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Comentario

Los mensajes de Jonah Hill no deberían sorprendernos: los hombres llevan años practicándolo

Usar terminología de psicoterapia para controlar a la pareja es tan común como insidioso, escribe Aimée Walsh

Martes, 11 de julio de 2023 18:19 EDT
Al desenmascarar a Hill, Brady rio al último
Al desenmascarar a Hill, Brady rio al último (Getty Images)

Incontables veces le he contestado el teléfono a una amistad que necesitaba un control de cordura sobre sus reacciones ante una pareja romántica que practica juegos de poder. Yo también he hecho llamadas así.

Ha habido incluso más ocasiones en que un grupo de mis amigos han servido como consejeros en cualquier infierno que uno de nosotros esté soportando. “¡Necesita ir a terapia!”, todos reclamamos de la pareja mediocre.

¿Pero qué pasa si el abusador emocional hace precisamente eso? ¿Qué pasa si luego comienza a utilizar la terminología de la psicoterapia como un arma en su contra? Eso es lo más preocupante de leer los mensajes de texto de Jonah Hill a su ex, que se hicieron virales este fin de semana: no se siente como algo exclusivo.

Sarah Brady, instructora de surf profesional, recurrió a sus historias de Instagram para acusar públicamente a Hill de ser un “abusador emocional”, mostrando capturas de pantalla en las que el actor de Superbad parecía pedirle que quitara las fotografías de ella en trajes de baño y describió sus “límites” para la relación.

Hay algo inmediatamente inquietante al leer los textos de Hill. Algo sobre ellos suena tan cercano para muchos de nosotros: el aluvión de mensajes, la adulación a las demandas del abusador, la vigilancia de cada una de sus acciones.

Esta vigilancia del comportamiento de las mujeres ha existido a lo largo de los siglos: desde los juicios de las brujas de Salem hasta la proliferación de la “pornografía vengativa” en los últimos años. Y, por lo general, los hombres se han salido con la suya, pero las mareas están cambiando.

El año pasado, la estrella de Love Island, Georgia Harrison ganó un caso histórico contra su expareja Stephen Bear. Al igual que Hill, Bear trató de usar terminología de psicoterapia como una salida para evitar la rendición de cuentas cuando habló de fingir una crisis de salud mental.

Las mujeres ya no permiten que este comportamiento se mantenga. Entonces, apoyo a Sarah Brady en esto: el silencio es violencia. Hay que exhibir el mal comportamiento de los abusadores.

Si apenas despertaras de un coma, se te perdonaría si pensaras que la sensibilidad de la década de 1950 sigue viva y coleando. Hill tiene mucho que decir sobre el trabajo de Brady, que considera una ofensa personal hacia él. Adjuntó imágenes de ella en traje de baño montando una ola, es decir, ella haciendo su trabajo. Un traje de baño es su uniforme de trabajo.

Jonah Hill hace pasar este comportamiento controlador como si estuviera estableciendo sus “límites”, un término regalado por los terapeutas a sus pacientes para asegurarse de mantener a raya las situaciones incómodas y mentalmente dañinas. Pero es aquí donde él y otros abusadores toman esta terminología y la usan como defensa para sus acciones dañinas.

La misoginia todavía va más allá: no trabajes con hombres, le exige. Él comunica por mensaje a través de una lista de exigencias (perdón, límites) que Brady debe cumplir si quiere respetar su felicidad. Hill pone la responsabilidad sobre Brady, le expresa que él ha sido “vulnerable”, empleando la terminología de las crisis de salud mental, como si estuviera buscando ayuda para alguna lucha debilitante.

“Asumir algo de responsabilidad y actuar con respeto”, él le indica a ella. Él quiere que ella solo salga con mujeres, siempre y cuando sean estables y, si no, solo en situaciones “respetuosas” como el almuerzo o el café. Todo esto significa que él quiere limitar las oportunidades para que ella busque su “confirmación de cordura” sobre la situación con sus amigos.

La terapia a veces les da a las personas las herramientas para justificar su mal comportamiento, en lugar de mejorarlo. La expectativa es que la terapia solo puede mejorar, pero los manipuladores pasan por este proceso y emergen con un elevado sentido de importancia personal.

Equipado con su nuevo complejo de superioridad, Hill mostró una actitud déspota con Brady: “Buen comienzo. Pero parece que no lo entiendes. Pero no me corresponde a mí enseñarte”. Hace eco de las experiencias de innumerables relaciones abusivas: un poco de elogio seguido de que tengas que averiguar por tu propia cuenta qué quiere el abusador a continuación y qué será suficiente para que sean felices en la relación.

Y aquí está la sorpresa: nunca lo serán. Para el abusador, no hay un objetivo final a la vista. El poder de ejercer el control es la meta.

El año pasado, Hill estrenó Stutz, un documental sobre la vida y la carrera de su psiquiatra, el Dr. Phil Stutz. “OK, entreténganme”, el Dr. Stutz bromea en una escena. Con suerte, para Brady, y para innumerables mujeres como ella, exhibir este tipo de acciones garantizará que ella se ría al último.

Aimée Walsh es una escritora de Belfast. Su primera novela, Exile, se publicará en la primavera de 2024

Traducción de Michelle Padilla

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