‘The Night Stalker’: la historia de Richard Ramírez, el asesino serial que aterrorizó a Los Ángeles
Ramírez, el asesino en serie de origen latino, fue el más odiado y temido, pero también despertó pasiones en sus fans
Richard Ramírez fue uno de los asesinos en serie más sangrientos de la historia de Estados Unidos. La ola de crímenes perpetuados por él, aterrorizó a California y al mundo entero en 1985.
Ricardo Leyva Muñoz Ramírez, nacido el 29 de febrero de 1960 en Texas, creció en un hogar marcado por la violencia. Su padre, un expolicía de Ciudad Juárez, acostumbraba golpearlo hasta cansarse. Parecía un chico tímido, de sonrisa cálida, tez morena clara y ojos negros grandes de mirada penetrante, pero detrás de su cara angelical reinaba el mal.
Creció junto a su primo, un veterano de la Guerra de Vietnam, que propició su insensibilidad al mostrarle imágenes de violaciones, tortura y asesinatos cometidos durante su paso por el ejército estadounidense en Vietnam, y fue quien jugó una parte importante en la creación de los hábitos que destacaron a Ramírez en su etapa como asesino. Por ejemplo, lo instruyó en tácticas para matar con cautela, sin que su víctima se diera cuenta de la situación hasta que ya era demasiado tarde. También lo llevó en largas caminatas nocturnas que culminaban con su irrupción en casas ajenas.
Durante su adolescencia, Richard se convirtió en un delincuente menor, consumidor habitual de LSD, amante de la violencia sexual y ferviente creyente del satanismo. Su carrera criminal fue aumentando con el tiempo y pasó de cometer pequeños robos en habitaciones de hotel a intentar violar a una mujer.
A los 22 años se mudó a California.
Primero secuestró y mató a una niña de 9 años en San Francisco, a la que engañó para llevarla al sótano de un edificio de departamentos. Pero su delito fue descubierto recién en 2009 gracias a una prueba de ADN y los avances científicos.
Usó una amplia variedad de armas, incluidas pistolas, cuchillos, un machete, un artefacto de hierro y un martillo para aterrorizar a sus víctimas y forzarlas a hacer todo lo que él quería con ellas.
No tenía una firma distintiva. Sus víctimas eran hombres, mujeres y niños. La edad no era un factor, ni la raza ni el nivel socioeconómico. Fue una carrera contrarreloj para un joven detective llamado Gil Carrillo y el investigador de homicidios Frank Salerno para encontrar al hombre apodado como el “Acosador Nocturno” del que solo tenían el patrón de que asesinaba, precisamente, sin patrón alguno.
Más de 35 años después, Richard sigue siendo uno de los asesinos en serie más conocidos de todos los tiempos. Una docuserie en Netflix titulada: “Night Stalker: Searching for a serial killer”, explica cómo se dio caza al infame asesino y se le llevó ante la justicia.
Este asesino en serie, de origen latina, se convirtió en uno de los hombres más odiados y temidos de la nación, y de forma surrealista, hasta en el más amado por sus fans que durante años lo inundaron con cartas de amor.
La ola de crímenes de Richard Ramírez comenzó en 1984. Asesinó, violó y apuñaló a una viuda de 79 años llamada Jennie Vincow en junio de 1984. Casi un año después, en marzo de 1985, Richard volvió a atacar. Disparó y mató a Dayle Okazaki y atacó a su compañera de piso, María Hernández, que sobrevivió. Esa misma noche, mató a Tsai-Lian Yu. Los asesinatos consecutivos provocaron un frenesí mediático.
Siguió cometiendo una serie de asesinatos, violaciones y robos. En su juicio de 1989, fue condenado por 13 cargos de asesinato, 5 intentos de asesinato, 11 agresiones sexuales y 14 robos.
A veces dibujaba símbolos satánicos en las paredes de las viviendas de sus víctimas, en otras ocasiones robaba pertenencias para que las investigaciones se centraran en un robo. Incluso, hubo casos en los que salía de caza por las noches, encontraba a su potencial víctima y cuando las atacaba, se detenía antes de terminar con sus vidas.
Durante su primera comparecencia ante el tribunal, Richard levantó la mano para mostrar un pentagrama dibujado en ella.
Richard confesó sus crímenes. No sentía culpa, ni pena. Por el contrario, estaba orgulloso. Antes de ser condenado a morir en la cámara de gas, Richard despotricó en el tribunal. Sus últimas palabras antes de ser sentenciado fueron: “Lucifer habita en todos nosotros... No lo entienden... y no se espera que lo hagan, no son capaces de ello. Estoy más allá de vuestra experiencia. Estoy más allá de hacer el mal. Legiones de la noche, raza de la noche. No repitan los errores del Acosador Nocturno y no tengan piedad. Seré vengado”.
Otro añadido a esta truculenta historia es que se casó en la cárcel. La relación entre Richard y Doreen Lioy comenzó en 1985, después de que ella empezara a visitarle en la cárcel. Se casaron en 1996. ”Es amable, divertido y encantador”, dijo ella. “Creo que es una gran persona. Es mi mejor amigo; es mi colega”, dijo a la CNN en 1997. Al parecer, lo dejó en 2009.
Ramírez murió por complicaciones de un linfoma el 7 de junio de 2013, a la edad de 53. Había estado recibiendo tratamiento en el Hospital General de Marin, en California. En ese momento, el asesino en serie también había estado sufriendo “abuso crónico de sustancias y una infección viral crónica de hepatitis C”.
Su cuerpo no fue reclamado y terminó en una fosa común del estado.