California: Trabajadores vuelven a granja tras tiroteo

Los trabajadores de dos granjas de hongos de Half Moon Bay en California han vuelto al trabajo apenas una semana después de que siete de sus colegas fueron asesinados a balazos

Olga R. Rodriguez
Sábado, 04 de febrero de 2023 00:11 EST
CALIFORNIA-TIROTEO EN GRANJAS
CALIFORNIA-TIROTEO EN GRANJAS (AP)

Apenas una semana después de que sus colegas fueron baleados de muerte, los trabajadores estaban de vuelta recogiendo hongos en una granja del norte de California. Dicen tener razones prácticas y emocionales para un regreso tan rápido: Necesitan ganarse la vida y hallar fortaleza estando con personas que han experimentado el mismo trauma.

“Los que estamos ahí sentimos que todos nos hacemos falta, sentimos que las personas ahí ahorita son con las que más tu sientes que te entienden”, dijo una trabajadora de la granja de Half Moon Bay, la cual pidió que no se diera a conocer su nombre.

Ella y otros dos trabajadores hablaron con The Associated Press a condición de guardar el anonimato porque están traumatizados y no desean la atención que les sobrevendría si sus nombres son publicados.

La mujer empezó a trabajar recientemente en Concord Farms, una de dos granjas donde siete personas fueron baleadas de muerte el 23 de enero por un hombre que según las autoridades era un trabajador disgustado. Ella recordó cómo había apodado a dos de sus colegas chinos de mayor edad, llamándolos “abuela” y “abuelo”, y desarrolló un vínculo con ellos a pesar de las barreras del lenguaje.

Aixiang Zhang, de 74 años, y Zhishen Liu, de 73, los integrantes de la pareja, fueron dos de las tres personas asesinadas en Concord Farms, así como el gerente de la granja, Marciano Martínez Jiménez. La pareja vivía allí, dijeron los trabajadores.

La mujer se preguntaba por qué ambos realizaban un trabajo tan pesado a su edad. Aunque pasaban apuros para comunicarse con palabras, ya que ella habla español y la lengua de los chinos era el mandarín, llegaron a conocerse por medio de señas y risas, y se sentían como una familia extendida, señaló la mujer. Dijo que le ayudaron a aprender los entresijos de cómo cosechar hongos a través de gestos y una aplicación de traducciones en su teléfono.

La mujer no estaba en los invernaderos de la granja cuando ocurrió el tiroteo, pero regresó poco después y halló sus cuerpos en el piso.

Los fiscales dicen que el sospechoso, Chunli Zhao, comenzó a disparar en California Terra Garden, ubicada a 1,5 kilómetros (2 millas) de Concord Farms, después de que su supervisor allí le exigió que pagara una factura de 100 dólares por la reparación de su montacargas después de que chocó con el bulldozer de un colega.

Dicen que Zhao encontró a su supervisor hablando con el colega que había operado el bulldozer y los mató a ambos a tiros. Señalan que luego asesinó a la esposa del supervisor y a otro colega, e hirió al hermano de ese colega.

Los asesinados fueron Qizhong Cheng, Yetao Bing, Jingzhi Lu y José Romero Pérez.

Después Zhao se fue en automóvil a Concord Farms, donde trabajó hasta 2015, y comenzó a disparar allí, señalan las autoridades.

Zhao, de 66 años, enfrenta siete cargos de asesinato y uno de intento de asesinato. Se le van a presentar los cargos formalmente el 16 de febrero. Su abogado, Eric Hove, no respondió de momento un correo electrónico solicitándole sus comentarios.

Half Moon Bay es una pequeña comunidad costera del condado San Mateo, a unos 50 kilómetros (30 millas) al sur de San Francisco, con colinas ondulantes que atraen gran cantidad de visitantes los fines de semana. La mayoría de los trabajadores agrícolas del área son latinos, y las dos granjas de hongos son de las pocas que emplean a trabajadores chinos, han dicho activistas.

Los trabajadores de Concord Farms dijeron que Zhao trabajó allí unos cuatro años hasta que fue despedido hace ocho. Aaron Tung, el propietario de la granja, no respondió de momento a un correo electrónico en el que se le solicitaron sus comentarios.

La joven mujer dijo que frecuentemente la pareja china asesinada le daba huevos, pollos o vegetales para llevarlos a casa.

“La abuela, con el abuelo, me tuvieron mucha paciencia, me enseñaban", manifestó la mujer, con los ojos llenos de lágrimas. "Ellos siempre te ayudaban; eran muy buenos”.

Dijo que antes de que sobreviniera la tragedia sobre la pequeña granja que da empleo a unos 15 trabajadores, el ambiente laboral era de tanto compañerismo que se sentía como si fuera una familia. Los trabajadores dijeron que les gusta laborar allí porque el propietario les da flexibilidad para irse durante la jornada de trabajo si es que tienen que hacerlo.

“Era un lugar muy alegre”, señaló.

Los trabajadores que hablaron con la AP dijeron que han estado laborando dos o tres horas al día desde el martes cosechando hongos, limpiándolos, pesándolos y empacándolos porque necesitan dinero para pagar la renta. Indicaron que han recibido un poco de ayuda financiera y ofrecimientos de apoyo psicológico de parte de organizaciones locales defensoras de los trabajadores agrícolas.

Otro trabajador que habló con la AP se había reportado enfermo el día del tiroteo y no lo atestiguó. Pero recordó haber trabajado previamente con Zhao y dijo que sigue sintiéndose temeroso de que pudiera ser liberado de la cárcel y regresara a la granja.

“Yo trato de olvidarlo pero siempre lo traigo en mente, como una inseguridad que traigo”, declaró.

Los homicidios ocurrieron poco después de que el condado San Mateo fue azotado por intensas lluvias, lo cual obligó a los trabajadores agrícolas a dejar de trabajar durante días, exacerbando las dificultades de muchos que viven en condiciones de hacinamiento y sólo ganan lo suficiente para pagar las facturas y la renta.

El tercer trabajador que habló con la AP dijo que él y su esposa han estado tratando de recibir terapia para poder procesar el haber atestiguado la balacera.

“Estar ahí no es fácil", dijo con respecto a la granja. "Mi señora no se siente bien. Uno tiene también sus sentimientos como encontrados; no sabemos cómo explicarlo, cómo procesar lo que pasó”.

El hombre ha trabajado en granjas de Half Moon Bay durante la última década y describió las dificultades que él y otros enfrentan, realizando una labor agotadora con un salario que apenas les alcanza para vivir.

Dijo que gana 16 dólares la hora y paga 1.300 dólares por una habitación para él, su esposa y dos niños en una casa de cuatro recámaras que comparten con otras ocho personas.

“Uno trabaja para que otros coman sin saber si uno ya comió. A veces uno le anda batallando para sacar el trabajo adelante”, agregó.

La semana pasada, el supervisor del condado San Mateo, Ray Mueller, visitó el alojamiento en California Terra Garden, donde viven algunos de sus trabajadores y sus familias, y dijo que es “deplorable” y “desgarrador”. Muller, que representa a Half Moon Bay y a otros poblados agrícolas, publicó fotografías en Twitter en las que se veía un contenedor de carga y cobertizos utilizados como viviendas.

David Oates, portavoz de California Terra Garden, dijo que los empleados allí regresaron a trabajar el lunes y se les dio acceso a apoyo psicológico.

“Tendrán ese acceso el tiempo que sea necesario”, señaló, y añadió que también recibirán su pago por los días de la semana pasada, en los que la granja estuvo cerrada.

Los propietarios de la granja han accedido a construir nuevas viviendas permanentes en un área separada allí mismo para sus empleados y sus familias, y proporcionarles alojamiento asequible durante el año que se llevará construirlas, indicó Oates.

Los funcionarios no han dicho nada en torno a si el alojamiento en Concord Farms estaba a la altura de las normas.

Belinda Hernandez, fundadora y directora ejecutiva del grupo ALAS, que defiende los derechos de los trabajadores agrícolas, dijo esperar que en esta ocasión las autoridades se tomen en serio la difícil situación de estos trabajadores y hagan cambios.

“Hemos estado hablando con mucha gente durante largo tiempo acerca de esto. No debería ser necesario que ocurra una tragedia para que la gente se ponga de pie y escuche”, sentenció.

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La periodista de The Associated Press Janie Har contribuyó desde San Francisco.

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