México: revocatorio genera temor de retroceso democrático
El día después del referendo revocatorio, la vida de los mexicanos no ha cambiado nada pero la de la democracia del país tal vez sí y para peor, coinciden los académicos, porque tanto el presidente como su partido anunciaron que el siguiente paso sería reformar la ley electoral y reconfigurar el organismo que controla las votaciones
El día después del referendo revocatorio, la vida de los mexicanos no ha cambiado nada, pero la de la democracia del país tal vez sí y para peor, coinciden algunos académicos, porque se retomaron algunos vicios del pasado y tanto el presidente como su partido, Morena, anunciaron que el siguiente paso sería reformar la ley electoral y reconfigurar el organismo que controla las votaciones.
En México el Instituto Federal Electoral (INE) suele ser reconocido por su buen desempeño en la realización de comicios, pero Andrés Manuel López Obrador lleva años criticándolo y toda su gestión enfrentado con él alegando supuestos boicots en su contra y beneficios que, según él, recibirían sus funcionarios. El INE niega todo lo anterior.
López Obrador se mostró exultante el lunes, igual que Morena, aunque el domingo la abstención superó el 80% —y por tanto el referendo no será vinculante—, pese a que los partidos de oposición descalificaron por completo el ejercicio y a pesar de las muchas quejas y denuncias por prácticas irregulares.
“Fue un éxito completo”, dijo López Obrador. “Ahora estamos en una etapa nueva, no sólo de democracia representativa, sino de democracia participativa”.
Agradeció los apoyos estado por estado y se jactó del gran número de ciudadanos que votaron para que continuara en el cargo, más de 15 millones, una cifra no desdeñable porque suponen más personas que las que votaron por el principal líder opositor en las presidenciales de 2018. Eso, agregó el mandatario, a pesar de las “trampas y boicots” del INE que confía en reformar en un próxima propuesta de ley electoral, lo que parece ser su siguiente apuesta por culminar lo que considera la “cuarta transformación” del país y que algunos tachan de un giro autoritarista.
La consulta avivó la disputa entre López Obrador y el INE porque el instituto, al ver reducido su presupuesto, dijo que no tenía el dinero suficiente para llevarla a cabo. El caso llegó a la Suprema Corte, la cual ordenó efectuar el referendo, aunque al final se hizo con menos de la mitad de lo presupuestado y colocando un tercio de las mesas de votación.
El INE “hizo todo para evitar la participación del pueblo” denunciaron los gobernadores de Morena en un comunicado, pero los miembros del Instituto negaron el lunes en conferencia de prensa todas estas acusaciones y dijeron que aunque sí hubo ciertas irregularidades, pudieron votar todos los mexicanos que quisieron, por lo que no hubo ningún boicot.
Según Clara Jusidman, fundadora de la ONG Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, “se violaron muchas reglas que se habían desarrollado para evitar el clientelismo, la intervención de los gobiernos en el proceso y el uso de fondos públicos para promoverlo”. Por eso consideró la consulta un "retroceso muy triste para quienes hemos luchado al menos treinta años para que se reconozcan y respeten los derechos políticos en México”.
“Fue un gasto inútil y se volvió a prácticas de cuotas de votos (sufragios que los mandatarios locales se comprometía a obtener) impuestas a los gobernantes de Morena, como lo hacía el PRI antes de los años 90”, agregó.
Sin embargo, para la mayoría de los académicos el INE fue "el gran ganador” de la consulta, en palabras de Luis Miguel Pérez Juárez, experto en Democracia y Transición de la universidad privada Instituto Tecnológico de Monterrey, porque pudo organizarla con éxito y en poco tiempo. No obstante, todos temen que los embates contra este organismo crezcan porque “desde que llegó al poder, el INE le estorba”, dijo Pérez Juárez.
Durante décadas, López Obrador ha arremetido contra las autoridades electorales, sobre todo cuando en las polémicas presidenciales de 2006 dieron la victoria a Felipe Calderón por un ajustado 0,56% que consideró un fraude absoluto. El INE como tal se reformó en 2014, pero López Obrador siempre lo ha considerado liderado por consejeros corruptos. En ocasiones se denunciaron excesos de este organismo pero también fue la institución que avaló su abrumadora victoria en 2018, no cuestionada por nadie.
El lunes el presidente dijo que en la reforma electoral que presentará, entre otros cambios, será el pueblo y no los partidos los que elijan a los consejeros electorales para que sean “gente confiable” y no representantes de grupos de intereses creados o de partidos, pero eso, argumentan los académicos, no excluye que no sean designados de facto por el gobierno como ocurría antes en México, alertó Pérez Juárez.
La posibilidad de que prospere una reforma electoral preocupa a algunos expertos aunque, previsiblemente, no será fácil de aprobar porque para ello Morena y sus socios necesitarían una mayoría cualificada en el Congreso que no tienen.
Sin embargo, María Marván, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, alertó de que además de el hostigamiento “lo más preocupante” puede ser que en el año 2024 el ejecutivo le niegue al INE los fondos necesarios para poder organizar la elección presidencial con todas las garantías necesarias. “La responsabilidad histórica de los partidos de oposición nunca ha sido más grande porque deberán defender el presupuesto" del instituto, agregó.