Panmunjom: La surreal aldea en la frontera entre las dos Coreas

Chozas de techo azul, un eslabón de concreto y una vía de piedritas es lo único que separa a las dos Coreas en Panmunjom, un inusual punto de contacto en medio de la frontera más fortificada del mundo

Foster Klug
Miércoles, 19 de julio de 2023 10:18 EDT
COREAS-ZONA DESMILITARIZADA
COREAS-ZONA DESMILITARIZADA (AP)

Chozas de techo azul, un eslabón de concreto y una vía de piedritas es lo único que separa a las dos Coreas en Panmunjom, un inusual punto de contacto en medio de la frontera más fortificada del mundo.

Hay gente que ha cruzado esa tenue línea divisoria, pero solo bajo circunstancias excepcionales, entre dos naciones que técnicamente siguen en guerra.

El entonces presidente estadounidense Donald Trump cruzó caminando junto con el líder norcoreano Kim Jong Un. El entonces presidente surcoreano Moon Jae-in también, tomado de la mano de Kim. En 2017, un soldado norcoreano cruzó corriendo, bajo una intensa balacera, en busca de santuario.

Y esta semana un soldado estadounidense, bajo amenaza de medidas disciplinarias, cruzó la línea, causando un incidente internacional que podría agravar las tensiones en la península coreana, donde Corea del Norte ha realizado docenas de pruebas misilísticas con el fin de avanzar en un programa nuclear que busca apuntar a Estados Unidos.

Gran parte de la Zona Desmilitarizada, de 4 kilómetros (2,5 millas) de ancho, es terreno agreste, sembrado de minas, alambre de púas, trampas antitanque y tropas de combate de ambos bandos. Es administrada conjuntamente por el Comando de la ONU y las fuerzas norcoreanas.

Pero Panmunjom, una otrora desconocida aldea agrícola dentro del “Área de Seguridad Conjunta”, es diferente. Es un sitio turístico, si bien uno de los más surrealistas del mundo.

Siete décadas de división se hacen palpables al ver a soldados surcoreanos montando guardia, observando al otro lado de la frontera. Hay también soldados norcoreanos, pero usualmente son menos visibles.

La península coreana quedó dividida a fines de la Segunda Guerra Mundial, entre el Norte controlado por la Unión Soviética y el Sur respaldado por Estados Unidos. Fue en Panmunjom donde las fuerzas estadounidenses y norcoreanas negociaron y firmaron la tregua en 1953 que puso fin a la Guerra de las Coreas y creó la Zona Desmilitarizada. Nunca hubo un tratado de paz formal.

A veces el ambiente en Panmunjom es algo carnavalesco. Hay tiendas de souvenirs, restaurantes de comida rápida y multitudes de turistas, aunque Corea del Norte está cerrada al turismo desde 2020 debido a la pandemia. En el lado surcoreano hay un parque de diversiones no muy lejos de la aldea.

Se ha reportado que los paseos por el lado surcoreano atraían a unos 100.000 visitantes al año antes de la pandemia, cuando Corea del Sur impuso restricciones para combatir el contagio del COVID-19. Los paseos se reanudaron plenamente el año pasado.

El área trae recuerdos de la Guerra Fría, una era de hostilidad latente, apenas perceptible, entre dos potencias nucleares. Ha habido asesinatos a hachazos, sobrevuelos por bombarderos estadounidenses y deserciones desesperadas. Presidentes y otros funcionarios estadounidenses suelen visitar la zona para la foto obligatoria.

La zona está a poca distancia manejando desde Seúl, que está bien dentro del radio de la artillería de Corea del Norte, la cual tiene 70% de sus 1,2 millones de efectivos en la zona fronteriza.

Ocasionalmente hay intercambios verbales entre soldados estadounidenses y sus contrapartes norcoreanos, usualmente de tono profesional, en la Línea de Demarcación en la aldea.

Es quizás emocionante para los turistas, pero es peligroso para los soldados que montan guardia, a veces a apenas metros el uno del otro. Por lo general pasan meses o incluso años sin incidente, pero cuando pasa algo, puede ser violento.

En 1976, soldados norcoreanos mataron a hachazos a dos soldados norteamericanos, y Estados Unidos respondió despachando bombarderos B-52 con capacidad nuclear hacia la zona en un intento por intimidar al Norte.

En 1984, soldados norcoreanos y del Comando de la ONU intercambiaron disparos cuando un ciudadano soviético corrió hacia el Sur. Murieron tres soldados norcoreanos y uno surcoreano.

En 2017, cuando un soldado norcoreano estrelló su jeep y salió corriendo hacia el Sur, otros soldados norcoreanos le dispararon antes de que soldados del Sur pudieran llegar a él y salvarlo. Las fuerzas surcoreanas no devolvieron el fuego.

Los norcoreanos que huyen hacia el Sur —ha habido unos 30.000 desde el fin de la Guerra de Corea— mayormente han usado la frontera más porosa entre su país y China.

En 2019, durante un período de diplomacia sin precedente entre Pyongyang, Washington y Seúl, Trump y Kim se estrecharon la mano en la zona limítrofe. Trump dio un paso al otro lado del eslabón de concreto, convirtiéndose en el primer presidente estadounidense en pisar suelo norcoreano.

El martes, el soldado Travis King, de 23 años, se convirtió en el primer estadounidense en ser detenido por los norcoreanos en casi cinco años, luego que cruzó corriendo la frontera en Panmunjom.

King, quien estuvo casi dos meses en una prisión surcoreana por cargos de agresión, tenía que viajar a Fort Bliss, Texas, el lunes, donde enfrentaría medidas disciplinarias adicionales. Funcionarios dicen que en vez de subir al avión, abandonó el aeropuerto y se sumó a un paseo por Panmunjom.

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