Chilenos deciden entre una nueva Constitución o la vigente
Los chilenos deciden si aprueban el plebiscito que dotará al país sudamericano de una nueva ley fundamental o lo rechazan, con lo cual seguirá vigente la Constitución legada por la dictadura militar
Los chilenos deciden el domingo si aprueban el plebiscito que dotará al país sudamericano de una nueva ley fundamental o lo rechazan y, entonces, seguiría vigente la Constitución legada por la dictadura militar. Es una consulta obligatoria, cuyo resultado también marcará la ruta del novato gobierno del presidente Gabriel Boric.
Boric, quien apenas lleva seis meses en el poder, abrigó el “apruebo” del plebiscito y lo amarró a lo que sería su cuatrienio. El líder izquierdista de 36 años sostiene que aprobar una nueva carta magna es un mandato después de que el 78% de los chilenos votaron a favor de esa vía hace dos años y luego del estallido social de 2019.
Sin embargo, la aprobación del plebiscito tiene a un país dividido y se perfila como algo complicado de lograrse. Las últimos sondeos de opinión indican que la opción del “Apruebo” obtendría alrededor del 35% de los votos, cerca de un 10% menos que el “Rechazo”. Las encuestas se realizaron basados en modelos de voto voluntario, aunque este plebiscito, al que están convocados 15 millones de votantes, es de asistencia obligatoria.
Analistas consultados por The Associated Press coinciden en señalar que en el proceso constituyente se juntaron una serie de factores que incrementaron el rechazo a la nueva Constitución, como las críticas que surgieron por el comportamiento de algunos miembros de la convención izquierdista que redactó el borrador del nuevo texto constitucional.
Jaime Arancibia, académico de la Universidad de Los Andes, dijo que la convención “se desprestigió” por el actuar “poco decoroso y agresivo” de algunos de sus miembros y que el órgano redactor “despreció” consejos de constitucionalistas y expertos.
Claudia Heiss, jefa de carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, afirmó que “la gente mezcla el desprestigio” de los convencionales con el texto, aunque también consideró que hubo una “campaña” organizada del “Rechazo” contra la convención. Los chilenos vieron, en ocasiones en directo, cómo algunos de los redactores se trataron de traidores, mientras que uno levantó duros reproches al votar una norma mientras se duchaba, con la cámara de su vídeo encendida.
Paralelamente y mientras crecía el apoyo al “Rechazo”, los convencionales incluyeron artículos que generaron fuertes cuestionamientos, entre ellos la inclusión de la plurinacionalidad que reconoce a 11 pueblos originarios y la creación de autonomías territoriales, en un país donde el 12,8% de los 19 millones de chilenos son indígenas. Los convencionales no precisaron los alcances de las normas, que según dijeron serían fijados en leyes posteriores si la opción del “Apruebo” se imponía.
En medio de todo ello y la polarización de los chilenos respecto al plebiscito, Boric se vio obligado a postergar parte de sus proyectos hasta después de la jornada del domingo, mientras que la desaprobación del gobernante subió al 50% en apenas dos meses, según sondeos.
Para Axel Callis, sociólogo y director de la encuestadora Tú Influyes, “el clima de opinión (de desaprobación)... no es un buen coctel para un plebiscito”.
Boric asumió ocho meses después de instalada la convención, a la que prometió toda su colaboración. Arribó al poder con un programa transformador y promesas de profundos cambios en políticas sociales. Sin embargo, heredó una oleada inflacionaria, una creciente violencia en el sur --donde grupos radicalizados indígenas exigen la devolución de tierras ancestrales-- y una descontrolada migración irregular en el norte del país.
Si se impone el “Rechazo” al texto, un derrotado Boric debería convocar a un gobierno “de unidad nacional” que administre el proceso posterior al plebiscito y que una a los polarizados chilenos, dijo a AP Axel Callís, sociólogo y director de la encuestadora Tú Influyes.
Gonzalo Muller, analista y académico de la Universidad del Desarrollo, opinó que el mandatario debería hacer “una autocrítica” y emitir una señal de diálogo, “de sentarse a la mesa y avanzar hacia un nuevo proceso”.
El mandatario ha reiterado que si gana el “Rechazo”, enviará al Congreso un proyecto de ley que le permita convocar a una nueva convención. Afirma que debe cumplirse la decisión de los chilenos que hace dos años decidieron que querían otra carta magna.
Boric, que se involucró personalmente en la campaña del “Apruebo” —firmando ejemplares del texto propuesto y divulgando los artículos destacados por el oficialismo— llamó esta semana a la unidad de los chilenos, porque al margen de los resultados, “vamos a seguir construyendo un país entre todos y todas”.
Sin embargo, Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, que integra junto al izquierdista Frente Amplio la coalición hegemónica del mandatario, no colaboró con el llamado de Boric al exhortar el miércoles a “salir a la calle” a defender los “primeros resultados” a favor del “Apruebo”. Aseguró que la oposición tratará de cuestionar el resultado si es estrecho. El llamado de Teillier fue criticado transversalmente.
Cualquiera sea la opción que gane, una nueva Constitución o que siga la de los militares, será sometida a una serie de reformas a las que se comprometieron el oficialismo y la oposición si se imponen en el plebiscito.