Republicanos aprueban nueva ley electoral en Texas
Republicanos de Texas avanzan nuevas restricciones al voto tras meses de protestas demócratas, que no tienen posibilidad de frenar un proyecto de ley que incluye la prohibición de votar desde el auto y dará más poder a los observadores electorales
Los republicanos de Texas avanzaron el jueves nuevas restricciones al voto tras meses de protestas demócratas, quienes tras un parón de 38 días se han quedado sin posibilidades de frenar un proyecto de ley que incluye la prohibición de votar desde el auto y dará más poder a los observadores electorales.
El documento, de casi 50 páginas, fue aprobado en la Cámara de Representantes de Texas por 79 votos a favor y 37 en contra en un rápido avance a una semana de que los demócratas cedieron en su resistencia. El gobernador republicano, Greg Abbott dijo que firmará el texto que está previsto que llegue a su escritorio a principios de septiembre, si no antes.
El ambiente durante el debate en la cámara en el tercer intento de los republicanos de sacar adelante la norma desde mayo, fue tenso. Durante más de 12 horas, los republicanos defendieron los cambios como salvaguardas mientras que los demócratas, que ofrecieron una serie de intentos infructuosos para suavizar el texto, continuaron afirmando que tendrá un impacto desproporcionado en las personas no blancas.
Texas será el último gran estado controlado por el Partido Republicano que aprueba una ley electoral más estricta impulsada por el falso reclamo de expresidente Donald Trump de fraude en los comicios de 2020.
Entre otras cosas, el texto prohíbe votar desde un auto y amenaza con imputar delitos graves a las autoridades electorales locales que envíen solicitudes de voto por correo a electores que no las hayan solicitado. Muchas de las provisiones tienen como objetivo el condado de Harris — que incluye a Houston y es un importante feudo demócrata — luego de que sus líderes ampliaron las vías de votación durante la pandemia del coronavirus.
Además establece que no se puede negar la “libre circulación”de los observadores electorales, que son elegidos por las campañas y los partidos, y convierte en delito que los jueces electorales la impidan. Los republicanos respondieron a las preocupaciones demócratas sobre intimidación y perturbación de la votación con promesas de que éstos tendrán que prestar juramento y pasar una formación.