México vota a mitad de la "transformación" de López Obrador
Los mexicanos eligen a toda la cámara baja del Congreso, casi la mitad de los gobernadores del país y la mayoría de los alcaldes, en una votación que determinará si el partido Morena del presidente, Andrés Manuel López Obrador, obtiene la mayoría legislativa necesaria para continuar con su “Cuarta transformación” de México
Los mexicanos elegían el domingo a toda la cámara baja del Congreso casi la mitad de los gobernadores del país y la mayoría de los alcaldes, en una votación que determinará si el partido Morena del presidente, Andrés Manuel López Obrador, obtiene la mayoría legislativa necesaria para continuar con su “Cuarta transformación” de México.
Sus detractores han descrito los comicios como una oportunidad de impedir que el aún popular López Obrador concentre más poder y debilite el sistema de equilibrios y garantías. El presidente dice que la oposición está dominada por conservadores que se oponen a su campaña contra la corrupción y el gasto innecesario.
López Obrador se ha quejado de que cortes y agencias reguladoras independientes han bloqueado algunas de sus medidas más duras para dar poder a empresas estatales. Sus rivales temen que si obtiene una mayoría, pueda intentar subyugar a los tribunales y agencias reguladoras creadas durante las décadas de transición mexicana hacia una democracia plena.
Quince de las 32 gubernaturas del país se deciden el domingo, así como los 500 escaños de la Cámara de Diputados. Casi 20.000 puestos locales, como alcaldías y concejalías, se dirimen en 30 estados, las carreras electorales que a menudo han registrado más incidentes violentos. Unas tres docenas de candidatos locales han sido asesinados.
Las bandas criminales han intentado influir en las elecciones, según los expertos, aunque el gobierno atribuye la mayoría de los asesinatos a otras cuestiones y dice que no estaban necesariamente relacionados con la votación.
La autoridad electoral del país afirmó que estas serán unas de las elecciones más vigiladas de la historia, con más de 19.000 observadores registrados, y la violencia en los centros de votación es relativamente rara.
López Obrador ha subido el salario mínimo y reforzado los programas de ayuda gubernamental como pagos adicionales a los ancianos, estudiantes y programas de formación para jóvenes. También creó una Guardia Nacional casi militar y dio un importante papel al ejército en sus proyectos estrella, que incluyen trenes, una refinería de petróleo y aeropuertos.
Pero no ha seguido una línea izquierdista tradicional. Pese a tensiones ocasionales, ha mantenido una relación cordial con Estados Unidos y ayudó a impedir que decenas de miles de migrantes centroamericanos llegaran a la frontera estadounidense. Detesta la deuda del gobierno y el despilfarro.
Sus oponentes le describen como intolerante a las críticas y obsesionado con una imagen nostálgica de México en la década de 1960, cuando el petróleo regía el mundo y las empresas estatales dominaban muchos sectores de la economía. Conservador en lo social y cristiano declarado “en el sentido más amplio”, ha enojado a las feministas con sus políticas, aunque ha complacido a muchos mexicanos por su estilo de vida austero.
Las elecciones son el primer evento público masivo desde que la pandemia del coronavirus golpeó al país hace más de un año, aunque las cifras de contagios han caído y México ha vacunado a un cuarto de los adultos. Las 350.000 muertes estimadas en la pandemia -unas 230.000 de ellas confirmadas con pruebas- no parecen haber jugado un gran papel en la campaña electoral, aunque podrían pesar en la mente de los votantes.