Hinchas argentinos vuelven a estadio tras 20 meses pandemia
El estadio Monumental de Buenos Aires abre sus puertas a unos 20.000 fanáticos para alentar a la selección de Argentina ante Bolivia por las eliminatorias al mundial de Qatar 2022 tras casi 20 meses sin público en las canchas de fútbol debido a la pandemia
Después del silencio, el reencuentro.
El estadio Monumental de Buenos Aires abrió sus puertas el jueves a unos 20.000 fanáticos dispuestos a alentar a la selección de Argentina en el encuentro ante Bolivia por las eliminatorias al Mundial de Qatar 2022. El público retornó a los graderíos del fútbol tras casi 20 meses de ausencia por la pandemia.
“Argentina, Argentina”, gritaron los hinchas cuando el equipo liderado por el astro Lionel Messi ingresó al campo de juego. Y le siguió “Dale campeón, dale campeón”.
Las autoridades argentinas prohibieron el ingreso de hinchas a los estadios de fútbol desde los primeros días de marzo de 2020, cuando se confirmaban los primeros casos de COVID-19.
Más de un año después, con 5,1 millones de casos y más de 110.000 muertos en el país sudamericano, el gobierno de Alberto Fernández habilitó el ingreso de aficionados con aforo del 30% en el estadio Monumental, aprovechando el primer compromiso de la Albiceleste en casa, dos meses después de la obtención de la Copa América __primer trofeo en 28 años__ tras vencer a Brasil en la final.
La medida se anunció como una prueba para evaluar si es seguro el retorno del público a espectáculos masivos, justo en momentos en que se registra una caída de los contagios, hospitalizaciones y decesos, y mientras avanza la vacunación.
Entre las potencias del fútbol, Argentina fue la última en levantar la veda al público en las canchas. Incluso en Sudamérica, Brasil, Uruguay y Chile, entre otros, se le adelantaron en la medida.
“Vamos, vamos selección, hoy te vinimos a alentar, para ser campeón hoy tenemos que ganar”, pidieron los simpatizantes cuando empezó a rodar la pelota.
Reconocidos en el mundo entero por su fervor y fidelidad, los hinchas argentinos sufren por esta restricción sanitaria que los obliga a seguir a sus equipos sólo por televisión. Por ello la noticia de la apertura del Monumental generó tal furor que en apenas unas horas se agotaron las entradas.
“Estamos muy contentos, casi se había transformado en algo raro hoy esta acá”, describió Fernando Giargia, quien junto a su hijo fue uno de los fanáticos privilegiados que pudieron ingresar al estadio. “El valor de la cancha es como juntarte con tu familia, un domingo, y comer un asado. Hoy estar acá para nosotros tiene un valor muy especial”.
Melina Murches, de 25 años, contó que estuvo tres días sin dormir pendiente del sitio de ventas en línea. Después del título conseguido por la Albiceleste en Brasil, el primero que festejó en su vida, sólo quería ver a Messi y sus compañeros en vivo por primera vez.
“Es una nueva experiencia, estoy muy ansiosa...Venimos en auto escuchando las canciones de la selección para aprenderlo”, contó junto a un grupo de amigas antes de ingresar.
Barbijo obligatorio y respeto a la distancia de dos metros entre hinchas de distintos grupos o familias fue el único requisito que exigieron las autoridades sanitarias. No se permitió la venta de comestibles, por lo que esta vez faltó el característico aroma de choripán, como se conoce al sándwich de chorizo asado.
Repartidos por las tribunas rojas y blancas del Monumental, con capacidad para unos 70.000 espectadores, los fanáticos tardaron en entrar en ambiente, un poco por el frío y otro poco por la falta de costumbre. Hasta que por una pantalla gigante se reprodujeron imágenes de la final de la Copa América contra Brasil en el Maracaná de Río de Janeiro.
Y empezaron a calentar la garganta al grito de “vení, vení, canta conmigo que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Leo Messi todos la vuelta vamos a dar” cuando el astro del Paris Saint-Germain ingresó para ejercicios precompetitivos. Luego dedicaron cánticos a los acérrimos rivales futbolísticos: “Tomala vos, dámela a mí, el que no salta es de Brasil” y “el que no salta es un inglés”.