Los efectos del paro en Grandes Ligas se materializan
La calle adyacente a las instalaciones de pretemporada de los Gigantes de San Francisco carecía de su bullicio habitual, durante una mañana inusitadamente fría
La calle adyacente a las instalaciones de pretemporada de los Gigantes de San Francisco carecía de su bullicio habitual, durante una mañana inusitadamente fría.
El cantinero Sean Ramírez acomodaba platos y limpiaba vasos, antes de su turno para atender a los comensales durante el almuerzo en el restaurante Los Olivos Mexican Patio.
Y le fue imposible no pensar en el paro patronal de las Grandes Ligas.
“¡Hombre, normalmente ésta es nuestra mejor época del año”, dijo Ramírez, hijo del dueño del restaurante y quien ha trabajado detrás de la barra durante 15 años. “Éste es el lugar, el punto de reunión para los fanáticos de los Gigantes. Normalmente está abarrotado de seguidores que vienen de Sacramento y de San Francisco”.
Los sonidos del béisbol primaveral —desde el chasquido de los bates de madera al impactar las pelotas hasta la música que surge de los altavoces del estadio y el griterío de los cazadores de autógrafos— fueron sustituidos por el silencio.
En esta fecha, los pitchers y catchers debían haber comenzado sus entrenamientos para el juego inaugural de la campaña, previsto para el 31 de marzo.
En vez de ello, se cumplió el 77mo día del paro, que es ya la segunda interrupción de actividades más prolongada en la historia del béisbol. Muchos peloteros de las ligas menores se están presentando en sus campamentos de Arizona y Florida, en fechas que varían para cada club, pero las nóminas de 40 jugadores no estarán en el terreno sino hasta que haya un acuerdo entre las Grandes Ligas y el sindicato.
“Estoy muy triste, porque no hay nadie acá y vamos a tener una pretemporada breve”, comentó Johnny Rivero, de 59 años, fanático de los Yanquis que estaba cazando algunos autógrafos en las instalaciones de las Grandes Ligas del equipo en Tampa, Florida.
“Veremos qué pasa”.
Por ahora, no mucho.
Tal vez el hecho más desalentador para los aficionados es que no ha habido un solo avance real para romper el estancamiento en las negociaciones financieras. Ninguna de las partes emitió siquiera un comunicado esta semana para reconocer que la pretemporada no comenzará a tiempo, una anomalía que no se registraba desde 1995..
El miércoles por la mañana, en la Florida, la estatua de George Steinbrenner, el fallecido dueño de los Yanquis, se erguía frente l complejo de pretemporada del club, ante un estacionamiento prácticamente desierto y las taquillas cerradas.
Las temperaturas lindaron los 70 grados fahrenheit (21 celsius), con un viento que procedía del jardín derecho, donde debía estarse realizando ya la práctica.
En Arizona, no había ruido frente a los Salt River Fields, donde tienen sus instalaciones los Diamondbacks locales y los Rockies de Colorado. El frío y la humedad acentuaron la imagen triste de un recinto sin béisbol.
Un empleado de seguridad del aparcamiento deambulaba sin mucho que hacer.
Es el tercer entrenamiento de pretemporada en forma consecutiva que se altera. En 2020, la pretemporada se suspendió y abrevió por la pandemia. Un año después, las restricciones de salud limitaron el aforo.
Ramírez dijo no tener idea de cómo lucirá Los Olivos en febrero y marzo si no hay béisbol. Sólo espera que ambas partes lleguen pronto a un acuerdo.