El temor a una guerra nuclear en los niños: Cómo manejarlo
A diferencia de lo ocurrido durante la Guerra Fría y la crisis de los misiles de Cuba, los niños tienen amplio acceso a las noticias que vienen de Ucrania en la actualidad a través de las redes sociales y a las inquietantes especulaciones sobre una posible guerra nuclear
Jillian Amodio decidió decir la verdad cuando su hija de diez años le hizo algunas preguntas específicas sobre la guerra en Ucrania.
“Cuando me preguntó qué eran las armas nucleares, le expliqué de forma sencilla que eran explosivos usados en la guerra capaces de liberar una enorme cantidad de energía y de causar muchas destrucción y daño”, contó Amodio, de Annapolis, Maryland, y fundadora de un grupo de apoyo llamado Madres por la Salud Mental.
Su hija todavía tenía más preguntas.
“Quería saber si corríamos peligro de ser alcanzados por armas nucleares”, dijo Amodio. “Le expliqué que los líderes de todo el mundo tienen la responsabilidad de evitar una guerra nuclear y que ya sabemos por experiencias pasadas lo destructiva que puede ser una guerra nuclear”.
Amodio hizo lo que muchos padres y expertos recomiendan: Dijo la verdad, aunque a partir de elementos que sabía que su hija podía asimilar.
El día que el presidente ruso Vladimir Putin ordenó poner en estado de alta alerta sus fuerzas nucleares el mes pasado fue un día duro para muchos padres con hijos curiosos.
En las redes sociales, en las aulas y en los parques, los chicos que oyen hablar acerca de la invasión rusa de Ucrania se preguntan hasta dónde puede llegar esta guerra. Es como si un niño hubiese nacido durante la Guerra Fría, cuando se habló también de un conflicto nuclear, de radiación y de la bomba atómica. A diferencia del pasado, sin embargo, los chicos de hoy tienen mucho más acceso irrestricto a imágenes, videos e información, así como a toneladas de desinformación. Cuentan asimismo con seres queridos con experiencias personales relacionadas con épocas de tensión nuclear.
“Con los chicos más pequeños hay que hablar de una forma sencilla y evitar abordar en detalle temas que pueden generar temor. Con los adolescentes, la honestidad es la mejor política. Ser siempre transparentes”, dijo Beth Oller, médica de familia de Stockton (Kansas) y madre de cuatro hijos, de dos a nueve años de edad. “Trate de tranquilizarlos”.
El temor a una devastación nuclear puede generar traumas de por vida, de acuerdo con Nathaniel N. Ivers, profesor de consejería de la Universidad Wake Forest. Durante la Guerra Fría se hicieron estudios que indicaron que las poblaciones vulnerables, incluidos los niños y quienes los cuidan, sienten más temor y ansiedad en torno a la amenaza nuclear que el resto de la población. Y que los padres que demuestran mayor ansiedad en torno a la amenaza nuclear, “tendían a tener hijos que se mostraban a su vez más ansiosos en relación con las bombas nucleares”.
La amenaza de una detonación nuclear --como en el caso de la crisis de los misiles de Cuba-- puede generar en los chicos una profunda toma de conciencia acerca de la muerte y la vulnerabilidad. “Los chicos saben que hay muy poco que podrían hacer para protegerse si estalla una bomba nuclear en su zona”, declaró Ivers. “También se puede crear un sentido de nihilismo, especialmente en los chicos más grandes y en los adolescentes”.
Henry Williams, diseñador digital de Brooklyn, apeló a una película cuando su hijo de 11 años le hizo preguntas sobre las armas nucleares y la guerra. Pero no recurrió a “La caza del Octubre Rojo” (The Hunt for Red October) ni a “Pánico nuclear” (The Sum of All Fears, también conocida como La suma de todos los temores), otra historia de la serie de Jack Ryan acerca de un siniestro complot para llevar a Estados Unidos y a Rusia a una Tercera Guerra Mundial.
Williams apeló a “Threads” (Hilos) una historia postapocalíptica sobre una pareja después de una explosión nuclear. La cinta, llena de situaciones horrorosas muy realistas, fue hecha para la BBC inglesa y estrenada en 1984. Ahora tiene un grupo de fieles admiradores.
Williams estaba en su casa en el Reino Unido durante una vacación con sus hijos cuando estalló la guerra en Ucrania.
“Teníamos sintonizado el noticiero de la BBC todo el día. Eso generó inquietudes”, relató. “Es una película mucho más realista. Lo que realmente sucede”.
Su hijo de 11 años no parecía muy conmovido, indicó Williams. El menor, de cinco, no vio la cinta, pero tenía una pregunta muy sencilla: “Entonces, ¿nos moriremos todos?”.
El padre respondió: “Sí, pero eso es poco probable. Tenía en la cabeza la idea de que esto podía suceder, lo que me pareció increíble. Pero aún así no estaba asustado. Le dije que estaríamos allí con él si eso sucedía y eso creo que lo calmó”.
Jessica Griffin, psicóloga infantil y directora ejecutiva de Centro de Tratamiento de Traumas Infantiles de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts, con sede en Worcester (Massachusetts), dijo que es importante asegurarse de que los chicos no se ven abrumados por el temor o por las noticias.
“Se puede alentar a los chicos a que hagan preguntas, pero también a que sigan con sus rutinas de la escuela y la casa”, manifestó. “Las rutinas envían señales al cerebro y le dejan saber que todo está bien, tranquilizándolos en situaciones tensas”.
Cuando Putin ordenó el estado de alerta de sus fuerzas nucleares, Ricardo Groll fue franco con sus hijas de nueve y 12 años.
“Decidí explicarles lo que quería decir ‘nuclear’ y cómo puede afectar a la gente en Europa”, expresó Groll desde la ciudad de Novo Hamburgo al sur de Brasil. La menor de sus hijas le preguntó: “Papi, ¿es malo ese señor? ¿Va a lastimar a nuestra familia? ¿Cómo?”.
Como hago siempre con mis hijas, les dije la verdad”, señaló Groll. “Ahora estoy seguro de que si alguien le pregunta a Giovanna qué es un arma nuclear, ella va a responder: ‘Es una bomba que puede destruir el mundo’. No parece estar traumatizada por mi explicación directa, aunque debo confesar que no sé si entiende realmente lo que quiere decir ‘destruir el mundo’.
Las cosas son distintas con los chicos que ya experimentaron la guerra.
“Si un niño arrastra un trauma, ver imágenes perturbadoras puede agravar la ansiedad y requerir más apoyo”, dijo Griffin.
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Leanne Italie está en http://twitter.com/litalie