Hijos de expresidente panameño esperan sentencia
La vida de los hermanos Martinelli Linares, marcada por el deseo de lograr la aprobación de su padre, el expresidente panameño Ricardo Martinelli, ha quedado expuesta en los últimos días en decenas de páginas que un juez leerá para decidir el futuro de ambos
La vida de los hermanos Martinelli Linares, marcada por el deseo de lograr la aprobación de su padre, el expresidente panameño Ricardo Martinelli, ha quedado expuesta en los últimos días en decenas de páginas que un juez leerá para decidir su futuro: en la cárcel o en libertad.
Los abogados de Luis Enrique y Ricardo Martinelli Linares explicaron al detalle las virtudes, errores y mezcla de miedo y admiración que ambos sentían por su padre en un intento de convencer al juez Raymond Dearie, de la corte del distrito este de Nueva York, de que merecen la libertad tras haberse declarado culpables de lavar millones de dólares en sobornos de la constructora Odebrecht.
El juez Dearie sentenciará a los hermanos el viernes después de que Estados Unidos los acusara de conspirar para lavar aproximadamente 28 millones de dólares de esa compañía brasileña en sobornos a un alto funcionario en Panamá que es pariente cercano de los acusados, pero que no ha sido identificado.
El alto funcionario en Panamá lo fue desde 2009 hasta 2014, según la fiscalía. Ricardo Martinelli fue presidente de Panamá en el mismo periodo y su administración se caracterizó por un rápido crecimiento económico empañado por denuncias de corrupción.
Mientras que los fiscales piden un mínimo de nueve años en la cárcel, los hermanos aseguran que deberían ser dejados en libertad porque ya cumplieron dos años en prisión, han colaborado con las autoridades estadounidenses y, aseguró Luis Enrique, llevaron a cabo el delito pensando que se trataba de una operación legal.
En múltiples documentos disponibles en el sistema electrónico de la corte los abogados de los hermanos mencionaron una niñez con una madre muy presente y un padre estricto y ausente porque trabajaba de forma constante.
“La ausencia era a menudo reemplazada por aspereza cuando Rica y su padre estaban juntos”, escribió Sean Hecker, abogado de Ricardo Martinelli Linares. “La niñez de Rica, a pesar de contar con muchos privilegios materiales, le dejó con recuerdos agrios, al sentir que a pesar de sus éxitos académicos iba a decepcionar a su padre a menos que lograra un estándar de aprobación al que era imposible llegar”.
Tras sentir que no podía prosperar bajo la sombra de su padre, Ricardo, ahora de 42 años, se fue a estudiar a Estados Unidos y al terminar regresó a Panamá y trabajó en un banco estadounidense, escribió su abogado. Después estudió en Londres. Durante una visita a Panamá en 2005 tuvo una fuerte discusión con su padre debido a rumores sobre su sexualidad.
En 2009, escribió Hecker, la madre de Ricardo le pidió que regresara a Panamá porque su padre se presentaba como candidato a la presidencia. Tras ganarla, a Ricardo y Luis Enrique se les pidió que fueran intermediarios de los pagos de Odebrecht a un familiar cercano, escribió el abogado.
“Rica asume la total responsabilidad de haber dicho ‘sí’ cuando se le pidió que quebrantara la ley”, escribió Hecker.
El abogado de Luis Enrique aseguró que durante la niñez de su cliente, “a medida que la riqueza y prominencia de la familia crecía, aún crecía más la ausencia del padre de Luis en su vida diaria”.
Luis Enrique, de 40 años, empezó a trabajar de adolescente en la cadena de supermercados Super 99 que su padre compró en 1986 y, después de que su padre se convirtiera en presidente de Panamá, dirigió la empresa. En 2015 se fue a vivir a Miami con su esposa y abrió otra empresa llamada Sebra que compra productos en Estados Unidos para que Super 99 los venda en sus tiendas en Panamá.
Sobre los sobornos, su abogado James McGovern dijo que su cliente simplemente seguía instrucciones.
“Creyó lo que le dijo alguien en quien confiaba y alguien cuyas órdenes él había cumplido toda su vida”, indicó.
Los abogados de ambos hermanos han presentado multitud de cartas de parientes, amigos, exempleados y hasta capellanes de las cárceles por las que han pasado enumerando el trabajo caritativo de ambos y la tragedia que supone que estén separados de sus familias.
Los dos hijos de Martinelli están acusados en Estados Unidos porque gran parte del lavado de dinero se hizo a través de cuentas en bancos neoyorquinos.
La constructora Odebrecht se declaró culpable en 2016 en el distrito este de Nueva York de estar involucrada en un escándalo internacional de sobornos y lavado de dinero. En 2018 los hermanos Martinelli empezaron a reunirse de forma voluntaria con las autoridades estadounidenses.
En junio de 2020, mientras seguían las negociaciones para limitar las acusaciones en su contra, se marcharon de Estados Unidos. La fiscalía asegura que huyeron sin previo aviso en un bote hacia las Bahamas y que, tras no lograr entrar a Panamá debido a los cierres provocados por la pandemia, fueron arrestados en Guatemala.
El padre de ambos hermanos y expresidente fue detenido en Miami en 2017 y extraditado a su país posteriormente para enfrenar acusaciones de supuesto espionaje a políticos y periodistas, de las que fue absuelto por segunda vez el año pasado. Martinelli aspira a volver a competir por el poder en 2024.