EEUU: aumenta la desconfianza en la Corte Suprema
Desde hace años la mayoría de los estadounidenses desconfía mucho de las grandes instituciones
El lema tradicional de Estados Unidos es “En Dios confiamos”. ¿Hay ahora un nuevo lema: “En nada confiamos”?
Por muchos motivos, desde hace años la mayoría del los estadounidenses desconfía mucho de las grandes instituciones. ¿El Congreso? Pulgares abajo. ¿La presidencia? Más o menos. Los estadounidenses también desconfían de las grandes empresas, sindicatos, escuelas públicas y religiones organizadas. En efecto, tienen una pésima opinión del funcionamiento mismo de la democracia.
La Corte Suprema había sido una especie de excepción. Históricamente, la única rama del gobierno que no depende de la opinión pública disfrutaba de mayor estima pública que las ramas elegidas por el pueblo. Su reputación por encima de la refriega, cultivada con cuidado exquisito, alguna vez le vino bien.
Ahora los jueces se enfrentan a un juicio tras la osada filtración de un primer borrador de opinión que elimina el derecho constitucional al aborto, un episodio que ha profundizado las sospechas de que el principal tribunal, con todo su decoro, está formado por políticos en togas.
Los miembros republicanos del Congreso insinúan un siniestro complot de la izquierda para desviar el resultado de la decisión final. Los liberales afirman maquinaciones de la derecha para encerrar a los jueces en su voto preliminar. Con tanta especulación, ninguna parte sabe quién filtró el anteproyecto a Politico ni por qué.
Lo que está claro es que el asunto ha hecho que estalle la burbuja de deferencia en torno al tribunal.
“Mi confianza en el tribunal se ha visto afectada”, dijo alarmada la senadora de Alaska Lisa Murkowski, una de las pocas senadoras republicanas a favor del derecho al aborto. La vicepresidenta Kamala Harris acusó a los jueces de montar un “asalto directo a la libertad” si aprueban el fallo. El líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, acusó a los jueces nominados por Trump de mentirle al Congreso sobre sus opiniones acerca del aborto durante sus audiencias.
Los funcionarios electos no suelen hablar así sobre los jueces. Pero ahora, al parecer, los juristas son el blanco, apenas un contingente más de los poderosos jugadores en el nido de víboras de Washington.