Desempeño de Knicks devuelve pasión a sus fanáticos
El siglo XXI ha deparado muchas miserias para los Knicks y sus fanáticos
Durante años, LeBron James profesó su amor por el Madison Square Garden. Luego rechazó la oportunidad de que ese recinto fuera su casa.
Kevin Durant no sólo desairó a los Knicks de Nueva York, sino que eligió al otro equipo de la ciudad. Y así, atormentó a los Knicks jugando apenas del otro lado del río.
El siglo XXI ha deparado muchas miserias para la franquicia y sus fanáticos. Las derrotas se han acumulado como los vehículos en los puentes y túneles de la urbe en hora pico. Y las derrotas más dolorosas llegaron a veces después de las campañas.
La suerte en la lotería no favoreció a los Knicks. Tampoco lo hicieron los agentes libres más codiciados. Y Nueva York no pudo ni siquiera capitalizar tantas derrotas.
Ocasionalmente, la ineptitud silenció a sus seguidores. Incluso Spike Lee renunció fugazmente a seguirlos mirando.
Pero el público nunca abandonó realmente al equipo. Siempre creyó que Nueva York era el epicentro del mundo del basquetbol.
Fue en el parque local Rucker donde Lew Alcindor (luego conocido como Kareem Abdul-Jabbar) y Julius Erving pulieron sus talentos. El Garden es la arena más emblemática de la NBA. Y todos pensaban que algún día los astros se alinearían, pese a que han transcurrido 50 años desde la última vez que ello ocurrió.
“Para mí, lo más asombroso de los fanáticos de los Knicks es que vienen y apoyan y se toman cada partido como si fuera el séptimo de una final. Hay fanatismo y un optimismo increíble”, comentó el exentrenador de Nueva York, Jeff Van Gundy. “Pueden sentirse decepcionados en la temporada, pero se recuperan en el receso y vuelven a vislumbrar un camino al éxito”.
Tal vez ahora no es un espejismo.
Ahora, los Knicks han avanzado a la segunda ronda de los playoffs, algo que no habían conseguido en 10 años. Y sus fanáticos están de vuelta, más apasionados que nunca.
No hablan sólo de ganar una serie. Una vez que Milwaukee, el primer preclasificado, quedó fuera contra todo pronóstico, se muestran confiados en el éxito obtenido durante la temporada regular ante los demás equipos del Este.
Y piensan en las Finales de la NBA, incluso si los pronósticos en Fanduel Sportsbook consideran que los Knicks perderían ante cualquier conjunto que gane la serie entre Boston y Filadelfia.
En la gran ciudad siempre hay alardes.
“Así es Nueva York, para que lo sepan, y estoy contento de ser parte de esto”, dijo el base Jalen Brunson.
Los fanáticos salieron jubilosos del Garden hacia la Séptima Avenida, paralizando el tráfico el domingo, tras la victoria sobre Cleveland en el cuarto partido de la primera ronda. Nueva York resolvió la serie el miércoles, como visitante.
Esa misma noche, los Knicks se enteraron de que enfrentarían al Heat de Miami, su rival enconado de la década de 1990, en una época en que se sentía siempre que Nueva York podía conquistar el título.
Los Knicks se quedaron a un partido de ganarlo en 1994 y volvieron a las Finales de la NBA en 1999.
Aquellos Knicks lucharon para llevarse todo y estaban dispuestos a enfrentar a cualquiera, especialmente si tenía el uniforme del Heat. Y los fanáticos, desde la fila de celebridades hasta las zonas menos caras del graderío, soñaban con ver la forma en que Patrick Ewing y sus compañeros marchaban hasta el Canyon of Heroes durante un desfile celebratorio.
Luego llegó el nuevo siglo, y todo se convirtió en una pesadilla.
Luego de llegar a la final de la Conferencia Este en 2000, los Knicks arribaron sólo dos veces a los playoffs en los 10 años siguientes. Se convirtieron en el hazmerreír de la liga.
Eran llamados los Clippers de la Costa Este. Las campañas con 50 y asta 60 derrotas se volvieron la norma.
Algunos miembros del Salón de la Fama, como Isaiah Thomas y Phil Jackson, recibieron las llaves de la franquicia, sólo para estrellarse.
John McEnroe, el brillante extenista y fanático de los Knicks, comparó la temporada de 2017, última de Jackson como presidente del equipo, precisamente con un descarrilamiento.
Los Knicks nunca tuvieron fortuna en la lotería cuando estaba disponible algún jugador colegial capaz de marcar diferencias. Comenzaron a buscar en el mercado de agentes libres, sólo para que James desistiera de unírseles en 2010.
Para colmo, eligió irse al odiado Heat. Durant optó por Brooklyn, junto con Kyrie Irving, en 2019.
Para los fanáticos de los Knicks, esos jugadores que debían ser salvadores quedaron como cobardes. Habrían tenido miedo al reto de ser protagonistas en Broadway y no quisieron echarse la franquicia sobre los hombros.
Durant nunca cayó ante los Knicks durante su estadía en Brooklyn. Pero fue blanco de duros comentarios en las redes sociales.
“Imaginen los tuits que he recibido de los fanáticos de los Knicks desde que decidí venir a los Nets”, dijo Durant tras una victoria en el Madison Square Garden. “Quiero decir que todavía se molestan por las cosas que digo, y hay cierto golpeteo aquí y allá”.
El verano que deparó la decepción con Durant marcó también el comienzo de la recuperación de los Knicks. Esperaban obtener la primera selección en el draft para reclutar a Zion Williamson, pero terminaron con el tercer turno y obtuvieron a RJ Barrett, cuyo nombre fue coreado por el público durante el buen cierre de la serie ante Cleveland.
Julius Randle fue su principal conquista en el mercado de agentes libres, y ha sido elegido al Juego de Estrellas en dos de las últimas tres campañas.
Lee, McEnroe y muchos famosos más están en la arena. Ellos y los demás seguidores harán mucho ruido el domingo, desde el momento en que los Knicks salgan a calentar.
“Los fanáticos de los Knicks son notables, asombrosos”, dijo Brunson. “Me quedo sin adjetivos para hablar de lo grandes que han sido”.
Tan sólo hay que imaginar cómo reaccionarán si los Knicks siguen ganando.