Comentario

Brooklyn Beckham es la prueba de que no todos los bebés nepo son iguales

El hijo mayor de David y Victoria está forjándose un lucrativo nicho como cocinero poco dotado; hagas lo que hagas, mejor no pruebes su rosbif. Pero es su abyecta normalidad en circunstancias extraordinarias lo que lo hace tan entretenido, escribe Adam White

Lunes, 09 de enero de 2023 13:54 EST
Marca Beckham Peltz: las incipientes estrellas Brooklyn y Nicole en un desfile de la Semana de la Moda de París en octubre
Marca Beckham Peltz: las incipientes estrellas Brooklyn y Nicole en un desfile de la Semana de la Moda de París en octubre (Getty)
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Muy perdido en el discurso de diciembre de los “nepo babies” fue el hecho de que la mayoría de los bebés nepo son… ¿geniales? Jeff Bridges. Jane Fonda. Laura Dern. Sofía Coppola. ¡Legendarios! Riley Keough. Dakota Johnson. Los diferentes Skarsgård. ¡Brillantes! Maya Hawke. Maude Apatow. Jack Quaid. ¡Cigotos nepo con innegable habilidad y carisma! Sí, todos nacieron en el seno adinerado del privilegio de Hollywood, como si una cigüeña los hubiera dejado en la entrada de Warner Bros. Pero la gran mayoría de las estrellas nacidas de estrellas rápidamente justifican su fama a través de su trabajo, por lo que realmente no se puede cuestionar su aportación a la mesa. A menos, por supuesto, que esa estrella sea Brooklyn Beckham. Y la mesa esté en tu cocina. Y lo que aporta es un asado de ternera tan rosado como un miembro de la audiencia de un programa de debates políticos de la BBC.

Esta semana, Beckham, el hijo de David y Victoria que salta de profesión en profesión, provocó risas con un vídeo de Instagram en el que demostró con entusiasmo cómo cocinar un tradicional asado de domingo. No fue el mejor. Beckham ha hecho costumbre realizar este tipo de cosas. Ya hubo un cóctel “experimental” en noviembre pasado, que era más o menos un gin-tonic, y luego el segmento de televisión estadounidense de 10 minutos de octubre pasado en el que preparó minuciosamente… un sándwich de tocino, salchicha y huevo. Para su asado, Beckham untó sus papas y verduras en un río de aceite, antes de no tanto cocinar su carne sino pasarla por el fuego suavemente. Las vacas que pasaran por la cocina estarían mejor asadas. La cena resultante fue recibida con varios grados de hostilidad en la sección de comentarios. “Ataque cardiaco en un plato”, escribió un malvado. “Un buen veterinario podría revivir eso”, escribió otro.

Sin embargo, esta gente no lo entiende. ¿No se dan cuenta de lo que tenemos aquí? Porque Beckham es en secreto nuestro mejor bebé nepo: una especie de celebridad bendecida con increíbles privilegios, que es tan divagante, confusa e indeterminada como el veinteañero promedio. A veces me pregunto si un joven al azar de una ciudad inglesa anodina aplicó un Freaky Friday con él en algún momento a fines de la década de 2000, y este es el resultado. Nunca antes nadie había ido tan a la deriva de forma tan pública a pesar de las infinitas oportunidades para no hacerlo; debe ser simplemente un intercambio de cuerpos.

Beckham apenas tiene 23 años, pero ha acumulado una larga lista de pasiones efímeras. A los 14, le gustaba el fútbol, así que jugaba después de la escuela. A los 16 años, y como todos los adolescentes cuyos padres en un momento u otro les compraron una cámara para Navidad, comenzó a sacar muchas fotografías: fotos artísticas de gente bonita o, bien, elefantes ligeramente fuera de foco. Fue a la universidad para ello, suponiendo que un pasatiempo agradable podría convertirse potencialmente en una próspera carrera creativa. No resultó, pero no hay problema. Unos años más tarde, cuando tenía 21 años, se dio cuenta de que le gustaba cocinar. De hecho, cocinar era muy divertido; jugar con ingredientes y servir platos para amigos. Así que decidió dedicarse a eso.

Cada uno de nosotros tiene ese tipo de trayectoria en sus antecedentes: esas tentativas adolescentes y poco entusiastas de diferentes vocaciones, cada una abandonada en algún punto del camino. La única diferencia aquí es que Beckham ha hecho toda su experimentación en el escenario mundial, sus elecciones de carrera son un poco más sofisticadas por las relaciones de sus padres ¿Esa foto del elefante? Random House la publicó en un libro. ¿Esas fotos artísticas de gente guapa? A los 16 fue el fotógrafo para una campaña de Burberry. ¿Las aventuras en la cocina? Junto a chefs profesionales para su serie de Instagram. Se informa que cada episodio cuesta US$100.000. Y tuvo la indignidad de llamarse Cookin’ with Brooklyn.

Todo lo anterior es naturalmente enfurecedor; se le han brindado oportunidades a Beckham que no corresponden en lo más mínimo con sus niveles de conocimiento o, en retrospectiva, el interés real en cualquiera de ellas. Pero dejándolo a un lado, y lo entiendo completamente si prefieres no hacerlo, hay algo genial en su fama actual. Beckham está en los tabloides todo el tiempo, pero eso se debe a un libro de jugadas de los medios más acorde con una celebridad poco relevante: poca capacidad de elegir lo que muestra, escaso control de calidad y ningún objetivo real más allá del deseo del reconocimiento del público. Participa en desafíos virales de TikTok, como comer una fritura muy, muy picante. Él y su esposa Nicola Peltz asisten a eventos de alfombra roja para tomar una malteada. Es el portavoz del sake enlatado. Estuvieron en gran parte en los titulares el año pasado debido a una supuesta “pelea” entre Nicola y Victoria, sobre la que se escribió de manera tan vaga, pero tan implacable que tenía que ser inventada. De manera colectiva, todo es muy poco chic. También es lo que lo hace tan entretenido.

De repente me volví vegano: la carne asada menos asada de Brooklyn Beckham en Instagram
De repente me volví vegano: la carne asada menos asada de Brooklyn Beckham en Instagram (Instagram)

Las criticas a Brooklyn Beckham siempre han seguido la misma lógica que las criticas a su padre por ser poco elocuente, o a su madre por no tener una voz increíble para cantar: es todo un poco trillado. No, él no es natural frente a la cámara. Y no, no yo probaría su carne. Tampoco es lo suficientemente consciente de sí mismo como para hacerse burla; su madre, por ejemplo, siempre supo burlarse de sus caras serias, o de su seudo elegancia, o del momento en que colaboró con Dane Bowers. No es el caso de Brooklyn, al menos todavía no. Pero todo esto habla de una incongruencia general: a pesar de sí es un tipo hiper normal viviendo en un contexto completamente extraordinario. Su atractivo está en su total falta de atractivo; un hombre tirando todo a la pared para ver qué se pega.

Él también representa la mayor virtud para las personas famosas que se ponen increíblemente a la defensiva sobre el nepotismo. En teoría, Brooklyn Beckham podría ser la estrella más grande del mundo. Que no lo sea, a pesar de toda esa inversión, demuestra que todavía hay una meritocracia en el trabajo en los círculos de bebés nepo. Si no tienes esa feroz confianza en ti mismo, o ese inefable “zing” o “factor X” que hace que la gente quiera verte, leer sobre ti o ver lo que haces, no te vas a convertir en el próximo “bebé nepo que olvidamos que tiene padres famosos”.

Por lo pronto, me divierto con la terrible carne. Y los lanzamientos de malteadas. Y los tensos intentos de construir una marca Peltz Beckham. Así como lo que pueda venir a continuación. “Me encantaría tener mi propio pub”, Beckham le dijo a Variety el año pasado. “Me encantaría tener mis propias salsas, cuchillos, ollas y sartenes. Quiero tener tantos programas de televisión”.

El cielo es el límite, Brooklyn.

Traducción de Michelle Padilla

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