Migrantes, fuente de contagios de coronavirus en Tailandia
La exitosa respuesta de Tailandia al brote de coronavirus se ve amenazada por infecciones en comunidades de migrantes que comprometen meses de confinamientos y esfuerzos para contener el COVID-19
Desafiando todos los pronósticos, Tailandia pudo contener el brote de coronavirus la mayor parte del año. Pero últimamente se ha visto amenazada por infecciones entre las comunidades de migrantes en las mismas puertas de Bangkok la capital.
Los crecientes contagios en la provincia de Samut Sakhon podrían echar por tierra meses de esfuerzos para frenar la propagación del virus y reactivar la economía.
El gobierno quiere controlar las infecciones aislando a los pacientes contagiados y ordenó al ejército y la armada que ayuden a instalar un hospital de 1.000 camas en esa provincia, según el portavoz del ministerio de defensa, teniente general Kongcheep Tantrawanit. Agregó que estará ubicado lo más cerca posible de la zona donde se encuentran la mayoría de los pacientes para reducir los riesgos de transmisión al transportarlos a otros sitios.
Se han reportado infecciones en más de dos docenas de provincias, incluida la de Bangkok. Las autoridades capitalinas ordenaron que se apliquen con mayor rigor las medidas ya existentes, como el distanciamiento social, el uso de tapabocas y tomar la fiebre en mercados, templos, parques y sitios de diversión. Las más de 700 escuelas y jardines de infantes de la ciudad permanecerán cerrados 12 días a partir del jueves 24 de diciembre.
El rastreo de contactos permite determinar focos de infecciones. En un mall del popular distrito comercial de la Plaza Siam, tres negocios visitados por una mujer que dio positivo fueron cerrados temporalmente para ser sometidos a una limpieza profunda. También cerraron los sectores de comidas del mall vecino de MBK.
La nueva ola de casos de coronavirus demorará seguramente la reactivación económica.
“Está claro que el relajarse con las medidas preventivas para contener el COVID puede generar nuevos sufrimientos económicos”, afirmó Prayuth.
Indicó que Tailandia debe ser muy cuidadosa al permitir visitas de otros países, algo que podría afectar el vital sector turístico, que se paralizó cuando se prohibieron los vuelos del exterior a principios de abril.
Poco antes de que se detectara el nuevo brote la semana pasada se había difundido una lista ampliada de países cuyos turistas serán admitidos, siguiendo severas restricciones, y se consideraba la posibilidad de acortar la cuarentena obligatoria de 14 días.
Los 576 casos nuevos de coronavirus reportados por Tailandia el domingo fueron la cifra más alta registrada en un día y un 13% del total de casos previo, que era de 4.907. Por meses, casi todos los casos que se detectaban afectaban a personas en cuarentena que habían llegado del exterior.
A partir del domingo siguieron surgiendo más contagios, hasta llegar a 5.762. Casi todos involucraban a trabajadores migrantes de Samut Sakhon o que estaban relacionados de algún modo con un gran mercado de comida del mar en esa provincia. Las autoridades sanitarias dicen que dieron positivo el 44% de los trabajadores migrantes y de las personas relacionadas directamente con el mercado que se sometieron a pruebas. La mayoría no mostraban síntomas.
El mercado fue cerrado durante el fin de semana y se impusieron otras restricciones, incluido un toque de queda de noche, la prohibición de salir de la provincia y el cierre de muchos sitios públicos. El martes por la noche otras dos provincias vecinas tomaron medidas. El balneario de Pattaya canceló a su vez sus planes de festejos públicos con motivo de las fiestas de fin de año.
El centro de operaciones que coordina la lucha contra el COVID-19 dijo el miércoles que 23 provincias, casi un tercio del total, corrían peligro de registrar brotes en base a la información suministrada por los vendedores del mercado acerca de sus clientes.
El director de la Organización Mundial de la Salud Tedros Adhanom Ghebreyesus ha elogiado varias veces las medidas tomadas en Tailandia contra el virus. En un tuit de septiembre encomió “a toda la sociedad, toda la respuesta del gobierno, la cantidad de pruebas, el rastreo de contactos, la participación de la comunidad y la movilización nacional de la comunidad de trabajadores del campo de la salud”.
El presidente de la Federación Industrial Tailandesa Supan Mongkolsuthree dijo que el sector industrial de Samut Sakhon sufre pérdidas del orden de los 33 millones de dólares por día debido al nuevo brote.
Agregó que la federación se opone a los confinamientos en otras zonas porque el problema está localizado y el gobierno puede contenerlo.
El origen del nuevo brote se desconocido, pero casi todos los casos nuevos se dan entre los trabajadores migrantes de la vecina Myanmar.
Estos trabajadores, que ganan muy poco, son uno de los principales motores de la economía tailandesa, en sectores que van desde las fábricas hasta la pesca y la construcción. El ministerio del trabajo de Tailandia dice que hay más de 233.000 trabajadores migrantes con papeles en orden en Samut Sakhon, y una cantidad imprecisa de extranjeros sin permiso de residencia. Habría de 4 a 5 millones de trabajadores extranjeros en Tailandia, según las Naciones Unidas.
A menudo los migrantes llegan con la ayuda de traficantes de personas y se ven obligados a trabajar en condiciones de virtual esclavitud para pequeños comercios, según comprobó una investigación de la Associated Press del 2015.
Muchos responsabilizan a los trabajadores de Myanmar por el último brote.
Las autoridades trataron de frenar el ingreso de personas que vienen del extranjero, pero las fronteras tailandesas son sumamente porosas. A principios de diciembre se detectaron contagios en dos tailandeses que llegaron de Myamar y que habían evitado los controles en la frontera para no ser obligados a entrar en cuarentena. Al menos dos viajaron al sur a Bangkok, antes de ser rastreados.
Parte de la población atribuye el nuevo brote a los trabajadores migrantes que ingresan ilegalmente a Tailandia.
El propio primer ministro Prayuth dijo el martes que “el nuevo brote en Samut Sakhon se debe mayormente a los inmigrantes ilegales”.
No ofreció pruebas, pero el miércoles ordenó a los militares que aumentaran los patrullajes de la frontera para detectar cruces ilegales y pidió que se investigase a funcionarios corruptos que estarían ayudando a los traficantes de personas.
Activistas a favor de la causa de los migrantes dicen que también en Singapur y Malasia se han detectado brotes entre las comunidades de trabajadores migrantes.
“Los trabajadores migrantes de toda Asia siguen siendo un grupo de alto riesgo de contagio y propagación del COVID-19 porque no pueden mantener el distanciamiento social en sus sitios de trabajo ni en sus viviendas, atestadas y poco sanitarias”, dijo Andy Hall, especialista en los trabajadores migrantes de Asia.