Ecuador: Rosa Alba Chacha, la maratonista olímpica que desafía al tiempo con esfuerzo y disciplina
“Tienes que correr, ser disciplinada y algún día vas a ser una de las mejores”.
La maratonista ecuatoriana Rosa Alba Chacha escuchó esas palabras d un entrenador cuando apenas tenía ocho años: “Me las creí”.
Ahora, a sus 41 años, Chacha vence los límites y se prepara para participar en sus cuartos Juegos Olímpicos, quizá, los últimos de su carrera profesional.
Despierta desde la madrugada, como cada mañana durante años, Rosa Alba está en la pista de un centro de entrenamiento en Quito realizando la primera de sus dos rutinas diarias de preparación. La acompaña Estela, su diminuta mascota.
Ser parte de la delegación de deportistas de élite que representará a Ecuador en París 2024 no es sólo una hazaña más. Es diferente.
“Dicen que se tiene hasta los 25 años, 35 años para hacer un maratón, nosotros vamos demostrando que no, que es duro, sí, y mucho más que antes”, pero “no hay que dejarse derrumbar por los comentarios, nada de eso, hay que seguir demostrando”.
Chacha conquistó temprano su cupo entre los clasificados ecuatorianos tras romper en 2023 la marca nacional en el Maratón de Hamburgo, en Alemania, con un tiempo de 02:26:34, por debajo de los 02:26:50 mínimos requeridos. El primero en obtener su pase fue el marchista David Hurtado de 24 años.
La maratonista, considerada una de las mejores del Ecuador, llegó por primera vez a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, continuó con Río de Janeiro 2016 y Tokio en 2021. Su próximo reto olímpico será el 11 de agosto, en París, en un maratón femenino emblemático que clausurará la prestigiosa cita deportiva mundial.
Pese a su dedicación, la atleta cree que las nuevas reglas olímpicas podrían significar el fin de su carrera.
“Para los próximos juegos la marca sería 2:23:00, si es que es así, pues hasta ahí”, dijo. “Estoy consciente que luego mi nivel competitivo va a bajar, pero mientras tanto sigo dando la lucha, entrenando fuerte”.
El rol de su familia es clave para Chacha. Su esposo, Marcelo Catota, la entrena desde hace 10 años y su hija Génesis, de 17, la abastece en las competencias.
“Hicimos un bonito equipo y sigo demostrando que puedo”, afirmó.
Cuando deje las competencias avizora que continuará en el ámbito deportivo en una escuela de atletismo que lleva su nombre, donde su marido seguirá siendo el entrenador, mencionó.
Rosa Alba nació en un poblado rural del centro andino del país, desde donde su madre migró a la capital en busca de trabajo junto con sus otros cuatro hijos.
A su corta edad, la vida ya le había impuesto grandes desafíos.
“Teníamos que ayudar a trabajar a nuestra mamá en una hacienda (al sur de Quito) para poder alimentarnos, no recibíamos ningún sueldo, pero simplemente teníamos algo para comer y eso era más que suficiente para nosotros”, relató.
Su oportunidad llegó a los ocho años, cuando su colegio participó en la carrera “El Chasquicito”. Quedó tercera, y desde entonces no pararía de correr, pese a la oposición de su padrastro.
“A veces me escapaba y mi mami me decía: ‘yo te ayudo y tú corre (a entrenar)’, ‘pero no tengo para el pasaje, ¿y, ahora,cómo hacemos?’ y yo le decía ‘no importa, me voy corriendo’”, añadió, al contar lo que parecería un juego de palabras y complicidad, que se convirtió en la pasión de su vida.
La deportista se profesionalizó en carreras nacionales, en las que ya conquistaba los primeros lugares, pero se fogueó en los certámenes internacionales.
Los Juegos Olímpicos marcan la vida de Chacha, incluso en su piel, donde un tatuaje con cinco anillos de colores en el vientre le recuerdan cada meta alcanzada y ese es el mensaje para sus compañeros juveniles de la delegación.
“El tiempo pasa rápido, persigan sus sueños, soñar es muy bonito y es tan gratificante llegar a tener lo que desde niño se ha estado buscando, pero con esfuerzo y disciplina”.