“El Kekas” confesó a su novia que asesinó a los surfistas turistas en Ensenada: “Me ch**gué tres gringos”
Los cadáveres de los hermanos Callum y Jake Robinson y de Jack Carter Rhoad fueron encontrados tirados en un remoto pozo de Baja California
Un hombre detenido en relación con la muerte de dos surfistas australianos y su amigo estadounidense en México presuntamente admitió a su novia haber cometido los asesinatos.
Según alegan los fiscales, el sospechoso, Jesús Gerardo, identificado únicamente por su nombre de pila de conformidad con la legislación mexicana, supuestamente afirmó a la mujer: “Me ch**gué tres gringos”.
Los cadáveres de los hermanos Callum y Jake Robinson fueron encontrados en un pozo remoto, luego de que unos ladrones de coches los asesinaran durante un viaje para surfear y acampar en Baja California, al otro lado de la frontera con San Diego.
Los hermanos, de 33 y 30 años respectivamente, fueron hallados muertos junto a su amigo, el ciudadano estadounidense Jack Carter Rhoad.
Los fiscales habían identificado a tres personas como posibles sospechosas de los asesinatos, dos de las cuales fueron sorprendidas con metanfetaminas. Una de ellas, una mujer, tenía el celular de una de las víctimas cuando la arrestaron.
Los fiscales señalaron que los dos estaban detenidos a la espera de que se les imputaran cargos por drogas, pero que seguían siendo sospechosos de los asesinatos. Fueron dentificados como Ari Gisell, de 23 años, y Cristian Alejandro García.
Jesús fue el tercer hombre detenido y actualmente se enfrenta a cargos por un delito equivalente a secuestro, aunque eso fue antes de que se encontraran los cadáveres. Se prevé que los cargos se eleven pronto a asesinato.
Según la fiscalía, tiene antecedentes penales por tráfico de drogas, robo de vehículos y violencia doméstica. Aún no se ha declarado culpable de los cargos relacionados con la desaparición de los tres hombres.
Según la cadena de noticias australiana ABC, Jesús, también conocido como “El Kekas”, compareció el miércoles ante un tribunal de la ciudad mexicana de Ensenada.
Llevaba un overol naranja y tenis blancos con las manos y los pies esposados y encadenados al suelo, informó el medio.
El juez leyó el caso del Estado, en el que la entonces novia de Jesús, Ari, se convirtió en testigo de cargo. La fiscalía alega que Ari Gisell, cuyo apellido también se omitió, describió a las autoridades que su entonces pareja había admitido haber matado a los tres hombres.
De acuerdo con su testimonio a los investigadores, su expareja había llegado a su casa el domingo y le dijo “Me ch**gué tres gringos”. Ella le preguntó: “¿A qué te refieres?”, a lo que él respondió: “Los maté”.
Los fiscales alegan que luego le dio un celular y le dijo: “Mira lo que te traje”, antes de llevarla fuera para enseñarle los neumáticos nuevos de su coche. Supuestamente, fueron robados del vehículo del trío de amigos.
Las autoridades mexicanas habían declarado que creían que los tres hombres habían sido seleccionados por los neumáticos, junto con dinero en efectivo y objetos electrónicos de valor.
La fiscal jefe del Estado, María Elena Andrade Ramírez, planteó el domingo que creía que los asesinos pasaron por allí y vieron la camioneta y las tiendas de campaña de los surfistas, y querían robar los neumáticos. Pero “cuando (los extranjeros) llegaron y los descubrieron, seguramente, se resistieron”, añadió.
Tras los asesinatos, los presuntos ladrones se dirigieron a lo que ella denominó “un lugar de muy difícil acceso” y arrojaron los cadáveres a un pozo que conocían y taparon el agujero con tablas.
“Era literalmente casi imposible encontrarlo”, argumentó Andrade Ramírez. Añadió que tardaron dos horas en sacar los cuerpos del pozo.
Se encontró un cuarto cuerpo con los jóvenes, que se cree que son los restos de un ranchero propietario de la finca que desapareció dos semanas antes. No se cree que su muerte esté relacionada con el caso, según las autoridades.
Andrade Ramírez declaró que los investigadores no descartaban la posibilidad de que los mismos sospechosos hubieran arrojado el cuarto cadáver al pozo como parte de un crimen anterior.
El martes, Debra Robinson, madre de Callum y Jake, rindió un emotivo homenaje a sus hijos en una playa de San Diego.
“Nuestros corazones están rotos y el mundo se convirtió en un lugar más oscuro para nosotros”, pronunció Robinson, aguantándose las lágrimas. “Eran jóvenes que disfrutaban juntos de su pasión por el surf”.
Señaló que su hijo Callum “consideraba Estados Unidos su segundo hogar”, y que a Jake le gustaba tanto el surf que, como médico, le gustaba trabajar en hospitales cercanos a la playa.
“La pasión de Jake era el surf, y no era casualidad que muchos de los hospitales en los que trabajaba estuvieran cerca de playas para practicar este deporte”, explica.
Conteniendo las lágrimas, Robinson transmitió un mensaje final que coincidía con el estilo de vida aventurero de sus hijos. “Vivan más, brillen más y amen más en su honor”, formuló.