Madagascar enfrenta hambruna tras el paso de tres ciclones

El sureste de Madagascar, azotado por tres fuertes ciclones en cuestión de un año, está sufriendo las consecuencias de esos fenómenos meteorológicos: una hambruna “catastrófica” en zonas lejanas y de difícil acceso que está llamando la atención a nivel internacional, de acuerdo con grupos humanitarios

Sarah Tetaud
Miércoles, 19 de abril de 2023 13:41 EDT
MADAGASCAR-HAMBRUNA
MADAGASCAR-HAMBRUNA (AP)

El sureste de Madagascar, azotado por tres fuertes ciclones en cuestión de un año, está sufriendo las consecuencias de esos fenómenos meteorológicos: una hambruna “catastrófica” en zonas lejanas y de difícil acceso que está llamando la atención a nivel internacional, de acuerdo con grupos humanitarios.

El ciclón Batsirai impactó el territorio en febrero de 2022, y dos semanas después Emnati azotó la nación africana. Posteriormente, el ciclón Freddy castigó a la isla del Océano Índico en febrero de este año. El impacto de los tres ciclones dejó del 60% al 90% de las zonas agrícolas del sureste gravemente dañadas y los cultivos alimentarios en gran parte destruidos, según un informe de UNICEF y la Oficina Nacional de Nutrición de Madagascar.

El sufrimiento lo padecen personas como Iavosoa, una joven madre desesperada cuya hija de 10 meses, Soaravo, corría el riesgo de no llegar a cumplir un año debido a la desnutrición aguda. Iavosoa, que sólo dio su nombre de pila por cuestiones de privacidad, también tiene un hijo de 3 años que sufre desnutrición moderada.

Un equipo de la organización humanitaria Médicos del Mundo llevó a sus hijos y a otros dos niños gravemente desnutridos, ambos menores de 2 años, a un hospital de la ciudad de Mananjary, en la costa oriental de Madagascar, el mes pasado, después de que un grupo de padres y sus hijos fueran encontrados caminando por el monte para intentar llegar al centro de salud más cercano.

En el hospital, Soaravo gemía débilmente mientras su madre la mecía en brazos para calmarla. La niña pesaba apenas 2 kilogramos y tenía el aspecto de un bebé nacido prematuramente, con unos ojos casi demasiado grandes para su diminuto cráneo. A su edad, debería pesar entre cuatro y seis veces más, según los médicos.

“Si mi hija está así es porque no tenemos suficiente comida donde vivimos”, dijo Iavosoa. “Tuve disentería durante dos meses. Casi no tenía leche. Estaba agotada. El primer centro de salud básico está a tres horas a pie de mi pueblo. No podía tratarme... Era incapaz de recorrer semejante distancia”.

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