UE mantiene apoyo a socios libios pese a abusos a migrantes
Un informe militar confidencial de la Unión Europea pide continuar un controvertido programa de la Unión Europea para formar y equipar a la guardia costera y la marina libias, a pesar de crecientes preocupaciones sobre cómo tratan a los migrantes, un aumento de las muertes en el mar y que el país norteafricano sigue sin tener una autoridad central
Un informe militar confidencial de la Unión Europea pide continuar un controvertido programa de la Unión Europea para formar y equipar a la guardia costera y la marina libias, a pesar de crecientes preocupaciones sobre cómo tratan a los migrantes, un aumento de las muertes en el mar y que el país norteafricano sigue sin tener una autoridad central.
El reporte, que circuló este mes entre autoridades europeas y al que tuvo acceso The Associated Press ofrece un inusual vistazo a la determinación de la UE de apoyar a Libia en la intercepción y devolución de decenas de miles de hombres, mujeres y niños a Libia, donde enfrentan abusos insoportables.
El reporte compilado por el contraalmirante de la marina italiana Stefano Turchetto, responsable de la misión europea de vigilancia de embargo de armas, o Operación Irini, admite un “uso excesivo de la fuerza” por parte de autoridades libias, y añade que la instrucción de la UE “ya no se sigue por entero”.
Cientos de miles de migrantes que tratan de llegar a Europa viajan hasta Libia, donde ha florecido un lucrativo negocio de tráfico y contrabando. El país no tiene un gobierno funcional y lleva años fragmentado entre gobiernos rivales en el este y el oeste, cada uno de ellos respaldado por distintos grupos armados y gobiernos extranjeros.
El reporte de la UE admite que el “estancamiento político” en Libia ha lastrado el programa europeo de instrucción y señala que las divisiones internas del país hacen difícil conseguir apoyo político para hacer que se cumplan “estándares adecuados de comportamiento (...) acordes con los derechos humanos, especialmente cuando se trata de migrantes irregulares”.
La Comisión Europea y el Servicio de Acción Externa de la UE, equivalente a la oficina de exteriores del bloque de 27 naciones, declinaron hacer comentarios sobre el reporte. Pero el vocero Peter Stano confirmó que la UE está decidida a formar al personal de guardacostas y reforzar la capacidad de Libia de gestionar un programa de búsqueda y rescate en una amplia zona del Mediterráneo
El programa de formación “sigue firme sobre la mesa para aumentar la capacidad de las autoridades libias de salvar vidas en el mar”, dijo Stano.
Las críticas por la política migratoria europea han ido en aumento. Se han presentado tres solicitudes ante la Corte Penal Internacional reclamando que se investigue a autoridades libias y europeas, así como a traficantes, milicianos y otros por crímenes contra la humanidad. Una pesquisa de Naciones Unidas en octubre también encontró pruebas de que los abusos cometidos en Libia podrían suponer crímenes contra la humanidad.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió la semana pasada que los países “revisen las políticas que respaldan la intercepción en el mar y la devolución de refugiados y migrantes a Libia”.
Stano rechazó esas críticas. “Cuando se trata de migración, nuestro objetivo es salvar las vidas de las personas, proteger a los necesitados y combatir el tráfico de seres humanos y el contrabando de migrantes”, dijo Stano.
Defensores de los derechos humanos y solicitantes de asilo discrepan.
“Los europeos pretenden poner una cara amable”, dijo una mujer camerunesa que llegó a Libia en 2016 con su hija, pensando que podría encontrar trabajo. En lugar de eso fue víctima del tráfico de personas y obligada a prostituirse tras verse separada de la niña. AP no identifica a las víctimas de violencia sexual.
En 2018 subió a un barco de contrabandista con destino a Europa, pero su grupo fue interceptado por las autoridades libias y llevado al conocido centro de detención de Tajoura, donde los detenidos fueron golpeados y maltratados. No pudo salir hasta que un amigo pagó un rescate de 700 dólares a los guardas.
“¿Lo llaman salvar vidas? ¿Cómo es salvar vidas cuando esas vidas se ven torturadas tras ser salvadas?”, dijo la mujer.
Cuando se le preguntó por los centros de detención en Libia, Stano dijo que la posición de la UE esta clara: “Son inaceptables. El sistema actual de detención arbitraria debe terminar”.
Pero pese a esas afirmaciones, sobre el terreno no ha cambiado nada. El gobierno libio nombró el mes pasado a Mohammed Al-Khoja, un líder miliciano implicado en abusos a migrantes, para dirigir el Departamento para Combatir la Migración Irregular, que supervisa los centros de detención.
“La misma gente encargada de desmantelar el negocio de tráfico son los mismos traficantes”, dijo Violeta Moreno-Lax, fundadora del programa de derecho migratorio en la Queen Mary University de Londres
El reporte de la UE señaló el “uso excesivo de la fuerza física” por parte de una patrulla libia durante la intercepción el 15 de septiembre de un bote de madera con unos 20 migrantes cerca de la costa libia.
Las fuerzas libias emplearon tácticas “nunca observadas antes y que no cumplen con la instrucción (de la UE) (...) así como con la regulación internacional”, dijo el reporte. No dio más detalles sobre qué había ocurrido exactamente.
Un vocero de la guardia costera libia no respondió a peticiones de AP de hacer comentarios sobre el incidente o el reporte de la UE. En el pasado, el ministerio libio del Interior y representantes de la guardia costera han dicho que hacen todo lo que pueden con recursos limitados en un país marcado por años de guerra civil.
En respuesta a preguntas de AP, Frontex, la agencia europea de fronteras y guardacostas que documentó la intercepción del 15 de septiembre, dijo que había presentado un “informe de incidente grave”, pero no podía dar más detalles.
El reporte ofrece “más pruebas de que no debería haber cooperación con esta fuerza”, dijo Ozlem Demirel, miembro del partido alemán Izquierda en el Parlamento Europeo.
“El hecho de que Irini pida aún más formación es, en mi opinión, escandaloso”, afirmó.
Las tácticas violentas empleadas por las autoridades libias en el mar han sido muy documentadas durante años. Activistas de un barco voluntario de rescate dijeron la semana pasada que habían visto a tripulantes de una patrullera libia “disparando a una persona que había saltado al agua”.
Desde 2015 se han destinado 455 millones de euros (516 millones de dólares) a través del Fondo para África de la UE, de los que una parte considerable han ido a financiar la gestión migratoria y de fronteras.
Sin embargo, grandes sumas se han desviado a redes de milicianos y traficantes que explotan a los migrantes, según una investigación de AP de 2019. Los guardacostas también son cómplices, y entregan a los migrantes interceptados en el mar a centros de detención dentro de acuerdos con milicias, o bien reclaman pagos para dejar ir a algunas personas.
El dinero de la UE, en gran parte canalizado a través de Italia, se ha utilizado para entrenar personal y reacondicionar embarcaciones para autoridades libias. La guardia costera libia también recibió teléfonos por satélite y uniformes, y recibirá tres nuevas patrulleras en los próximos dos años.
Para interceptar los pequeños y endebles botes migrantes en el Mediterráneo, las autoridades libias también dependen de la información reunida y compartida por drones, aeronaves y radares europeos. Pero incluso el caos político del país afecta a menudo a las operaciones de búsqueda y rescate.
La migración irregular del norte de África a Italia y Malta aumentó en 2021 tras un descenso en 2020 debido principalmente a la pandemia del coronavirus. Las travesías por el Mediterráneo central supusieron un tercio de los cruces ilegales a Europa, según Frontex.
Pero al aumentar las salidas también lo hicieron las intercepciones. Los guardacostas libios recogieron y devolvieron a Libia a más de 32.000 personas el año pasado, casi el triple que en 2020.
Sin embargo, pese a todo el equipamiento y la instrucción proporcionados a Libia para salvar vidas, más de 1.500 personas murieron o desaparecieron el año pasado, la cifra más alta desde 2017.
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Brito informó desde Barcelona España. Jordans informó desde Berlín.