Cumbre de DDHH galardona al opositor ruso Alexei Navalny
La hija del líder opositor ruso Alexei Navalny acepta un premio de DDHH en nombre de su padre por su valor al enfrentar al gobierno del presidente Vladimir Putin
La hija del líder opositor ruso Alexei Navalny aceptó el martes un premio de derechos humanos en nombre de su padre, por su valor al enfrentar al gobierno del presidente Vladimir Putin.
Daria Navalnaya, una estudiante de 20 años en la Universidad de Stanford en California dijo que su padre dedicaba el premio —conferido por la Cumbre de Ginebra por los Derechos Humanos y la Democracia— a todos los prisioneros políticos en Rusia y Bielorrusia
“Ustedes deberían estar viendo a mi padre en este momento, pero él está en una prisión rusa simplemente por lo que dice, hace y cree y porque no murió cuando el gobierno ruso quería que muriera”, dijo Navalnaya en un mensaje de video para el evento, realizado en línea.
Navalny fue arrestado en enero tras su regreso de Alemania donde pasó cinco meses recuperándose de un ataque con neurotoxina que él atribuye al Kremlin, algo que las autoridades rusas niegan. Fue sentenciado en febrero a dos años y medio en prisión por violar los términos de una sentencia suspendida derivada de una causa de desfalco en 2014 que él dice que fue motivada políticamente.
El dirigente opositor mantuvo una huelga de hambre de 24 días en prisión para protestar por la falta de tratamiento médico para fuertes dolores de la espalda y entumecimiento de las piernas. Navalny concluyó su ayuno en abril tras recibir el tratamiento que demandaba.
Navalny fue escogido este año para recibir el premio del valor por más de dos decenas de grupos de derechos humanos.
Su hija dijo que él le escribió una carta desde prisión tras ser galardonado con el premio.
“En su carta, mi padre me pidió hoy que diera este premio a todos los prisioneros políticos en Rusia y Bielorrusia”, dijo Navalnaya.
También participó en la ceremonia Sviatlana Tsikhanouskaya, principal candidata opositora en una elección en agosto en Bielorrusia en la que el presidente autócrata Alexander Lukashenko ganó un sexto mandato, en un resultado considerado por muchos como fraudulento.