Restos descubiertos hace 40 años pertenecen a madre que desapareció en 1968
En 1968, Mary Alice Pultz se fugó a sus 25 años con John Thomas Fugitt
Los restos óseos descubiertos hace 40 años en una playa de San Agustín, Florida, pertenecen a una mujer que desapareció a finales de la década del 1960.
Según informan desde la Oficina del Sheriff del condado de San Juan, Mary Alice Pultz, criada en Rockville (Maryland), tenía 25 años en 1968 cuando huyó con un hombre, John Thomas Fugitt, y se distanció de su familia. Esa fue la última vez que la vieron.
La semana pasada, las autoridades anunciaron que, los resultados de las pruebas realizadas a los restos hallados en una fosa poco profunda en Crescent Beach (Florida) en 1985, coincidían con el ADN de Pultz.
Aún se desconoce el motivo de muerte de la mujer, pero el caso está siendo investigado como un homicidio y los detectives identificaron a Fugitt como el principal sospechoso.
El hombre, que también se hacía llamar Billy Joe Wallace, fue declarado culpable en 1981 del asesinato de su compañero de piso en Georgia. Fue condenado a la pena de muerte, pero falleció mientras estaba preso.
“Esta investigación es un claro ejemplo de que nunca nos daremos por vencidos. Gracias al conocimiento de los detectives especializados y el uso de la tecnología avanzada de diagnóstico genético, los familiares de Mary Alice obtuvieron algunas respuestas sobre lo que sucedió con ella”, declaró en un comunicado de prensa Rob Hardwick, sheriff del condado de San Juan.
Tras el hallazgo de los restos, las primeras averiguaciones revelaron que, al momento de su deceso, la víctima era una mujer blanca, posiblemente de entre 30 y 50 años. Luego, se determinó que la causa de muerte fue homicidio.
Sin embargo, con el correr de los años, el caso quedó en el olvido y no lograron identificar a la víctima.
En 2011, el cráneo y la mandíbula de la mujer se enviaron al Instituto de Antropología Forense y Ciencias Aplicadas de Florida, perteneciente a la Universidad del Sur de la Florida, donde los expertos crearon gráficos computarizados tridimensionales de su rostro a fin de saber cómo lucía.
Aunque las imágenes arrojaron algunas pistas, no se obtuvieron resultados contundentes.
En 2023, los agentes de policía explicaron que los detectives se habían asociado con miembros del Departamento de Seguridad de Florida y que habían enviado los restos a un laboratorio privado en Texas, donde utilizaron diversas técnicas y crearon un perfil genético de la mujer.
En consecuencia, el hijo de Pultz, Norman Jenkins, de Yuma (Arizona), y su hermana Patricia Allamong, de Winchester (Virginia), accedieron a proporcionar muestras de su ADN para cotejarlas con dicho perfil.
En enero de 2024, confirmaron que una de esas muestras coincidía con el perfil de la víctima.
Más aún, la médica forense Wendolyn Sneed llevó a cabo un análisis meticuloso de los restos y descubrió que la mujer había sufrido múltiples lesiones, incluidas fracturas en los huesos nasales, en las costillas y también en la parte inferior de las piernas. No obstante, algunas ya habían sanado.
Además, encontraron tres perforaciones en el cráneo de la mujer, producto de una trepanación.
Tras entrevistar a los familiares, los investigadores descubrieron que, probablemente, el procedimiento se realizó luego de su desaparición en 1968.
“La Dra. Sneed advirtió que las lesiones y las perforaciones en el cráneo indican que, probablemente, la víctima sufrió un trauma grave como resultado de un accidente de tráfico o de haber sido atropellada, lo cual habría requerido hospitalización”, manifestaron en el comunicado.
No está claro si Pultz se mudó a Florida con Fugitt, ya que no hay información sobre su paradero ni las actividades que realizó entre 1968 y 1985, año en el que encontraron sus restos.
Aunque Fugitt es el sospechoso principal del caso, los detectives aseguran que no se pueden descartar otras posibilidades.
“A pesar de que ha pasado mucho tiempo, esperamos que la información obtenida hasta ahora arroje indicios concretos para que su familia pueda saber qué sucedió y darle un cierre al caso”, declararon los detectives.
Por su parte, el hijo de Pultz, Norman Jenkins, que era joven cuando su madre desapareció, expresó: “Me gustaría saber si alguna vez alguien la vio o la conoció”.
Traducción de María Luz Avila