La vida regresa tras el fuego en Sierra Nevada, California
Un año después de que un incendio avivado por el viento calcinara las montañas sobre Lone Pine, California, se pueden ver destellos de nueva vegetación en un rincón quemado del Bosque Nacional Inyo
Las llamas se apagan. Los bomberos extinguen las últimas brasas. Una última humareda se deshace en el viento.
Un incendio forestal en terreno silvestre de California ha terminado, y lo que queda es un paisaje teñido de negro de pinos esqueléticos y robles sin hojas, prados abrasados y cenizas de madera donde antes había árboles jóvenes.
Entonces, poco a poco, la vida regresa.
Un año después de que un incendio avivado por el viento calcinara las montañas sobre Lone Pine, California, se pueden ver destellos de nueva vegetación en un rincón quemado del Bosque Nacional Inyo. El lugar es una zona de montañismo, escalada y pesca unos 563 kilómetros (350 millas) al sureste de San Francisco.
Pequeños destellos de flores blancas y moradas destacan entre los pinos desnudos, muchos de los cuales perdieron la corteza en el incendio. Brotes verdes de cola de caballo, finos como hilos, se abren paso en la tierra bajo las ramas desnudas de un árbol. Un puñado de hojas nuevas sale como un ramo de un tocón incinerado.
Es el inicio de una larga recuperación, un ciclo que se repite más a menudo en el oeste de Estados Unidos conforme el cambio climático trae temporadas más secas y cálidas y más incendios forestales.
Un incendio arde con diferentes intensidades cuando asola un paisaje. Algunos de los grandes árboles de la ladera están muertos, mientras que otros sólo están dañados y pueden recuperarse. Normalmente, las primeras plantas que reaparecen tras el fuego se han vuelto más resistentes con el tiempo a los incendios.
“Algunas de las especies de arbustos y otras herbáceas están más adaptadas al fuego, y pueden volver más rápido”, explicó Todd Ellsworth, director de programa de restauración tras incendios en el Servicio Forestal de Estados Unidos.
Pero pueden pasar cinco años antes de que la cobertura del suelo vuelva a ser como antes de las llamas. Un grupo de pinos piñoneros se veía muy dañado, sin agujas y con los troncos calcinados, y no reaparecerá.
“Las coníferas no vuelven muy deprisa”, dijo Ellsworth, refiriéndose a pinos y otros árboles con piñas. En ocasiones depende de los administradores forestales ir y replantarlos.
Las pequeñas y frágiles flores y los brotes nuevos en un paisaje sombrío entre la roca gris recordaban que el fuego forma parte del ecosistema en California, también en la zona oriental de Sierra Nevada donde se produjo ese incendio.
Los bomberos dijeron haber empleado técnicas de impacto mínimo para combatir las llamas porque “el fuego natural juega un papel importante en mantener el paisaje en estas zonas”.
Algunas especies sólo florecen tras un incendio.
En la zona quemada, cerca de la ruta al Monte Whitney, la montaña más alta del territorio contiguo de Estados Unidos con 4.421 metros (14.505 pies) de altura, viven el borrego cimarrón de Sierra Nevada, una especie amenazada, y el pino de corteza blanca, candidata a especie en peligro.
Reportes y comunicados de prensa de junio y julio de 2021 atribuyeron el incendio a un rayo y señalaron que el fuego de casi 243 hectáreas (600 acres) avivado por el viento, forzó evacuaciones y cortó el acceso a carreteras cercanas, zonas de acampada y rutas de montaña. Los bomberos emplearon helicópteros para arrojar agua sobre el fuego, que ardía en terreno escarpado.
Los efectos del cambio climático sobre la regeneración de los bosques pueden ser significativos.
Un estudio de 2018 publicado en la revista Ecology Letters, que analizó casi 1.500 entornos silvestres quemados, determinó que debido a un clima más cálido y seco, pocos bosques recuperan su mezcla de árboles previa a los incendios, y en algunos casos los árboles no regresaron
Camille Stevens-Rumann, profesora asistente en la Universidad Estatal de Colorado y coautora del estudio, dijo que los incendios forestales se han vuelto más grandes e intensos, por lo que matan más árboles, y además se producen con más frecuencia.
“Tenemos muchos lugares que probablemente tienen un clima diferente que cuando se establecieron esas especies (de coníferas)”, señaló, de modo que pueden tener más problemas para recuperarse tras el fuego.
Si un clima más seco y cálido es inadecuado para que esos árboles regresen, añadió, “no se recuperarán”.