Scottie Scheffler, el cauto campeón del Masters
Scottie Scheffler es el mejor golfista del momento y nunca está pensando más allá del siguiente golpe
Scottie Scheffler anhelaba ser golfista profesional que usaba pantalones cortos cuando tomaba lecciones en Royal Oaks en Dallas e incluso en torneos juveniles, sin importante cuán sofocante era el calor de Texas.
En ningún momento se imaginó como se iba a ver con un chaleco verde.
Consagrarse en el Masters es el dueño de todo golfistas, particularmente en Texas con un legado de campeones que van de Byron Nelson y Ben Hogan a Ben Crenshaw y Charles Coody hasta más recientemente con Jordan Spieth y Patrick Reed.
Scheffler no ha cambiado mucho.
“Nunca he sido alguien de ponerse a pensar mucho en lo que el futuro te pueda deparar", dijo Scheffler la noche del domingo al tratar de asimilar la magnitud de su victoria de tres golpes en el Augusta National.
Tiger Woods se refirió durante el fin de semana a la ventana de tiempo cuando a un jugador todo le sale bien, ya sea Fred Couples en 1992 o Woods en incontables ocasiones. La esperanza es que esa ventana caiga en medio de un major del calendario, y la racha Scheffler se ha dado en el momento ideal.
Salió victorioso en el Abierto de Phoenix, en Bay Hill y en el Match Play durante un lapso de siete semanas. El triunfo en el Match Play le permitió saltar a la cima del ranking, y luego fue el turno en Augusta.
Mientras esperaba para ponerse el chaleco verde por primera vez, alguien le preguntó sobre la primera ocasión que soñó en un momento así.
“Probablemente la primera vez que me puse a pensarlo fue durante la tarde del viernes, después de finalizar la ronda", respondió Scheffler.
“¿En serio?”, le dijeron.
De veras. Scheffler se aburrió durante los últimos meses diciendo que sólo tenía daba gracias por la oportunidad de competir. Ese era el sueño. Lo que le puso a llorar fue recibir en su correo la invitación cuando se clasificó a su primer Masters, el que cambió de fecha y se jugó en noviembre de 2020.
¿Ganar un Masters? Fue algo que empezó a concebir tras despegarse por cinco golpes en el liderato tras la segunda ronda y afrontar el último día con una ventaja de tres impactos.
Scheffler sólo quería competir. La actitud no ha cambiado en lo absoluto.