Huezo encuentra en la ficción un vehículo para la verdad
La documentalista mexicana Tatiana Huezo debuta en ficción con “Noche de fuego”, un filme que le valió una mención de especial en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, acerca de tres niñas en una zona rural de México azotada por el narcotráfico y la violencia
La documentalista salvadoreña naturalizada mexicana Tatiana Huezo ha dado el paso a la ficción con la película “Noche de fuego”, galardonada con una mención especial en el Festival de Cine de Cannes y que se estrena este fin de semana en cines de México.
Para Huezo era un cambio natural buscar un formato para presentar una historia conmovedora sobre una dura realidad.
Basada en la novela “Prayers for the Stolen” (“Ladydi”) de la autora mexicano-estadounidense Jennifer Clement, “Noche de fuego” retrata la historia de la pequeña Ana y sus amigas que, como método de defensa ante la violencia en su pueblo obligado a producir amapola por el crimen organizado, se ven obligadas a hacerse pasar por niños.
“Desde que leí el libro intuí que había un material para construir una historia muy poderosa y se me dio la libertad además de hacerla mía y llevarla adonde yo necesitara llevar esta historia”, dijo Huezo en entrevista con The Associated Press por videollamada desde la Ciudad de México
Huezo debutó en 2011 con el documental “El lugar más pequeño” sobre sobrevivientes de la guerra civil en El Salvador al que le siguió “Tempestad” de 2016, un documental sobre una mujer recluida en una cárcel dominada por el crimen y una madre que busca a una hija desaparecida, el cual ganó el premio a mejor dirección en los Ariel, el equivalente mexicano de los Oscar, y estuvo nominado a los Emmy Internacionales.
Con “Noche de fuego” fue ovacionada a su estreno en la sección Un Certain Regard de Cannes y consiguió su mención especial. Estos tres largometrajes de Huezo han sido producidos por el mexicano Nicolás Celis (“Roma”, “La región salvaje”).
“Ella fue la que me introdujo al mundo documental”, dijo Celis sobre la directora. “Agradezco que haya sido con esas grandes películas... Es también la relación más larga que he tenido con un director hasta ahora en mi carrera, siento que bailamos mejor el vals ahora”.
A pesar de la violencia que las rodea, Ana (Ana Cristina Ordóñez González), Paula (Camila Gaal) y María (Blanca Itzel Pérez), las tres amigas de “Noche de fuego”, juegan a leerse la mente y disfrutan mientras se bañan en el río. También cuidan de sus animales y quieren ir a la escuela, pero eso es justamente lo que deja en claro su situación vulnerable, tan inestable como la de niños en zona de guerra. Los maestros de su escuela suelen abandonar a los alumnos tan pronto comienzan a ser amenazados por los delincuentes y en el día a día de las pequeñas no es raro saber de gente secuestrada o escuchar disparos.
La película las presenta de niñas, cuando sus madres toman la decisión de cortarle el pelo a Ana y Paula. María, quien tiene labio leporino, no lo hace. Ana tiene además un refugio en su casa adonde sabe que se tiene que ocultar cuando su madre se lo indique.
El tiempo pasa y las tres terminan trabajando de adolescentes (interpretadas por Marya Membreño, Giselle Barrera Sánchez y Alejandra Camacho) como sus madres en los campos de amapola. Para ese entonces María también ha perdido su largo pelo. Y mientras tanto siguen sin poder terminar la primaria por las interrupciones causadas por el crimen.
Huezo dijo que tras “Tempestad” su alma quedó adolorida y pensó en abordar una película más ligera, pero la historia de Clement la atrapó.
“No pude darle la espalda a esta historia”, dijo Huezo. “No he logrado apartarme de estos temas, me siguen moviendo las entrañas, siento que son temas muy urgentes y que el cine es una ventana muy poderosa para poder construir estas historias”.
Si bien el cambio a la ficción no fue difícil para la directora, su mayor reto fue poder mirar desde los ojos de Ana.
“Mirar desde ese lugar en donde uno tiene una pureza en la mirada, yo veo en mi hija que crece cada día, en mi niña de 9 años, verla crecer me remonta todo el tiempo a ese atrás mío, a ese momento donde lo cuestionamos todo con mucha honestidad”, dijo.
“Me parecía algo muy importante contar a través de los ojos de una niña que se da cuenta qué significa ser mujer en estos contextos violentos que vivimos en México”, agregó.
Celis estuvo de acuerdo con Huezo sobre el peso de la honestidad para el filme. “Para nosotros sí era importante que estuviera contextualizada en un lugar lleno de verdad, en un lugar real, con personajes de carne y hueso”, dijo.
En México, donde en este año la Suprema Corte de Justicia despenalizó el uso lúdico de la marihuana, el presidente Andrés Manuel López Obrador y otros funcionarios han dicho que están analizando la posibilidad de legalizar el cultivo de la amapola. Huezo dijo que no estaba al tanto de los detalles de estas iniciativas, pero sí del impacto que tiene ahora la situación ilegal para los campesinos.
“Sé que hay miles de campesinos en este país, cientos, que viven de sembrar la amapola y que son sometidos y obligados... a ceder sus tierras y a trabajar en la siembra de amapola para el crimen organizado y el que no se cuadra, paga las consecuencias. Es una realidad durísima que se vive en muchas partes del país”, dijo.