y sumérjase en Jerusalén.

Allí escuchará el murmullo de los judíos que rezan en el Muro de los Lamentos o de miles de fieles que dicen amén al unísono en la mezquita Al-Aqsa. Puede incluso encender una vela virtual en el lugar donde los cristianos creen que Jesús salió de su tumba.

Todo esto sin salir de su casa.

Fieles, turistas y visitantes en general de todo el mundo están recurriendo a viajes espirituales a través de la realidad virtual para conocer algunos de los sitios más sagrados de la Tierra. Estas son algunas de las experiencias que ofrece el metaverso, un mundo virtual inmersivo en el que la gente puede conectarse a través de avatares y que ganó popularidad durante la pandemia del COVID-19.

“Consideramos que la realidad virtual es, por así decirlo, la nueva internet, una nueva forma para que la gente no vea cosas en la pantalla pasivamente, haciendo un clic en fotos y videos, sino que se teletransporte”, expresó Nimrod Shanit, CEO de HCXR y Blimey, productores de La Ciudad Santa, una experiencia de RV inmersiva que permite a la gente visitar los sitios más sagrados de Jerusalén.

Los participantes “se dan una idea de los distintos rituales, la cultura, la arquitectura; se dan una idea del mundo sin tener que gastar fortunas en viajes, contribuyendo a las emisiones de carbono”, afirmó Shanit.

Usando una cámara de 360 grados, un escáner lidar y su preparación como fotoperiodista, Shanit comenzó en el 2015 a captar fotos y videos de festivales religiosos y sitios sagrados del cristianismo, el islamismo y el judaísmo en su Jerusalén natal. Luego compaginó todo ese material en forma digital para crear una experiencia visualmente inmersiva.

Los peregrinos virtuales pueden seguir los paseos de clérigos a su salida de la Iglesia del Santo Sepulcro durante la ceremonia del Fuego Sagrado, con velas encendidas con un fuego que los fieles consideran un mensaje divino. Escuchan asimismo las campanas y entonaciones de “El Señor Ha Resucitado” en distintos idiomas. Pueden insertar una nota con una plegaria en una fisura del Muro de los Lamentos o seguir los pasos de miles de fieles durante el Ramadán en la mezquita Al-Aqsa.

Para ofrecer detalles precisos de Jerusalén en el mundo virtual, los desarrolladores escanearon los sitios sagrados y un enorme modelo físico del siglo 19 que está a préstamo en la Torre del Museo de David. Los usuarios pueden jugar un poco con este modelo digital hasta encontrar escans en escala real de la ciudad, ingresando por distintas puertas que llevan a la Catedral de San Jacobo, la Iglesia del Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos, el Domo de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa.

Shanit, quien es judío, y sus dos socios --uno musulmán, el otro cristiano-- esperan que The Holy City aliente un diálogo y la comprensión entre las distintas fes.

Mucha gente está teniendo experiencias espirituales a través de la realidad virtual, no solo en Jerusalén sino también en sitios sagrados del hinduismo, el budismo y otras religiones, usando videos de 360 grados, mapas virtuales y 3D temples.

Experience Makkah emplea modelos de 3D para permitir a los usuarios caminar alrededor de la Kaaba, cruzarse con peregrinos con túnicas blancas, aprender los rituales y explorar otros lugares importantes, como el Monte Arafat, la colina vecina donde el profeta Mahoma pronunció su último sermón hace casi 1.400 años.

Esta experiencia inmersiva de RV fue lanzada en el 2015, pero se hizo muy popular al ser actualizada en el 2020, de acuerdo con Ehab Fares, ejecutivo de la agencia digital BSocial, creadora de Experience Makkah.

En el primer año de la pandemia, el peregrinaje de hajj lo hicieron apenas un millar de personas residentes en Arabia Saudita. El año previo habían participado 2,5 millones de fieles.

“En menos de un mes, tuvimos más de 20.000 usuarios del Medio Oriente y el resto del mundo”, dijo Fares, cuya firma tiene sede en El Cairo.

La última versión de Experience Makkah puede ser vista a través de Google Cardboard, un attachment barato que convierte a los teléfonos en transmisores de la realidad virtual.

“Las generaciones jóvenes están pegadas a sus teléfonos. Quería llegar a esa generación y mostrarles el Islam usando la tecnología”, dijo Fares.

Añadió que no se propone sustituir la experiencia del hajj, uno de los pilares del Islam.

“El objetivo es dar una idea de lo que se experimenta en el terreno”, manifestó. “Pero esto no reemplaza la experiencia real”.

La Capilla Sixtina reabrió al público a principios del 2021, después de estar cerrada desde noviembre por la pandemia. Pero incluso cuando estuvo cerrada, la gente pudo disfrutar de las obras de Miguel Ángel mediante un recorrido virtual a través del portal del Vaticano.

Las proyecciones panorámicas de 360 grados de las basílicas y las capillas papales son parte de una colaboración entre el Vaticano y estudiantes de ciencias de la computación de la Universidad Villanova que viajaron a Roma como pasantes.

Los proyectos de realidad virtual aplicada a la religión se abren paso en el mundo académico.

En la Universidad de Miami, los estudiantes se colocaron auriculares para ver videos de 360 grados de una ceremonia vudú en Haití, de un funeral hindú y de un bautismo cristiano. Exploraron la Sagrada Familia de Barcelona, el Partenón de Atenas y La Meca para un curso llamado Religión y los Espacios Sagrados en la Era de la Realidad Virtual y la Inteligencia Artificial.

“Sientes que estas entre la multitud”, dijo Matthew Rossi, estudiante de matemáticas y ciencias de la computación de 21 años que ayudó al profesor que dio la clase. “Fue algo increíble”.

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La cobertura de noticias religiosas de la Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración de la AP con The Conversation US, con fondos del Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable del contenido.

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