Líder opositor de Alemania viaja a Kiev; Scholz no va
El líder opositor alemán viaja a Kiev para reunirse con funcionarios ucranianos, mientras el canciller Olaf Scholz dejó claro que por ahora no tiene planes de hacer ese viaje
El dirigente opositor alemán viajó el martes a Kiev para reunirse con funcionarios ucranianos, mientras el canciller Olaf Scholz dejó claro que por ahora no tiene planes de hacer ese viaje.
Scholz ha intercambiado críticas con funcionarios ucranianos en semanas recientes debido a la negativa de Kiev de invitar al jefe de Estado alemán, el presidente Frank-Walter Steinmeier, a quien Ucrania acusa de haber fomentado estrechas relaciones con Rusia cuando era ministro de exteriores.
“No puede ser que un país al que damos tanta asistencia militar, tanta asistencia financiera, nos diga que nuestro presidente no puede ir”, expresó Scholz el lunes a la emisora ZDF.
El embajador de Ucrania en Berlín, Andrij Melnyk, respondió el martes calificando la negativa de Scholz a visitar como “no acorde con un estadista”.
“Esta es la más brutal guerra de exterminio desde la invasión nazi de Ucrania, no es una pelea de niños”, declaró el embajador.
El líder opositor Friedrich Merz, líder de bloque Unión de la excanciller Angela Merkel, visitó el poblado de Irpin en las afueras de Kiev y atestiguó la destrucción causada por el ejército ruso.
Tenía programadas reuniones con el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal, con el titular del parlamento Ruslan Stefanchuk y otros políticos en Kiev. No está pautada ninguna reunión con el presidente Volodymyr Zelenskyy.
El bloque Unión se sumó a los tres partidos de gobierno en una votación simbólica la semana pasada a favor de enviar armas pesadas a Ucrania, una posición respaldada por la mayoría de los alemanes. Otros, particularmente de la extrema izquierda y la extrema derecha, se oponen a la medida, argumentando que podría arrastrar a Alemania a un conflicto directo con Rusia.
La visita de Merz ocurre dos días antes de unas elecciones locales en Alemania en las que su partido, la Unión Demócrata Cristiana, aspira a retener el poder.