Jimmy Carter, mucho más que un gran expresidente activista

¿Un visionario al que no se le dio el reconocimiento que se merecía

AP Noticias
Jueves, 19 de agosto de 2021 13:15 EDT
JIMMY CARTER-LEGADO
JIMMY CARTER-LEGADO (AP)

A menudo se dice que Jimmy Carter fue mejor como expresidente que como presidente.

Ese reconocimiento de sus décadas de labor humanitaria recorriendo el mundo tras su apabullante derrota electoral de 1980 irrita a los admiradores del exmandatario, y, según se dice, al propio Carter.

Cuarenta años después de dejar la Casa Blanca, biógrafos, cineastas y activistas climáticos enfocan nuevamente su atención en Carter. Junto con numerosos demócratas, tratan de revisar su legado presidencial, mientras los republicanos siguen destacando el volátil estado en que dejó la economía y las relaciones internacionales.

El revisionismo en marcha es particularmente importante para una enorme cantidad de personas demasiado jóvenes como para recordar su presidencia, que duró de 1977 a 1981, entre el escándalo de Watergate de Richard Nixon y los dos mandatos de Ronald Reagan.

“La gente siempre me dice lo mucho que significaron para ellos mi abuelo y mi abuela”, declaró Jason Carter, de 46 años, en una entrevista. “Eran de la edad de mis padres, o tal vez mayores. Ahora parecen más jóvenes que yo, a veces mucho más jóvenes. Es notable”.

Las generaciones más jóvenes conocieron a Carter, hoy un anciano de 96 años que rara vez sale de su casa, como una figura humanitaria de avanzada edad que de vez en cuando sale en los diarios por construir casas para el programa Habitat for Humanity, criticar a alguno de sus sucesores o por algún problema con su salud.

En el último año, no obstante, CNN transmitió un documental titulado “Jimmy Carter: Rock & Roll President” (Jimmy Carter: Un presidente rocanrolero) y los cineastas Jim y Will Pattiz estrenaron el documental ”Carterland” en el Festival de Cine de Atlanta. En el mismo período se publicaron dos libros: Uno una amplia biografía y otro enfocado en el tiempo que Carter pasó en Washington. En los dos años previos salieron otros libros, incluidos una explicación de cómo su victoria en las elecciones de 1976 cambió las campañas presidenciales modernas y un análisis de los años de Carter en la Casa Blanca de su exasesor de política nacional.

Combinados, estos trabajos pintan una presidencia que no fue un fracaso sino que resultó muy ambiciosa y que está siendo reconsiderada.

Los hermanos Pattiz, nacidos una década después de que Carter dejó la Casa Blanca, creen que fue un visionario, sobre todo en lo referente al medio ambiente.

“Tenía puntos de vista muy avanzados acerca de cómo resolver la crisis energética y se involucró en la preservación del medio ambiente. También en cómo dejar de lado los combustibles fósiles y apuntarle a la energía renovable, cosas como la energía solar y otras”, dijo Jim Pattiz, de 29 años.

Carter colocó paneles solares en la Casa Blanca y pidió un “sacrificio compartido” para hacer frente a la escasez de energía. Pero no pudo superar el malestar de la gente con los precios y la escasez de los combustibles.

Los paneles solares fueron retirados durante la presidencia de su sucesor, Reagan. Pero Bill Pattiz, de 30 años, dice que el tiempo le dio la razón. “Si Carter hubiese tenido un segundo mandato, probablemente hoy no enfrentaríamos una crisis climática”.

Carter tal vez no llegue tan lejos. En el 2019, en su última presentación en la velada anual del Centro Carter de Atlanta, asumió la culpa de que ese centro “básicamente no dijo nada sobre el calentamiento global” cuando dejó la presidencia.

En su nuevo libro “The Outlier”, el historiador Kai Brid dice que “las iniciativas de política exterior y doméstica (de Carter) son amplias y detalladas”. Los acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto que medió fueron su logro más resonante. Pero Bird destaca que Carter negoció el tratado de armas nucleares SALT II con la Unión Soviética, dejando a Reagan una base sólida para lidiar con el Kremlin.

La crisis de los rehenes de Irán dio el golpe de gracia a su presidencia. Bird y Stuart Eizenstat, asesor de política nacional del mandatario, no obstante, explican en sus libros cómo fue el gobierno de Carter el que logró la liberación de los rehenes, por más de que Teherán los haya retenido hasta después de la asunción de Reagan.

En el frente interno, fue Carter, no Reagan, quien comenzó a desregular las industrias, incluidas la aeronáutica comercial, el gas natural, los ferrocarriles y los camiones de carga. Carter fue también quien más cerca estuvo de una reforma a los planes de salud hasta que Barack Obama sacó adelante la suya en el 2010. Y, a pesar de lo mucho que le costó la inflación, fue una figura nombrada por Carter como presidente de la Reserva Federal, Paul Volker, quien la contuvo a fines de los años 70 y principios de los 80.

Jason Carter dice que este revisionismo deja de enfocarse “en el hecho de que no fue reelegido como el elemento que define” la presidencia de su abuelo.

Amber Roessner, profesora de 41 años de la Universidad de Tennessee que escribió “Jimmy Carter and the Birth of the Marathon Media Campaign” (Jimmy Carter y el nacimiento de la campaña mediática maratónica), estima que la identidad política de Carter “recuperó cierta prominencia”.

Carter, señaló, promovió la noción de una “reforma moral” durante su presidencia, poniendo énfasis en las aptitudes y la moderación. Al aceptar la nominación presidencial, pidió que “el amor sea usado agresivamente para generar formas sencillas de justicia”.

Una propuesta que cobra actualidad en momentos en que el país hace frente al racismo y sale de la turbulenta presidencia de Donald Trump.

En la campaña presidencial del 2020, muchos candidatos demócratas hicieron un peregrinaje a Plains, donde vive Carter, algo que no se había dado en las cuatro décadas previas.

“Había mucha desconfianza en el gobierno y él llevó un mensaje basado en la verdad y la honestidad”, comentó la senadora Amy Klobuchar en declaraciones a la Associated Press tras una visita a Carter durante su campaña.

Joe Biden, quien en los inicios de su carrera fue el primer senador que apoyó la candidatura presidencial de Carter en 1976, coronó ese peregrinaje en abril, en que con su esposa Jill Biden visitó a Jimmy y Rosalynn Carter en su casa.

“Hablamos de los viejos tiempos”, declaró luego Biden.

Dos presidentes reunidos en una pequeña localidad sureña de Georgia que transmitían un fuerte mensaje: Lo viejo cobra actualidad nuevamente.

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Alex Sanz colaboró en este despacho.

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