Visita papal a Canadá indica cambios hacia legado misionero

El viaje del papa Francisco a Canadá para pedir perdón por los horrores ocurridos en los internados para indígenas gestionados por la Iglesia católica supone un replanteamiento radical del legado misionero de la Iglesia católica, impulsado por el primer papa americano y el descubrimiento de cientos de posibles tumbas en los terrenos de las escuelas

AP Noticias
Sábado, 23 de julio de 2022 07:00 EDT
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EUR-GEN VATICANO-CANADÁ (AP)

El viaje del papa Francisco a Canadá para pedir perdón por los horrores ocurridos en los internados para indígenas gestionados por la Iglesia católica supone un replanteamiento radical del legado misionero de la Iglesia católica, impulsado por el primer papa americano y el descubrimiento de cientos de posibles tumbas en los terrenos de las escuelas.

Francisco ha señalado que la visita, que durará una semana y comienza el domingo, es un “peregrinaje de penitencia” para pedir perdón en suelo canadiense por el “mal” hecho a los pueblos nativos por los misioneros católicos. Se produce luego de que el pasado 1 de abril el Vaticano se disculpó por las generaciones de traumas que sufrieron las comunidades indígenas como resultado de la política impuesta por la iglesia para eliminar su cultura e incluirlos en la sociedad cristiana canadiense.

El tono de arrepentimiento personal de Francisco ha supuesto un importante cambio en el papado, que desde hace tiempo reconoce los abusos cometidos en los internados y defiende firmemente los derechos y la dignidad de los pueblos indígenas. Pero sus predecesores también elogiaron el sacrificio y la santidad de los misioneros católicos europeos que llevaron la cristiandad a América, algo que Francisco ha hecho en el pasado pero que no se espera que enfatice durante este viaje.

El cardenal Michael Czerny, un jesuita canadiense que es uno de los principales asesores papales en el Vaticano, recordó que al inicio de su mandato, Francisco afirmó que ninguna cultura puede reclamar el control del cristianismo y que la Iglesia no puede exigir que la población de otros continentes imite la forma en la que los europeos expresan su fe.

“Si esta convicción hubiera sido aceptada por todos los implicados en los siglos posteriores al ‘descubrimiento’ de América, se habría evitado mucho sufrimiento, se habrían producido grandes avance y América sería mejor en general”, escribió en un email a The Associated Press.

Este viaje no será fácil para Francisco, de 85 años, ni para quienes sobrevivieron a los internados y sus familias. El papa no puede caminar sin ayuda y utilizará una silla de ruedas y un bastón debido a una dolorosa distensión de los ligamentos en una rodilla. En todos los eventos habrá expertos en traumas para ofrecer ayuda psicológica a los supervivientes de las escuelas ante la posibilidad de que se produzcan situaciones conflictivas.

“Es un eufemismo decir que hay emociones encontradas”, señaló el jefe Desmond Bull, de la tribu Louis Bull, una de las Primeras Naciones que forman parte del territorio de Maskwacis, donde el pontífice pronunciará el lunes su primera disculpa, cerca del emplazamiento de un antiguo internado.

El gobierno canadiense ha admitido que los abusos físicos y sexuales eran generalizados en las escuelas cristianas financiadas por el estado que estuvieron abiertas desde el siglo XIX hasta la década de 1970. Alrededor de 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias y obligados a asistir a estos centros en un intento de aislarlos de la influencia de sus hogares, lenguas y culturas nativas.

Los líderes indígenas citaron el legado de esos abusos y del aislamiento familiar como una de las principales causas de las tasas epidémicas de adicción al alcohol y a las drogas en las reservas canadienses.

“Para los sobreviventes, de una costa a la otra, esta es una oportunidad - la primera y quizás la última - de resarcirse ellos y sus familias”, dijo el gran jefe Georg Arcand Jr., de la Confederación del Tratado Seis en Maskwacis.

“Será un proceso difícil, pero necesario”, indicó.

A diferencia de la mayoría de los viajes papales, el protocolo diplomático de una visita de Estado tradicional quedará relegado a un segundo plano frente a los encuentros personales con sobrevivientes de las Primeras Naciones, los Metis y los Inuit. Francisco no se reunirá formalmente con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, hasta la mitad de su estancia, en la Ciudad de Quebec.

La visita terminará también de forma inusual: el papa visitará Iqaluit, Nunavut, lo más al norte que ha estado, para llevar su disculpa a la comunidad inuit antes de volar de regreso a Roma.

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La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración con The Conversation US, con fondos de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable del contenido.

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