Investigan a otros dos tripulantes por el hundimiento del yate de Mike Lynch
Entre los siete fallecidos en el vuelco de una embarcación en las costas de Sicilia figuran el magnate tecnológico británico Mike Lynch y su hija
Una fuente judicial declaró el miércoles que la fiscalía italiana está investigando a otros dos miembros de la tripulación del Bayesian en relación con el hundimiento de la embarcación, junto con su capitán, después de que el yate, de bandera británica, se volcara el 19 de agosto mientras estaba fondeado frente al norte de Sicilia.
El magnate británico de la tecnología Mike Lynch, su hija de 19 años Hannah Lynch y otras cinco personas murieron cuando su yate de 56 metros de eslora se fue a pique pocos minutos después de ser alcanzado por un tornado que se produjo antes del amanecer cerca de Palermo, la capital de Sicilia.
El lunes, se inició una investigación sobre el capitán del barco, James Cutfield, neozelandés de 51 años, por homicidio involuntario y naufragio. El “agotado” Cutfield se negó a responder a los fiscales cuando lo interrogaron por tercera vez al día siguiente.
El miércoles se supo que el maquinista Tim Parker Eaton y el marinero Matthew Griffith también están siendo investigados por los mismos delitos. Según la fuente, se sospecha que Parker Eaton no protegió la sala de máquinas y los sistemas operativos del yate, mientras que Griffith estaba de guardia la noche del siniestro.
Cabe aclarar que ser investigado no implica culpabilidad y tampoco significa que se vayan a presentar cargos formales.
Después de que Cutfield dejara de responder a las preguntas de los fiscales, su abogado Aldo Mordiglia declaró sobre su cliente: “Solo ejerció su derecho a guardar silencio, probablemente los fiscales lo esperaban”. Continuó: “Primero, está muy agotado. En segundo lugar, nos contrataron hasta el lunes y para una defensa completa y correcta necesitamos adquirir una serie de datos que por el momento no tenemos”.
Al día siguiente de la catástrofe, el capitán habló de la tormenta a la salida de un hospital en el que se atendía a los supervivientes y declaró a La Repubblica: “No la vimos venir”.
El hundimiento ha dejado perplejos a los expertos navales, que afirman que una embarcación como el Bayesian, construido por el fabricante italiano de yates de alta gama Perini y considerado “insumergible”, debería haber resistido la tormenta y, en cualquier caso, no debió haberse hundido tan rápido como lo hizo. De hecho, un velero cercano permaneció prácticamente ileso.
Los fiscales de la ciudad de Termini Imerese, cerca de Palermo, señalaron que el suceso fue “extremadamente rápido” y podría haber sido una “ráfaga descendente”, es decir, un viento localizado y potente que desciende de una tormenta eléctrica y se propaga rápidamente al tocar tierra.
Añadieron que la investigación llevaría tiempo y requeriría rescatar del mar los restos del Bayesian, que yace sobre el costado derecho, a unos 50 metros de profundidad.
El fiscal jefe Ambrogio Cartosio, que dirige la investigación, afirmó que su equipo estudiará todos los posibles elementos de responsabilidad, incluidos los del capitán, la tripulación, las personas encargadas de la supervisión y el fabricante del yate.
Los miembros de la comunidad náutica mostraron su apoyo al capitán y a la tripulación, y uno de ellos escribió en las redes sociales: “Ahora necesitamos que los ases de las computadoras y los ‘sabelotodo’ prejuiciosos esperen y escuchen a los verdaderos profesionales imparciales […]”.
“Sigo apoyando a toda la tripulación del Bayesian y, si las cosas empeoran, propongo a todos mis amigos que viajan en yate que se unan y firmen una petición sólida para apoyar a la tripulación superviviente que queda del Bayesian”.
Cutfield fue uno de los 15 pasajeros y tripulantes que sobrevivieron a la tragedia. El chef del yate, Recaldo Thomas, el presidente de Morgan Stanley, Jonathan Bloomer, su esposa Judith Bloomer, el abogado de Clifford Chance, Christopher Morvillo, y su esposa Neda Morvillo eran las otras cinco personas fallecidas.
Tras una batalla legal de una década, en la que Lynch fue extraditado a Estados Unidos para enfrentarse a un caso de fraude por valor de USD 11.000 millones, el multimillonario había celebrado su absolución invitando a bordo de su yate a amigos íntimos, colegas y a quienes le ayudaron en su equipo jurídico, como gesto de gratitud.
Traducción de Michelle Padilla