Brasil vuelve a desentonar al sucumbir 1-0 ante Paraguay en Asunción
La promesa hecha por Dorival Júnior de que Brasil jugará la final de la próxima Copa del Mundo se topó el martes con Gustavo Alfaro, el nuevo entrenador de Paraguay que se ha convertido en un reciente escollo del propio conductor brasileño y de la Verdeamarela.
Con un gol de Diego Gómez a los 20 minutos, Paraguay doblegó de local 1-0 a Brasil para sujetarse el séptimo puesto de las eliminatorias de Sudamérica camino al Mundial de 2026 en Norteamérica.
Luego de 16 años del último triunfo, la Albirroja consiguió su tercera victoria frente a Brasil en la historia de las eliminatorias a partir del proceso para el Mundial de Suiza 1954. Las anteriores fueron en 2000 (2-0) y 2008 (2-1).
En el inicio de la era del argentino Alfaro, Paraguay llegó a nueve puntos al cabo de ocho jornadas, apenas uno por debajo de Brasil y Venezuela, quinto y sexto, respectivamente.
La cosecha de puntos de Paraguay es idéntica a la de Bolivia pero con una mejor diferencia de goles a favor de la Albirroja.
El séptimo lugar en Sudamérica alcanza para disputar un repechaje intercontinental, mientras que los seis primeros se clasificarán directamente.
Alfaro, quien forzara un empate 0-0 entre la débil Costa Rica y Brasil en la fase de grupos de la última Copa América, ya había empatado los tres partidos en los que enfrentó a Brasil como entrenador de Ecuador.
El resultado en el estadio Defensores del Chaco profundiza una crisis de resultados y juegos de Brasil, que bajo la dirección de Dorival capituló ante Uruguay en los cuartos de final de la Copa América. Los pentacampeones han perdido cuatro de ocho partidos en estas eliminatorias.
Se trata de un panorama nada favorable y que desentonó con el mensaje de Dorival previo al encuentro. El técnico se atrevió a lanzar una promesa: “Estaremos en la final del Mundial 2026. Seremos finalistas. Puedes filmarme mientras digo esto. No tengo dudas. Estaremos allí”.
Paraguay había hecho un buen partido el pasado viernes ante Uruguay en Montevideo, siendo el convidado de piedra de una fiesta armada para el retiro de Luis Suárez, y que terminó siendo un magro empate 0-0.
La estrategia de Alfaro fue parecida: Paraguay se plantó en dos rígidas líneas de cuatro, y apeló al juego brusco durante el primer cuarto de hora para cortar el juego asociado brasileño y, sobre todo, que la pelota no llegue al tridente ofensivo conformado por Vinicius Júnior, Endrick y Rodrygo Goes, de pobre desempeño colectivo e individual.
Luego de contener a la visita, Paraguay salió jugando con sus dos creativos, Julio Enciso y Miguel Almirón, y su único ariete, Isidro Pitta.
Sin embargo, la figura del partido fue el volante Gómez. El compañero de Lionel Messi en el Inter Miami marcó el gol de Paraguay, definiendo con un impecable zurdazo tras hacerle un amague a Bruno Guimarães desde el borde del área. El disparo se estrelló en el palo derecho del arco de Alisson Becker y se anidó en el fondo.
Dorival intentó renovar su frente de ataque en el segundo tiempo, con los ingresos de Joao Pedro y Luiz Henrique por Endrick y Guimaraes, pero su equipo no dio muestras de su poderío ni acercó demasiado peligro al portero Roberto Fernández.