Oposición venezolana enfrenta un creciente desencanto

La familia de Emily Mayora alguna vez apoyó a los opositores al presidente venezolano Nicolás Maduro, especialmente hace tres años, cuando un joven líder le inyectó vida al movimiento y atrajo a grandes multitudes a las calles

AP Noticias
Miércoles, 02 de marzo de 2022 20:54 EST
VENEZUELA-OPOSICIÓN
VENEZUELA-OPOSICIÓN (AP)

En algún momento, la familia de Emily Mayora apoyó a los opositores al presidente venezolano Nicolás Maduro, especialmente hace tres años, cuando un joven líder le inyectó vida al movimiento y atrajo a grandes multitudes a las calles.

Pero, cuando ese mismo líder se presentó recientemente para buscar apoyo en Maiquetía, un pueblo en el Mar Caribe, Mayora ni siquiera se molestó en caminar una manzana para verlo. Se quedó en la tiendita que administra desde su casa, vendiendo refrescos y bocadillos mientras el líder opositor Juan Guaidó daba un discurso ante unas 90 personas.

Su desencanto es ampliamente compartido en Venezuela, donde el estado de la economía es lamentable y mucha gente está harta tanto del gobierno como de los grupos que se oponen a él.

“No creo en ninguno de los dos bandos, ni de los opositores ni de los oficialistas”, aseguró la madre de dos. “¿Por qué? Porque prometen y prometen y no cumplen. Ellos se montan ahí, (a decir) que ‘vamos a salir de este gobierno nefasto’. Pura charla. Hay muchas personas que están acá que no salen, son contados, porque no creen ya en nada de esto”.

Este amplio malestar popular se produce tras un breve estallido de entusiasmo generado por algunas notables victorias en elecciones locales y está socavando los esfuerzos de la oposición por volver a captar adeptos después de que la pandemia obligó a un paréntesis en las marchas y concentraciones multitudinarias.

Guaidó, entonces presidente del Congreso, se declaró gobernante legítimo de Venezuela en 2019 y afirmó que la reelección de Maduro había sido fraudulenta. Atrajo a enormes multitudes de seguidores a las calles y, al mismo tiempo, obtuvo un amplio reconocimiento internacional de Estados Unidos, Canadá y muchas naciones europeas.

No obstante, gran parte de ese impulso parece haberse evaporado.

La popularidad de Guaidó ha caído, de alrededor del 60% hace tres años, a menos del 15% en febrero, según la encuestadora venezolana Datanálisis,.

Eso ocurre porque muchos creen que él carece de medios viables para derrocar a Maduro, quien ha estado en el poder desde 2013, expresó David Smilde, investigador principal de la organización Washington Office on Latin America (Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos) y profesor de la Universidad de Tulane.

“A menos que sea alguien que esté realmente entusiasmado con Guaidó o que sea de alguna manera cercano al movimiento de oposición, es bastante difícil encontrar personas que piensen que es el indicado”, añadió Smilde.

“Casi todos los demás piensan: ‘Bueno, esto simplemente no llevó a nada y nada ha cambiado’. Y van a permanecer pasivos hasta que vean una especie de nueva oferta que sea realmente diferente”.

La represión del gobierno también ha hecho que muchos lo piensen dos veces antes de involucrarse

A nivel nacional, algunos dirigentes clave de la oposición, y algunos ciudadanos que han levantado la voz, han sido encarcelados o hueron al extranjero. El gobierno ha reducido a la oposición y a la mayoría de los medios de comunicación independientes. Muchos temen que expresar su oposición pueda poner en peligro su acceso a los bienes subsidiados que distribuye el gobierno.

A nivel internacional, el fracaso de Guaidó para capitalizar su estallido inicial de popularidad también le ha restado atractivo. Varios de los países que alguna vez reconocieron el gobierno paralelo de Guaidó ya no lo hacen.

Una multitud todavía más pequeña se congregó el mes pasado en una calle estrecha y sin salida en un vecindario a Guaidó, de 38 años. Algunos fueron llevados al lugar en autobús y vestían camisetas anaranjadas o azules de los partidos políticos de su movimiento, el cual cuenta con respaldo de Estados Unidos. Otros se pararon afuera de sus casas para escuchar y algunos se acercaron para estrecharle la mano.

Pero muchos continuaron con su rutina diaria.

Un hombre repartía agua a las casas y otro se fue a trabajar. Mayora, de 44 años, mantuvo abierta su tienda. Un cliente tenía problemas matemáticos mientras intentaba descubrir la mejor manera de conseguir más por su equivalente a 5 dólares.

“La gente en este momento se ha vuelto muy selectiva, por decirlo así, con las cosas que atiende y las cosas en las cuales pone energía y pone esfuerzo”, explicó Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.

“Cuando tú le dices a la gente ‘Bueno, vamos a protestar’, la gente te va a decir ‘bueno, exactamente como para qué y para qué va a servir y en qué va a desembocar esta protesta y porque esta si va a funcionar, si la otra no funcionó’. Entonces, lo que hay es unas expectativas muy, muy bajas (de cambio)”.

Únicamente alrededor del 42% de los votantes registrados participó en las elecciones regionales de noviembre y Alarcón afirmó que mucha gente no cree que se respete su voto.

El gobierno socialista ganó la mayoría de las contiendas, pero sufrió un revés notable en el estado noroccidental de Barinas, donde la familia del fundador del movimiento gobernante, el difunto presidente Hugo Chávez, había gobernado durante más de 20 años. El candidato de la oposición fue descalificado retroactivamente mientras se encontraba a la cabeza en el conteo de votos.

Las autoridades electorales programaron luego una nueva elección para enero, pero descalificaron a otros dos candidatos opositores. Sin embargo, la oposición finalmente ganó de nuevo, sorprendiendo al partido gobernante.

El empleado del gobierno William Gómez estuvo entre las multitudes que apoyaron a Guaidó en 2019, pero asegura que no lo volverá a hacer.

“Yo ya no creo en nadie ¿Qué vamos a hacer si estos señores no hacen una buena política? Tiene que nacer otro líder que de verdad se dedique a la gente”.

El movimiento de Guaidó intenta revivir el entusiasmo de la ciudadanía mientras busca apoyo hacia unas elecciones presidenciales anticipadas y justas. El mes pasado reunió a unos 700 de sus dirigentes locales en Caracas a fin de prepararlos para impulsar las elecciones y otras demandas.

En el mitin en Maiquetía, activistas del partido como Yoliana Salazar dijeron que están tratando de recuperar a los escépticos como Gómez.

“Es un trabajo de hormiguita, un trabajo como de poco a poco” añadió, al tiempo repitió las afirmaciones de Guaidó sobre algunos avances, como una investigación de la Corte Penal Internacional por posibles crímenes de lesa humanidad cometidos contra los manifestantes en 2017.

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