Japón: Decenas de desparecidos tras deslave; 4 muertos
Rescatistas en Japón escarban entre el barro y escombros en busca de decenas de personas que podrían estar atrapadas luego de que un torrente de barro, árboles y rocas arrasó con un pueblo turístico a la orilla del mar matando al menos a cuatro personas
Rescatistas en Japón escarbaban el lunes entre el barro y escombros en busca de decenas de personas que podrían estar atrapadas luego de que un torrente de barro, árboles y rocas arrasó con un pueblo turístico a la orilla del mar matando al menos a cuatro personas.
Dos días después del deslave, todavía se desconoce el paradero de 80 personas, según Takamichi Sugiyama, funcionario de la oficina de desastres de la prefectura de Shizuoka. Las autoridades planean dar a conocer los nombres de los desaparecidos con la esperanza de que quizás algunos estaban lejos cuando sucedió el desastre, ya que muchos de los apartamentos y casas en Atami son hogares de descanso o alquilados para vacaciones.
En un inicio, se desconocía el paradero de 147 personas, pero ese número se ajustó luego de que los funcionarios confirmaran que algunos alcanzaron a irse o simplemente no estaban en casa. Además de los cuatro encontrados muertos, las autoridades dijeron que 25 personas han sido rescatadas.
El desastre es una prueba adicional en un momento en que las autoridades se preparan para los Juegos Olímpicos de Tokio que están programados para iniciar en menos de tres semanas mientras Japón sigue en medio de la pandemia del coronavirus, con el número de casos subiendo constantemente en la capital y expertos sugiriendo que necesitan otro estado de emergencia.
El primer ministro Yoshihide Suga le dijo a la prensa que los rescatistas están haciendo el máximo esfuerzo “para rescatar a quienes pudieran estar enterrados bajo el barro y esperan ayuda lo más pronto posible”. Tres buques de la guardia costera y seis drones militares apoyan a los cientos de soldados, bomberos y otras personas que trabajan entre la lluvia y la neblina.
El deslave sucedió a media mañana del sábado tras días de fuertes lluvias en Atami que, como muchos pueblos japoneses a la orilla del mar, está construido en una ladera empinada. Atravesó el barrio de Izusan, conocido por sus manantiales termales, un santuario y calles comerciales. El pueblo tiene 36.800 habitantes y está a unos 100 kilómetros (60 millas) al suroeste de Tokio.