Carter emergió rápido y Billups comenzó lento, pero hay más de un camino hacia el Salón de la Fama
Vince Carter recuerda como si fuera ayer la competencia de volcadas del 2000, cuando pasó de ser una promesa a un fenómeno en toda regla.
Había sido el Novato del Año de la NBA en la temporada anterior con Toronto y terminó elegido cinco veces al Juego de Estrellas. Pero cuando clavó la bola en Oakland, saltando tan alto y con tal fuerza que metió su brazo en el aro, creó quizás el momento más brillante de una carrera del Salón de la Fama que duraría otros 20 años.
“Lo que hizo la competencia de clavadas por mí, cambió mi vida de la noche a la mañana”, dijo Carter el sábado durante una conferencia de prensa en el Mohegan Sun Casino para charlar sobre su entronización.
Algunos jugadores tienen carreras así. Parecen establecerse desde el momento que son reclutados y nunca paran —en el caso de Carter sólo se detuvo hasta que impuso un récord de la NBA con 22 temporadas.
Pero hay otros como Chauncey Billups.
La tercera selección del draft de 1997 fue canjeada por Boston en la primera campaña y ya había jugado para cuatro equipos en sus primeras cuatro temporadas.
Existe más de un camino para llegar al Salón de la Fama.
Con el tiempo, Billups encontró su equilibrio y el domingo acompañará a Carter como los nombres principales en la generación de 13 miembros que serán exaltados en Springfield, Massachussets, no tan distante de donde su primera estancia en la NBA fue tan pobre que algunos lo etiquetaron como un fracaso.
Billups, ahora entrenador de los Trail Blazers de Portland, no cambiaría nada.
“Es sólo mi aventura”, dijo Billups. “Todo mundo es distinto y esto lo digo siempre. Desde el momento que fui reclutado al día de hoy, cuando estoy en este escenario y en este fin de semana, fue como un camino complicado para mí. No había tanto tráfico en esa carretera”.
El as defensivo de los Lakers Michael Cooper; la gran estrella anotadora de Phoenix Walter Davis, y el otrora campeón con los Knicks Dick Barnett son los otros jugadores de la NBA de esta generación, junto a Seimone Augustus y Michele Timms, quienes lo lograron desde la WNBA.
Jerry West ingresará como colaborador – su tercera incorporación tras llegar como jugador y con la selección olímpica de Estados Unidos de 1960 – junto con Doug Collins y el dueño de los Pacers Herb Simon, además de los entrenadores Bo Ryan y Harley Redin de la Universidad y Charles Smith desde la Preparatoria.
Augustus tendrá un ojo puesto en otro sitio mientras se alista para la ceremonia. El Lynx de Minnesota, el equipo al que ayudó a ganar cuatro títulos de la WNBA, disputará el segundo partido de las Finales de la liga femenina el domingo por la tarde.
Billups fue el Jugador Más Valioso de las Finales de la NBA cuando los Pistons ganaron el campeonato en 2004. Integró cinco veces el equipo del Juego de Estrellas con los Pistons y los Nuggets de Denver, pero eso fue después del rocoso inicio de su carrera.
Carter nunca recibió un anillo como Billups o Cooper –quien ganó cinco de ellos con los Lakers– pero esa no era su principal motivación hacia el final de su carrera, notando que algunos de los equipos para los que jugó no eran firmes contendientes.
“Jugué porque amaba el deporte y no para perseguir el dinero, y sinceramente no estaba persiguiendo anillos”, dijo Carter.
Aspiraba jugar 15 años en la NBA, pero tan pronto llegó dijo que podía continuar unos años más. Acabó convirtiéndose en el único jugador en la historia de la liga en aparecer en cuatro décadas diferentes.