Peligra la promoción a minorías en las universidades de EEUU
Otrora bastón de segregación, la Universidad de Carolina del Norte ha tomado en cuenta la raza de los solicitantes de ingreso para compensar su pasado sórdido y aumentar el número de estudiantes negros y de otras minorías en el campus
Otrora bastón de segregación, la Universidad de Carolina del Norte (UNC) ha tomado en cuenta la raza de los solicitantes de ingreso para compensar su pasado sórdido y aumentar el número de estudiantes negros y de otras minorías en el campus.
Su programa de Acción Afirmativa, que usa la raza entre otros factores para crear un cuerpo estudiantil diverso, es similar a programas en otras universidades públicas y privadas en Estados Unidos, pero la Corte Suprema federal parece encaminada ahora a restringir su uso o abolirlo completamente
La causa, que sigue a la anulación en junio del derecho constitucional al aborto, ofrece otra prueba para una corte dominada ahora por los conservadores. La pregunta es si el máximo tribunal del país moverá más a la derecha las políticas del país en otro de sus asuntos culturales más contenciosos.
El máximo tribunal de la nación analizará dos casos el lunes, vinculados con la UNC y Harvard, respectivamente las universidades pública y privada más viejas en la nación.
Los demandantes en las causas han perdido en cada paso, con las cortes menores rechazando sus argumentos de que esas escuelas discriminan ahora a los aspirantes blancos y de ascendencia asiática.
Pero la organización Students for Fair Representation, creada por el activista conservador Ed Blum, siempre ha tenido la mira en la Corte Suprema —más conservadora ahora que tres nominados por el previo presidente, Donald Trump, están entre sus nueve magistrados— como el mejor foro para dar marcha atrás más de 40 años de fallos judiciales que han permitido que la raza sea un factor a considerar al tratar de equilibrar la diversidad en las admisiones.
La universidad insignia de Carolina del Norte en Chapel Hill es un lugar curioso para exponer el argumento.
Sus primeros estudiantes negros llegaron allí en 1951 y solamente gracias a una orden judicial. Hasta la década de 1980, varios estudiantes reportaron haber sido sujetos a epítetos raciales y muestras asombrosas de insensibilidad, incluso un caso en que un estudiante blanco les pidió lavar su ropa, de acuerdo con un recuento del historiador David Cecelski incluido en los documentos del caso.
Incluso ahora, la jueza federal de distrito Loretta Biggs apuntó en su fallo en 2021, que ratificó el actual programa en la UNC, que muchas minorías consiguen ingresar a la universidad a una tasa menor que los solicitantes blancos y asiáticos y que “los estudiantes de minorías en la universidad siguen reportando que son confrontados con epítetos raciales, además de sentirse aislados, excluidos, estereotipados y vistos como muestras en muchos espacios de la universidad”.
Defendiendo su programa, UNC le escribió a la Corte Suprema que la escuela “sigue teniendo mucho qué hacer”.
En un día otoñal reciente en Chapel Hill, varios estudiantes hablaron sobre los que consideran ventajas y desventajas de los programas de Acción Afirmativa en las admisiones universitarias.
Christina Huang, una estudiante de 18 años que está en su primer año en la universidad, pero que ya es codirectora de UNC for Affirmative Action, defendió la necesidad de la diversidad en el campus, afirmando que enriquece el ambiente académico para todos los estudiantes, incluso fuera de las aulas.
“Creo que existe una connotación negativa hacia la Acción Afirmativa, esa idea de que hay que cumplir con una cuota que perjudica a los asiático-estadounidenses”, afirmó Huang, que estudia Ciencias Políticas.
“Pero la cultura tiene un papel importante, especialmente en el campus de la UNC, porque lo recorres y hay cultura en todas partes. Hay gente vestida en ropas tradicionales, espectáculos de moda, gente bailando diferentes tipos de música, incluso los alimentos que comemos: eso es muy significativo. Se perdería mucho si no nos aseguramos de tener esa diversidad”.
Los estudiantes ahora disfrutan pícnics bajo los árboles en McCorkle Place, donde la estatua del Ejército Confederado Silent Sam estuvo durante más de 100 años hasta que varios manifestantes la derribaron en 2018, pues la consideraron un símbolo de racismo, supremacismo blanco, intolerancia y esclavitud.
Joy Jiang, de 19 años y codirectora del grupo que defiende la Acción Afirmativa, expresó que las recientes tensiones raciales en el campus —que ella describió como una respuesta negativa al derribo de la estatua— han hecho que muchos estudiantes no blancos teman expresar abiertamente su apoyo al programa.