Persisten racismo y extremismo en las filas armadas de EEUU
Una investigación de The Associated Press descubre que, a pesar de las nuevas directrices del Departamento de Defensa de EEUU sobre el extremismo, en las filas del ejército siguen siendo una preocupación constante el racismo y la discriminación
En febrero, cuando todavía estaban frescas en la mente de los estadounidenses las imágenes del violento asalto al Capitolio en Washington, el recién confirmado secretario de Defensa, Lloyd Austin dio un paso sin precedentes al firmar un memorándum en el que se ordenaba a los comandantes de las fuerzas armadas que impusieran un día de reflexión sobre el extremismo en las fuerzas armadas de la nación.
El retiro para la reflexión fue una respuesta a la participación y la posterior detención de varios veteranos de guerra y al menos un miembro del servicio activo, que junto con miles de partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpieron el 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos, en un disturbio que hizo que los legisladores buscaran refugio, que una persona muriera a causa de un disparo de la policía del Capitolio y que causó millones de dólares en daños al edificio considerado en gran medida como el símbolo de la democracia estadounidense.
La orden de Austin, que también se produjo en momentos en que todo Estados Unidos estaba lidiando con la forma de abordar el racismo sistémico, fue el más reciente de varios esfuerzos realizados por los militares desde hace décadas para purgar sus filas de extremistas y supremacistas blancos.
En respuesta a la orden, el ejército emitió la semana pasada nuevas reglas para lidiar con el extremismo, que incluyeron actualizar la política de uso de redes sociales. Según las nuevas normas, ahora dar un “me gusta” o retransmitir contenido supremacista blanco o extremista podría resultar en una acción disciplinaria. El Departamento de la Defensa también actualizó sus mecanismos de selección de reclutas y analiza cómo preparar a las tropas que se retiran para que no sean blanco de organizaciones extremistas.
Sin embargo, una investigación de AP encontró que —a pesar de las nuevas directrices de las fuerzas estadounidenses sobre el extremismo— en las filas del ejército siguen siendo una preocupación constante el racismo y la discriminación.
La investigación de AP muestra que las nuevas pautas no abordan las actuales disparidades en la justicia militar según el código legal que gobierna las fuerzas armadas de Estados Unidos, el llamado “Uniform Code of Military Justice”.
Numerosos estudios, incluso un informe del año pasado de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos (GAO por sus siglas en inglés) muestran que los miembros del servicio hispanos o de raza negra fueron investigados y sometidos a consejos de guerra de manera desproporcionadamente mayor. Un estudio reciente de la Facultad de Postgrado Naval encontró que los marines afroestadounidenses fueron condenados y castigados en consejo de guerra a una tasa cinco veces mayor que otras razas en el Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos.
La investigación de la AP muestra también que el sistema judicial militar no tiene una categoría explícita para los delitos de odio, algo que el gobierno federal, 46 estados y el Distrito de Columbia sí tienen en sus códigos penales, lo que dificulta la cuantificación de los delitos motivados por prejuicios.
Como resultado, las agencias de investigación como el Servicio de Investigación Penal Naval o la División de Investigación Penal del Ejército tampoco tienen una categoría específica de delitos de odio, lo que afecta la forma en que investigan los casos.