Balones se desinflan en Nueva Inglaterra, pero no es culpa de los Patriots esta vez
Los balones de fútbol americano para los equipos especiales, usados en el encuentro del domingo entre Kansas City y Nueva Inglaterra, estaban desinflados, de acuerdo con distintos informes. Pero esta vez no fue culpa de los Patriots.
El hecho trajo reminiscencias del escándalo que acaparó la atención en este deporte durante distintos momentos a lo largo de tres temporadas y que derivó en castigos para el equipo y su entonces quarterback Tom Brady.
MassLive.com reportó el jueves que los Patriots se quejaron con los árbitros durante la primera mitad de la victoria de los Chiefs por 27-17, de que los balones utilizados por los pateadores, eran demasiado blandos.
Fueron probados en el medio tiempo y se encontró que estaban inflados a 11 psi, informó el sitio web, en lugar del mínimo exigido por la liga de 13,5 psi.
Un vocero de NFL no respondió al correo enviado por The Associated Press donde se solicitaba una declaración. Los pateadores de los Patriots no estuvieron disponibles para entrevistas el jueves.
El entrenador en jefe de los Chiefs, Andy Reid, dijo el jueves que no había oído hablar de ningún problema y que no estaba preocupado.
Los Patriots dijeron haber percibido que algo andaba mal cuando Harrison Butker de Kansas City, quien ha puesto el 87% de sus patadas de salida esta temporada en la zona de anotación para touchbacks, dio inicio al juego enviando el balón a la yarda 3.
Durante la primera mitad, los pateadores de ambos equipos fallaron goles de campo, incluido un intento de 39 yardas que fue el primer fallo de Butker en la temporada.
Los balones fueron revisados y arreglados en el intermedio. Butker anotó dos goles de campo en la segunda mitad y todas las patadas de salida para ambos equipos llegaron a la zona de anotación.
En el escándalo que se conoció como “Deflategate”, los Pats fueron multados con un millón de dólares, se les quitaron dos selecciones de draft y Brady fue suspendido cuatro juegos en lo que la liga encontró que era un plan para proporcionar balones insuficientemente inflados para la final de la Conferencia Americana contra los Colts de Indianápolis, el 18 de enero de 2015.
En respuesta al escándalo, la NFL cambió sus procedimientos para darle el control de los balones antes del juego a los árbitros, no a los equipos individuales.