GBretaña aún batalla para lidiar con escándalo de migración
La agencia de inmigración del gobierno británico sigue teniendo dificultades para abordar los problemas que aquejaron a miles de personas de ascendencia caribeña erróneamente señaladas como inmigrantes sin permiso para estar en el país, dice un reporte
La agencia de inmigración del gobierno británico sigue teniendo dificultades para abordar los problemas que aquejaron a miles de personas de ascendencia caribeña erróneamente señaladas como inmigrantes sin permiso para estar en el país, expresó el jueves una revisora independiente, más de cuatro años después de que el escándalo sacudiera a Gran Bretaña.
La revisora, Wendy Williams, hizo esa evaluación en un reporte sobre cómo respondió el Ministerio del Interior a su investigación original sobre el escándalo Windrush. “La ignorancia y la irreflexión institucional” en torno a la cuestión racial fueron en parte responsables del escándalo, dijo Williams en un informe de 2020 que hizo 30 recomendaciones para mejorar el organismo.
Aunque se han hecho varios avances, el Ministerio del Interior no ha implementado algunas de las recomendaciones más importantes, como mejorar la capacitación sobre cuestiones de raza, contratar más miembros de alto rango de minorías étnicas y aumentar el control externo de la agencia, dijo Williams.
“El departamento está en un punto de inflexión”, señaló Williams. “Puede mantener su impulso y facilitar las iniciativas para lograr los cambios sistémicos y culturales necesarios... o puede conformarse con una situación en la que pierda el ímpetu, la dirección y el enfoque, en cuyo caso corre el riesgo de que sea sólo cuestión de tiempo que se enfrente a otro ‘desenlace difícil’.”
El escándalo Windrush se dio a conocer en 2018, cuando la prensa británica reveló relatos de residentes legales de larga duración procedentes del Caribe que fueron detenidos erróneamente en una ofensiva del Ministerio del Interior contra los inmigrantes que se encontraban en la nación de manera ilegal. Miles de personas perdieron sus empleos, sus hogares y el derecho a la atención médica gratuita, muchos de ellos porque llegaron siendo niños y no pudieron presentar documentación que demostrara su derecho a vivir en el Reino Unido. Algunos fueron arrestados, y un número desconocido de ellos fueron deportados a países que apenas recordaban.
El escándalo recibe su nombre por la Generación Windrush de inmigrantes que llegaron a Gran Bretaña en respuesta a un llamamiento del gobierno para que personas de todo el Imperio Británico ayudaran a reconstruir el país tras la Segunda Guerra Mundial.