Trastornos alimenticios: causas, síntomas y tratamientos para remediarlos

Cuando alguien se obsesiona con la comida y su peso corporal al grado que le es difícil enfocarse en otros aspectos de su vida es signo de que padece un trastorno alimentario, que es en realidad un grave problema de salud mental

María Luisa Arredondo
Lunes, 23 de mayo de 2022 15:32 EDT
Karen Carpenter muerte

Para muchas personas, la comida es una fuente de placer, para otras es un consuelo y para algunas más es simplemente el sustento para mantenerse fuertes y saludables. Pero, dentro de esta gama, hay quienes desarrollan una relación negativa con los alimentos. Se preocupan demasiado acerca de lo que comen y de su imagen corporal. Es entonces cuando pueden aparecer los llamados trastornos alimentarios.

Los expertos de la NAMI (National Alliance on Mental Illness) aseguran que, cuando alguien se obsesiona con la comida y su peso corporal al grado que le es difícil enfocarse en otros aspectos de su vida es signo de que padece un trastorno alimentario, que es en realidad un grave problema de salud mental.

Sin tratamiento, un trastorno alimentario puede derivar en complicaciones médicas muy serias que incluso pueden causar la muerte. Estos trastornos pueden afectar a personas de cualquier edad y género, pero los porcentajes son más elevados entre las mujeres. Por lo general, los síntomas se presentan en la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta.

Los tres tipos principales de trastornos alimentarios son:

  • La anorexia nerviosa, que se caracteriza por la pérdida o el mantenimiento del peso a través de dietas extremas, inanición o demasiado ejercicio.
  • Comer en exceso, lo que se traduce con frecuencia en consumir una cantidad inusualmente grande de alimentos de una sola vez.
  • La bulimia nerviosa, cuyos síntomas incluyen purgas, tomar laxantes, hacer ejercicio o ayunar a menudo para evitar el aumento de peso después de haber comido en demasía.

Causas complejas y variadas

Las causas de estos trastornos son complejas y variadas e incluyen los efectos de otra enfermedad mental como un trauma psicológico, el perfeccionismo y el comportamiento impulsivo; la genética; el entorno cultural que presiona a la gente a tener cierto tipo de anatomía y la presión social.

La psicoterapeuta Anna Hindell, con sede en Nueva York, explica que “restringir en exceso la ingesta de alimentos o volverse adicto a los atracones y purgas es siempre un síntoma o efecto de un sentimiento subyacente con el que convive la persona. Suele ser algún sentimiento no resuelto relacionado con la baja autoestima, la falta de valía o un trauma reprimido. La gente recurre al intento de controlar la ingesta de alimentos en lugar de lidiar con el problema subyacente”.

Estos trastornos son más comunes de lo que se cree. A nivel mundial la ANAD (National Association of Anorexia Nervosa and Associated Disorders) estima que por lo menos el 10 por ciento de la población padece un trastorno alimentario o un problema de imagen corporal. En Estados Unidos se calcula que al menos 30 millones de personas sufren de este problema.

La misma asociación indica que el trastorno por atracón, que se caracteriza por episodios frecuentes de consumo excesivo de comida, es el problema alimentario más común en Estados Unidos. Se estima que casi el 3% de los adultos experimentan el trastorno por atracón en su vida, pero menos de la mitad (43,6 %) de las personas que lo padecen reciben tratamiento médico.

Impacto de los trastornos alimentarios

De todas las enfermedades mentales, los trastornos alimentarios tienen la tasa de mortalidad más alta. La Coalición de Trastornos Alimentarios estima que cada hora muere una persona como resultado directo de este padecimiento.

Otras estadísticas citadas por la ANAD indican que la anorexia es la enfermedad mental más mortal. Un estudio encontró que las personas con anorexia tienen 56 veces más probabilidades de suicidarse que las personas sin un trastorno alimentario.

Hasta la mitad de las personas con un trastorno alimentario abusaron del alcohol o las drogas ilícitas a una tasa cinco veces mayor que la población general.

La gran mayoría (97 %) de las personas hospitalizadas por un trastorno alimentario tienen un problema de salud concurrente. Los trastornos del estado de ánimo, como la depresión mayor, son la principal afección subyacente seguida de los trastornos de ansiedad, como el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de estrés postraumático y el trastorno por uso de sustancias.

Diagnóstico y tratamiento

Una persona con un trastorno alimentario tendrá un mejor resultado de recuperación si recibe un diagnóstico temprano, de acuerdo con la NAMI. Si se cree que un trastorno alimentario es un problema, hay que acudir cuanto antes con un médico para que realice un examen físico, una entrevista y ordene pruebas de laboratorio. Estos exámenes ayudarán a formar el diagnóstico e identificar problemas médicos y posibles complicaciones.

También es importante que un profesional de la salud mental realice una evaluación psicológica del paciente. Este examen puede incluir preguntas sobre hábitos alimenticios, comportamientos y creencias.

Es frecuente que una persona con un trastorno alimentario presente síntomas de otra afección de salud mental que requiere tratamiento. Siempre que sea posible, es mejor identificar y abordar todas las condiciones al mismo tiempo. Esto le brinda a la persona un apoyo de tratamiento integral que ayuda a asegurar una recuperación duradera.

Los trastornos alimentarios se manejan mediante varias técnicas. Los tratamientos variarán según el tipo de trastorno, pero generalmente incluyen lo siguiente:

  • Psicoterapia, como terapia de conversación o terapia conductual.
  • Medicamentos, como antidepresivos y ansiolíticos. Muchas personas que viven con un trastorno alimentario a menudo tienen una enfermedad concurrente, como depresión o ansiedad, y aunque no hay medicamentos disponibles para tratar los trastornos alimentarios, muchos pacientes descubren que estos medicamentos ayudan con los problemas subyacentes.
  • El asesoramiento nutricional y el seguimiento de la restauración del peso también son cruciales. El tratamiento basado en la familia es especialmente importante para las familias con niños y adolescentes porque solicita la ayuda de las familias para asegurar mejores patrones de alimentación saludables y aumenta la conciencia y el apoyo.

La doctora Hindell agrega que hay varios modelos de tratamiento para los trastornos alimentarios. “Hay programas residenciales, programas hospitalarios, programas de tratamiento diurno. La mayoría de quienes tienen trastornos de la alimentación son personas de alto funcionamiento, generalmente muy perfeccionistas, a quienes les va bien una combinación de psicoterapia, sesiones con un nutricionista y, a veces, psicofarmacología”.

Con el tratamiento del trastorno alimentario, el 60 % de los pacientes se recupera por completo. Sin embargo, solo 1 de cada 10 personas con un trastorno alimentario buscará y recibirá tratamiento.

Para más información o solicitar ayuda pueden consultar a la ANAD, que es una organización no lucrativa que ofrece ayuda gratuita: anad.org o llamar a la línea de emergencia (888)-375-7767.

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