El envío alemán de armas a Ucrania es histórico
La sorprendente decisión de Alemania de enviar armas antitanque y misiles tierra-aire a Ucrania —abandonando su añeja negativa a exportar equipo bélico a zonas de conflicto— marca un rompimiento histórico con su política exterior que siguió a la Segunda Guerra Mundial
La sorprendente decisión de Alemania de enviar armas antitanque y misiles tierra-aire a Ucrania —abandonando su añeja negativa a exportar equipo bélico a zonas de conflicto— marca un rompimiento histórico con su política exterior que siguió a la Segunda Guerra Mundial.
“Una nueva realidad”, fue como el canciller Olaf Scholtz la describió en un discurso inusualmente apasionado ante una sesión especial del parlamento. Scholz, quien suele ser de temperamento apacible, dijo que la invasión de Rusia a Ucrania requería una respuesta de Alemania radicalmente distinta a la del pasado.
“Con su invasión de Ucrania el jueves, el presidente Putin creó una nueva realidad”, declaró Scholz ante el Bundestag, donde su discurso fue aplaudido en distintas ocasiones, en particular sus condenas del gobernante ruso. “Esta realidad exige una respuesta clara. Hemos dado una”.
Scholz dijo que Alemania decidió enviar armas antitanque y misiles tierra-aire a Ucrania. También indicó que el gobierno alemán canalizará 100.000 millones de euros (113.000 millones de dólares) a un fondo especial para sus fuerzas armadas y aumentará su gasto de defensa por encima del 2% del PIB, nivel al que no se ajustaba desde hace mucho tiempo.
El cambio de decisión de Alemania ejemplifica claramente cómo la guerra de Rusia en Ucrania está reconfigurando la política de seguridad de Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
Desde hace tiempo la política exterior de Alemania se ha caracterizado por una fuerte aversión al uso de la fuerza militar, una postura que los políticos alemanes explican tiene sus raíces en su historia de agresión bélica contra sus vecinos en el siglo XX.
Aunque es un firme aliado de Estados Unidos y miembro de la OTAN, la Alemania de la posguerra ha intentado mantener buenos vínculos con Moscú, una política también impulsada por sus intereses de negocios y sus necesidades energéticas.
“Muchas de las cosas que Olaf Scholz dijo habrían sido impensables incluso hace meses”, dijo Marcel Dirsus, miembro no residente del Instituto para la Política de Seguridad de la Universidad de Kiel. “Se ha vuelto muy evidente que Rusia simplemente ha ido demasiado lejos, y como resultado, Alemania está despertando ahora”.
Aun así, hasta este fin de semana, el gobierno alemán se había mostrado renuente a enviar armas a Ucrania, incluso cuando enfrentaba crecientes críticas internacionales debido a sus titubeos.
Pero luego, una serie de anuncios que comenzaron el sábado por la noche sacudieron los conceptos tradicionales de la política alemana.
Dieron inicio cuando el gobierno dijo que permitiría el envío de 400 armas antitanque de fabricación alemana de Holanda a Ucrania, algo a lo que hasta ahora se había rehusado a hacer.
Poco después, la oficina del canciller fue más allá y dijo que enviaría sus propias armas, entre ellas 1.000 armas antitanques y 500 misiles Stinger tierra-aire directamente a Ucrania. También se comprometió a hacer efectiva la exclusión de los bancos rusos del sistema financiero global SWIFT, algo que las autoridades alemanas se habían mostrado renuentes a hacer.
El domingo continuó el rompimiento con el pasado, cuando Scholz anunció un mayor gasto de defensa.
Los sucesos fueron aún más notables si se toma en cuenta que siguieron a otra decisión histórica la semana pasada, cuando Alemania tomó medidas para detener el proceso de certificar el gasoducto Nord Stream 2 de Rusia.
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Lorne Cook en Bruselas y Geir Moulson en Berlín contribuyeron a este despacho.