Dirigente judío negro promueve la inclusión
Nate Looney es un hombre negro y a la vez un judío devoto que usa la kipá
Nate Looney es un hombre negro que creció en Los Ángeles, descendiente de personas esclavizadas hace generaciones. Es a la vez un judío devoto que usa kipá, una pequeña gorra ritual usada tradicionalmente por los judíos.
Pero no siempre se siente acogido en los ámbitos judíos: el color de su piel suele provocar miradas suspicaces y suposiciones ofensivas. En una ocasión, cuando entró a una sinagoga para el oficio del sabbat, se le dijo que fuera a la cocina.
“Lo último que uno quiere cuando entra a una sinagoga para asistir a un oficio”, se lamentó Looney, “es que lo traten como un intruso”.
Ahora Looney ocupa una posición que le permite hacer algo al respecto: director de comunidad, seguridad y pertenencia para el equipo de diversidad e inclusión de las Jewish Federations of North America (Federaciones Judías de América del Norte). Cree que puede canalizar sus dolorosas experiencias personales para sanar las divisiones y cambiar las percepciones, a fin de que la entrada a la sinagoga sea un encuentro espiritual, no lacerante, para los judíos de color.
En su nueva función, Looney ha abordado la difícil tarea de elaborar una guía para acoger a los judíos de color, justamente cuando las sinagogas y los centros comunitarios refuerzan la seguridad luego de una ola de ataques que incluyen las masacres de Pittsburgh y Poway, California. Teme que las medidas de seguridad aumenten la probabilidad de incidentes de encasillamiento racial que afecten a los fieles que no son blancos.
Es un sector de la población relativamente pequeño, pero creciente. Una encuesta Pew de 2021 revela que apenas el 8% de los judíos estadounidenses se identifican como hispanos, negros o asiáticos, pero aumenta a 15% entre los encuestados de 18 a 29 años. También revela que el 17% dice vivir en un hogar no blanco o multirracial.
La conversión espiritual de Looney comenzó a los 13 años. Su padre era bautista y su madre de la iglesia episcopal, pero él nunca sintió una conexión con la fe cristiana.
“Yo estaba convencido que (el cristianismo) no era para mí”, dijo. “Cuando pienso en la esclavitud africana en Estados Unidos y cómo la religión era algo forzado, pensé que la religión que practicaba no era fiel a mis antepasados”.
Looney se acercó al judaísmo cuando era adolescente, viéndolo como una fe que permite a los creyentes hacer preguntas difíciles e incómodas. Se convirtió formalmente a los 26 años.