Descontento social en Sudamérica por precio de combustibles
La policía argentina bloquea un importante punto de entrada hacia el centro de la capital para evitar que un grupo de camioneros se integrara a una protesta, lo que provoca un caos vial en Buenos Aires que se suma a una serie de trastornos causados por el descontento de la población debido al aumento en los precios y la escasez de combustible en toda Sudamérica, en gran medida producto de la guerra en Ucrania
La policía argentina bloqueó el martes un importante punto de entrada hacia el centro de la capital para evitar que un grupo de camioneros se integrara a una protesta, lo que provocó un caos vial en Buenos Aires que se suma a una serie de trastornos causados por el descontento de la población debido al aumento en los precios y la escasez de combustible en toda Sudamérica.
La fila de vehículos se extendió por varios kilómetros hasta que los camioneros accedieron a despejar un carril para el tráfico regular mientras continuaban su protesta por los precios y la escasez de diésel (gasoil) que ha persistido durante varias semanas en la capital argentina.
Argentina es sólo uno de varios países sudamericanos que sufren las consecuencias del alza de precios, provocada en buena medida por la guerra en Ucrania.
En Perú, los camioneros iniciaron el lunes una huelga indefinida para protestar contra el alza en los precios, mientras que en Ecuador han muerto al menos cinco personas durante las más de dos semanas de protestas encabezadas por pueblos indígenas, cuya principal exigencia es una reducción en los precios de los combustibles.
Los altos mando también sufren las consecuencias del alza de precios. En Brasil, el director general de la petrolera paraestatal Petrobras renunció la semana pasada ante la presión política para contener los precios.
Los conductores de todo el mundo resienten el impacto en su bolsillo mientras los precios del diésel y la gasolina se disparan tanto por la invasión rusa a Ucrania como por la recuperación de la economía global tras la pandemia de COVID-19.
Dicho impacto se está transformando en descontento social en varias naciones de Latinoamérica, en donde la inflación, alimentada por los altos precios de los energéticos, complica que las personas puedan cubrir sus gastos en una de las regiones de mayor desigualdad a nivel mundial.
Los camioneros que protestan en Argentina también exigen mejores pagos por el transporte de grano.
Las protestas de los camioneros se han prolongado durante semanas debido a la escasez de diésel en todo el país, y su fallido intento de ingresar a la capital fue parte de un esfuerzo para atraer la atención del gobierno del presidente Alberto Fernández.
En Ecuador, el presidente Guillermo Lasso suspendió el martes abruptamente el diálogo con el principal grupo indígena que encabeza las protestas. El mandatario tomó la decisión después de que manifestantes atacaran una caravana que escoltaba un embarque combustible en la Amazonía, dejando un militar muerto y otros 12 heridos.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador ha encabezado la protesta durante más de dos semanas para exigir una reducción en los precios de los combustibles, entre otras demandas, como un mayor presupuesto a la salud y la educación.
Las negociaciones fueron suspendidas un día después de que manifestantes y funcionarios del gobierno se sentaron a dialogar por primera vez desde el inicio de la huelga.
En Argentina, las protestas se distinguen de otras manifestaciones similares en la región debido a que están más relacionadas con la escasez que con los altos costos, ya que existen problemas para obtener diésel en 23 de las 24 provincias del país, según la federación de camioneros.
Pero los camioneros también argumentan que la escasez ha provocado un aumento de precios.
El gobierno argentino ha prometido una pronta solución a los problemas de suministro. El ministro de Transporte Alexis Guerrera dijo el sábado en una entrevista que las cosas deberían volver a la normalidad en dos o tres semanas.
Argentina mantiene un estricto control de los precios al consumidor y depende de las importaciones para cerca del 25% de su consumo de diésel.
La compañía petrolera paraestatal YPF, la mayor productora y refinadora del país, dijo el lunes que importaría 10 embarques de diésel dentro de los próximos 45 días para aminorar la escasez.
La producción nacional de combustible ha sido incapaz de satisfacer la demanda, creando un cuello de botella en un momento crucial para las cosechas del país, ya que el sector agrícola y los camioneros usados para llevar sus productos a puerto dependen del diésel.
Las ventas de diésel en el país aumentaron un 16% en el periodo de 12 meses que concluyó en abril, mientras que la producción se incrementó menos de la mitad de esa cifra, un 7%, según un reporte reciente del Instituto Argentino de la Energía.
En Perú, los camioneros continuaban con sus protestas por segundo día consecutivo el martes, asegurando que les resulta prácticamente imposible pagar las cuentas debido a los precios actuales del combustible y a la inflación general.
"El fondo de las demandas radica en la imposibilidad de trasladar el frecuente incremento del diésel a nuestros clientes”, dijo Luis Marcos, dirigente de los camioneros, durante una entrevista a una radiodifusora local.
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El periodista de Associated Press Víctor Caivano, en Buenos Aires, contribuyó a este despacho.