Blanchett y Field indagan el poder en “Tár”
Cate Blanchett no sólo interpreta a una directora de orquesta en “Tár”, realmente dirigió a un grupo de músicos
Cate Blanchett ha escuchado esto antes: “Escribí este papel para ti”, es una frase clásica entre un director y un actor, que generalmente no resulta cierta.
Pero lo que desconocía cuando Todd Field le envió su guion para “Tár”, una parábola moderna sobre una directora y compositora extraordinaria en la cima de su carrera cuyo estatus comienza a desmoronarse en medio de acusaciones de una conducta inapropiada, era que no lo habría filmado sin ella. La empresa productora y distribuidora Focus Features tampoco lo sabía. Y él mismo estaba dudoso al enviarlo a Blanchett. No sólo sería su primera película en 15 años, era el primer guion totalmente original que había escrito desde 1995. Fue, dijo, un momento aterrador.
Blanchett se ríe ahora. Claro que iba a decir que sí. Ella se sentía cautivada por Field el actor, escritor y director que había conocido años antes por un proyecto en el que él estaba trabajando con Joan Didion que nunca se materializó, y por la compleja historia de “Tár” y los retos que implicaba. En el proceso de preparación para “Tár”, aprendió a tocar el piano, a hablar alemán y a dirigir una orquesta, mismas actividades que realiza de verdad en la película.
“Todavía estoy procesando la experiencia, no sólo porque habla de muchas cosas que he estado pensando últimamente, sino porque me sentí tan expandida al estar en la órbita de Todd”, dijo Blanchett en una entrevista con Field esta semana. “Fue un proceso muy, muy fluido, peligroso y vivo hacer la película”.
“Tár”, que se encuentra actualmente en cartelera en algunos cines de Estados Unidos y se expandirá a todo el país el 28 de octubre, surgió por el deseo de plantear preguntas sobre el poder en las que Field había pensado en los últimos años, el abuso de poder, las estructuras de poder y por qué esas pirámides existen en primer lugar. Y ¿qué mejor lugar para establecerlas que en el mundo de la música clásica?
“¿Qué tipo de conversación se permite tener?, ¿hay espacio para la retórica?, ¿hay espacio para una conversación en la que podamos ponernos en los zapatos del otro y encontrar un punto en común?”, dijo Field. “Esas son preguntas importantes que plantear. Y no voy a pretender que esta película hace todas esas preguntas, definitivamente tampoco las responde, pero esa es la esencia de la idea”.
Cuando el movimiento #MeToo cobró fuerza, el director sabía que para tener una conversación más matizada su protagonista debía ser alguien en una posición que es inesperada. Necesitaba ser más como un cuento de hadas. Por eso Lydia Tár (Blanchett) no sería una directora de empresa o de una firma de arquitectos, sino la primera directora femenina de una importante orquesta alemana, una posición que una mujer nunca hubiese ocupado antes. Ella es una genia que conocemos en un momento muy importante, en la víspera de la publicación de su libro de memorias, mientras la orquesta se prepara para interpretar la quinta sinfonía de Mahler.
La película nos acerca en ese raro mundo de primera clase de Lydia y nos invita a conocer y reflexionar sobre aquellos que la rodean, de su pareja Sharon (Nina Hoss), al primer violín de la orquesta, a su asistente Francesca (Noémie Merlant) y preguntarnos sobre sus propias complicidades.
“Espero que la gente no se sienta desalentada pensando que esta es una película elitista o un tema elitista. Definitivamente no tienes que ser un conocedor (de música clásica). Se trata de muchas otras cosas”, dijo Hoss. “Te hace pensar, espero, sobre quiénes son esas personas que apoyan a la gente en posiciones de poder para hacer ciertas cosas y si lo haces a veces porque en realidad te beneficias con ello. También aborda el tema de ser creativo: ¿Encabezar una institución como una gran orquesta te impide hacer lo que realmente quieres hacer?”.
Merlant, en su primer papel de habla inglesa, todavía se hace preguntas sobre Francesca, quien quiere ser una directora como Tár, pero de momento está sirviendo café, reservando vuelos, arreglando horarios y otras tareas administrativas bajo la apariencia de una mentoría. Y además tiene que cuestionar su papel en la maquinaria Tár cuando las acusaciones se intensifican.
“Ella haría cualquier cosa por ella, hasta cierto punto”, dijo Merlant. “Eso me parece muy interesante”.
Los egos se quedaban sólo frente a la cámara. Tras bambalinas, Field y Blanchett crearon una atmósfera de respeto y apertura, dijo.
“A veces tenemos esta sensación de que para crear una obra increíble de arte tienes que sufrir”, señaló Merlant. “Pero es posible hacer cosas geniales en un ambiente agradable”.
La producción se esforzó por hacer que el mundo de “Tár” se sintiera auténtico, no como una versión “de juguete” del mundo de la música clásica. Recurrieron a la ayuda de la Filarmónica de Dresden y eligieron a algunos de sus miembros para papeles con diálogos como Dorothea Plans Casal y Fabian Dirr, y también recurrieron al concertino Wolfgang Hentrich por su experiencia. Hildur Guðnadóttir, la compositora islandesa galardonada con el Oscar, creó la música original. Hoss tocó el violín. Que Blanchett dirigiría, dijo Field, era un hecho.
“Ni siquiera tuve que preguntarle”, dijo Field. “Si le decía se trata de alguien que construye un rascacielos, sabía que ella iba a construir un rascacielos sin dudar en convertirse en (el arquitecto) Howard Roark”.