Casos de COVID-19 van nuevamente en aumento en Sudamérica
Después de una pausa de varios meses, los casos confirmados de COVID-19 van nuevamente en aumento en el extremo sur de Sudamérica
Después de una pausa de varios meses, los casos confirmados de COVID-19 van nuevamente en aumento en el extremo sur de Sudamérica. Pero las autoridades de Argentina, Chile y Uruguay esperan que las altas tasas de vacunación ayuden a que el más reciente repunte no sea tan mortal como los anteriores.
Al mismo tiempo, existe preocupación de que muchas personas no estén preparadas para volver a adoptar las medidas de prevención que, las autoridades aseguran, son necesarias para garantizar que el número de casos siga siendo manejable.
El número de infecciones ha aumentado constantemente durante semanas, en gran medida impulsados por la versión BA.2 de la variante ómicron. En Chile, el número de casos confirmados semanalmente se duplicó con creces a finales de mayo en comparación con el comienzo del mes. En Argentina, los casos aumentaron un 146% en el mismo periodo, mientras que en Uruguay el incremento fue de casi el 200%.
Aunque el número de pruebas positivas sigue siendo muy inferior al de oleadas anteriores, los expertos afirman que el aumento de casos confirmados de COVID-19 es un recordatorio de que la pandemia está lejos de haber terminado.
La ministra de Salud de Argentina Carla Vizzotti, dijo recientemente que en el país está empezando “una cuarta ola de COVID-19”, mientras que en Chile, la ministra de Salud Begoña Yarza señaló que el momento actual es “un punto de inflexión en la pandemia”. En Uruguay, el presidente Luis Lacalle Pou dijo que le “preocupa” y pidió a la población “estar atentos”.
Los países son parte de una tendencia regional, ya que los casos han ido en aumento en todo el continente.
“El COVID está de nuevo en aumento en América”, dijo Carissa Etienne, la directora de la Organización Panamericana de la Salud, durante una conferencia de prensa en línea la semana pasada.
Para muchos residentes de la región, el marcado repunte ha significado que repentinamente tienen que volver a pensar en el coronavirus.
“Hubo varios casos en mi familia a partir de mi cumpleaños la semana pasada”, comentó Marina Barroso, de 40 años, afuera de un centro de pruebas en un suburbio de Buenos Aires. “Se disparó esta semana la cantidad de casos de COVID”.
El fuerte aumento aún no se traduce en un número significativo de hospitalizaciones y muertes. Las autoridades lo atribuyen a las altas tasas de vacunación en la región, en donde más del 80% de la población de los tres países ha recibido al menos dos dosis.
“Estamos en una situación muy distinta de las olas anteriores porque gran parte de la población está inmunizada”, señaló Claudia Salgueira, presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología.
En Uruguay, el número de camas ocupadas en las unidades de terapia intensiva se ha duplicado, del 1,5% a principios del mes a poco más de 3% para mediados de mayo.
“Sí, matemáticamente duplicamos los casos, pero estamos hablando de cifras pequeñas”, dijo Julio Pontet, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, quien dirige el departamento de terapia intensiva en el Hospital Pasteur de Montevideo. “Lo que nos está protegiendo de las formas graves es el alto nivel de vacunación que tenemos”, añadió.
En oleadas anteriores ha habido un desfase entre el aumento de casos y las hospitalizaciones, y “es probable que también pase esto ahora”, dijo Felipe Elorrieta, un investigador de epidemiología matemática de la Universidad de Santiago. Pero dijo que “la tasa de fallecimiento va a ser menor”.
Chile tiene ventaja porque goza del nivel más alto de vacunación de la región y de la tasa más alta de dosis de refuerzo en el mundo, ya que más del 80% de las personas cuentan al menos con una tercera dosis, dijo.
Chile ha sido capaz de administrar el refuerzo de vacunación a una proporción tan grande de su población al complicarle la vida a aquellos que evitan las vacunas.
A partir de junio, Chile bloqueará el “pase de movilidad” de cualquier adulto que haya recibido la primera dosis de refuerzo hace más de seis meses y no haya recibido una segunda. Sin el pase, los chilenos no pueden ir a restaurantes, bares ni asistir a eventos multitudinarios.
En otros países de la región, algunos advirtieron que la campaña de vacunación es deficiente debido a la cantidad de personas que aún no han recibido los refuerzos.
“Hay un porcentaje enorme que no tiene la vacunación adecuada, 4 millones que tienen una dosis, 10 millones que tienen nada más dos, hay un grupo que no tiene ninguna”, dijo Hugo Pizzi, especialista en enfermedades infecciosas y profesor en la facultad de medicina de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina. “Hay una actitud indolente, desafiante en la gente que realmente enerva”, señaló.
Adriana Valladares, una empleada de una tienda en Buenos Aires, dijo que el aumento de casos no va a cambiar su forma de vida.
“Tengo tres dosis así que me siento bastante protegida”, comentó. “Le tenía mucho miedo a este virus, pero ahora conozco mucha gente que se lo agarró y estuvieron bien”.
Algunos descubren que realizarse una prueba diagnóstica no es tan fácil como antes.
“Hay mucho aumento de casos y no están hisopando en ningún lado”, dijo José Sabarto en Avellaneda, una provincia de Buenos Aires. Sabarto y su hija dieron positivo al COVID-19 y un familiar quería hacerse la prueba, pero tuvo problemas para encontrar centros activos.
Es importante que la infraestructura de pruebas “se mantenga y refuerce”, dijo Etienne.
“La verdad es que este virus no va a desaparecer pronto”, añadió.