Cuba: ratifican código que permite matrimonio igualitario
Las autoridades informan que más de 60% de los cubanos que participaron en un inusual referendo ratificó el nuevo Código de las Familias que abre las puertas al matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo
Las autoridades informaron el lunes que más de 60% de los cubanos que participaron en un inusual referendo ratificó el nuevo Código de las Familias que abre las puertas al matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
La presidenta del Consejo Electoral Nacional, Alina Balseiro Gutiérrez, informó que según los resultados preliminares un 66,87% de los votos válidos -3.936.790- dijo que “Sí” a la nueva legislación mientras que un 33,13% -1.900.090- votó que “No”. Refirió que acudieron a las urnas el 74% de los poco más de ocho millones de isleños convocados a la consulta.
La funcionaria dijo que posteriormente se informarán los resultados totales pero que ya se puede confirmar que ha sido ratificado el Código de las Familias.
Se trata de una nueva norma de más de 400 artículos que toca por primera vez el tema de los derechos de las parejas homosexuales y la adopción, lo que ha generado polémica en la isla. También contiene otros puntos novedosos como la legalización de la “gestación solidaria” -que permitiría a una mujer tener un hijo para otra persona sin fines de lucro-, la ampliación de los derechos de los abuelos para garantizar su comunicación o entregarles la “responsabilidad parental” de sus nietos, algo considerado vital en Cuba donde suelen convivir en un mismo hogar hasta cuatro generaciones y la emigración hace que muchos menores sean criados por los ancianos.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel admitió la víspera después de votar que sería difícil lograr un respaldo unánime de la ciudadanía.
El referendo se desarrolló en medio de la más profunda crisis económica en décadas en la nación comunista, donde la principal preocupación diaria entre sus más de 11 millones de habitantes es sortear la escasez de alimentos y medicamentos, además de los apagones cada vez más constantes.
“Mi expectativa es que la mayor parte de la población dé el voto por el ‘Sí’”, señaló Díaz-Canel a periodistas. “Tenemos que acostumbrarnos a que en temas tan complejos, donde hay diversidad de criterios, haya personas que puedan dar un voto de castigo, porque aunque no tengan nada en contra del código asumen una posición determinada por el disgusto a causa de la situación compleja que atraviesan. Eso es también legítimo”, agregó.
La iniciativa define el matrimonio como la unión voluntariamente concertada de “dos personas” y no “entre un hombre y una mujer”, como establece la norma vigente de 1975, lo que abre las puertas a la unión entre personas del mismo sexo, un tema controversial y sensible en una sociedad considerada machista y en un país donde en los primeros años de la Revolución los homosexuales fueron frecuentemente detenidos y enviados a campos de trabajo para su “rehabilitación”.
Miguel Alberto Galindo, de 64 años y quien tiene un pequeño puesto en el mercado en La Habana, sufragó a primera hora y afirmó que dio su voto de respaldo. “El voto por el ‘Sí’ es un voto por la patria. El código atiende a todas las familias y es hora de que los homosexuales tengan los mismos derechos que los demás”, señaló.
Pero Alejandro Rodríguez, de 33 años y quien trabaja en una ferretería, votó por el “No”, porque “algunas cosas del código son buenas, pero otras son malas y creo que la mayoría de la gente no votará”.
Explicó que no está de acuerdo con que los homosexuales tengan los mismos derechos de las familias “normales” y la patria potestad de los niños.
La comunidad LGBT en Cuba apoya el nuevo código, al igual que figuras como Mariela Castro -hija del expresidente Raúl Castro y sobrina de Fidel-, quien respalda los derechos de las parejas del mismo sexo-
La legislación propuesta también genera preocupación y es resistida por el conservadurismo social en Cuba, donde las iglesias evangélicas han estado creciendo. Varios líderes religiosos han expresado su preocupación de que pueda debilitar al núcleo familiar tradicional.