Atletas mexicanos encuentran en las fuerzas armadas respiro para alcanzar el sueño olímpico
De los más de 100 deportistas que México llevará a los Juegos Olímpicos de París, casi la mitad viene de las filas castrenses. La fuerte presencia responde a una realidad: las fuerzas armadas se han convertido en los últimos años en la tabla de salvación para muchos deportistas que han encontrado allí un respiro económico.
Eso bien lo sabe el clavadista Kevin Berlín Reyes, medallista de bronce en el Mundial de Fukuoka en los 10 metros sincronizado y quien a inicios de 2023 enfrentó una crisis cuando el ente rector del deporte en México le retiró una beca que puso en vilo su participación en los Juegos Olímpicos.
Sin suficientes recursos para cubrir sus gastos, Berlín Reyes entró en una encrucijada: seguir o no con una carrera deportiva de 16 años que inició desde muy niño.
En un intento desesperado por conseguir ingresos, el clavadista de 23 años inició junto a su madre y otros familiares un pequeño emprendimiento de venta de café a distancia, producido en su natal estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México, que bautizó como “Olimpiada Café”.
A la par comenzó una batalla legal, que ganó recientemente, para lograr que la Comisión Nacional de la Cultura Física y Deporte (CONADE) le restituyera la beca que le retiró a él y a otros deportistas acuáticos, por formar parte de un órgano que no tiene reconocimiento jurídico en el sistema deportivo mexicano.
En medio de su lucha Berlín Reyes recibió una inesperada noticia: la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aprobó este año su ingreso a las filas castrenses con lo que aseguró un salario mensual y una serie de beneficios sociales para él y su familia. Además de su salario, las fuerzas armadas proveen a los deportistas seguridad social, acceso a compra de vivienda y un plan de retiro, algo inexistente en las becas de la CONADE.
“Obviamente me da esa tranquilidad y no estar pensando cómo le voy hacer para pagar la renta”, dijo Berlín Reyes a The Associated Press al hablar sobre su ingreso al ejército desde la sede capitalina del Comité Olímpico Mexicano, luego de culminar una sesión de entrenamiento para París 2024.
Su caso no es aislado. Dos compañeras clavadistas, Alejandra Orozco (plata en Londres 2012 y bronce en Tokio 2021) y Gabriela Agúndez (bronce en la capital japonesa) encontraron también un respiro al alistarse en el ejército entre 2019 y 2021, lo mismo que Randall Willars Valdez, medallista de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud del 2018.
Orozco, Agúndez y Willars Valdez enfrentaron en los últimos meses, en pleno período de entrenamiento para los Juegos, una situación de incertidumbre luego que la CONADE les retiró las becas. Los tres también debieron acudir a los tribunales para que les pagaran la subvención.
Ante las dificultades y presiones que enfrentan en el mundo civil, algunos deportistas como Orozco, considerada una de las mejores clavadistas del mundo a los 27 años, afirmó que ha encontrado en el ejército una “gran familia” y una oportunidad de “crecimiento personal”.
“Nos han apoyado mucho y ha sido parte de todos nuestros logros. Fueron parte de nuestra gran medalla de Tokio”, indicó a la AP Orozco, quien tiene el rango de sargento segundo y será la abanderada de México en la justa de París.
Los atletas ingresan al ejército con el grado de soldado y luego por sus logros deportivos van ascendiendo.
La teniente coronel de ejército, Leticia Yáñez Domínguez, es jefa de la sección de alto rendimiento y equipos de conjunto de la Sedena. Explicó que los deportistas deben cumplir con el curso de ocho semanas de adiestramiento básico y demás requerimientos que se les exigen a todos los militares.
Sin embargo, admitió que a los deportistas se les dan “todas las facilidades” para que realicen a tiempo completo su preparación.
Ante la pregunta de cuál es el objetivo el ejército al darle cabida en sus filas a los atletas, Yáñez Domínguez respondió: “no es que aspiremos a algo, la Sedena tiene una tradición de hace 100 años”.
Actualmente, el ejército cuenta con 104 deportistas en 24 disciplinas que incluyen atletismo, clavados, pentatlón moderno, tiro deportivo, ráquetbol, gimnasia rítmica y natación artística. De ese grupo, 36 se clasificaron para París 2024.
Por su parte, la Armada tiene 51 atletas de alto rendimiento en 12 disciplinas como atletismo, remo, voleibol. De ellos, siete irán a las justas.
Los militares mexicanos comenzaron a competir en los Juegos desde Berlín 1936. Lo han hecho ininterrumpidamente desde Londres 2012.
En la última década la participación de los militares en las delegaciones olímpicas mexicanas ha crecido. De 21 atletas militares que acudieron a Río 2016, la cifra subió a 47 en Tokio 2021, y este año competirán 46, que representan cerca de la mitad de la delegación de 109 deportistas que irá a París.
El salto en la participación ha coincidido con la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador quien durante su administración de seis años que culmina en septiembre, ha entregado a los militares numerosas tareas y presupuestos que anteriormente manejaban civiles. Ello ha desatado críticas entre sus adversarios que lo han acusado de incrementar el poderío de las fuerzas armadas en México.
Pese a las críticas que pueda generar la creciente influencia militar, desde la dirigencia deportiva ésta es vista con buenos ojos.
El exclavadista Fernando Platas, miembro permanente del Comité Olímpico México, afirmó que las fuerzas armadas se han convertido en un “gran parteaguas” para los deportistas mexicanos porque les dan “tranquilidad” y “mucha seguridad”. Aseguró que ello se ha reflejado en el “gran resultado” que ha obtenido México en las últimas justas deportivas internacionales.
“Ha sido el diferencial en poderle darle continuidad a muchas generaciones”, agregó.
El único doble medallista de oro que ha tenido México en la historia fue el jinete Humberto Mariles, un teniente coronel que logró su hazaña en Londres 1948.
Otro militar prominente en las justas olímpicas fue el sargento José Pedraza, quien se enroló en las fuerzas armadas desde los 15 años y se quedó con la medalla de plata en la marcha de 20 kilómetros en 1968, pese a un esfuerzo titánico por conseguir el oro en la recta final, que entusiasmó al público local. Fue la primera presea olímpica del país en atletismo.
Durante su historia el ejército mexicano ha logrado 15 medallas olímpicas, además de 153 en Juegos Panamericanos y otras 231 en Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Luego de obtener en Tokio 2020 un cuarto lugar en clavados sincronizados desde la plataforma de 10 metros, Berlín Reyes sueña con un podio en París. Ahora sin estrés por los temas económicos, reconoce que está concentrado en su preparación, pero es inevitable pensar en su futuro en el ejército.
“Viendo qué pasa, decido si sigo más años o vemos algo más del emprendimiento”, indicó