El Abierto de Estados Unidos es el Slam más ruidoso gracias a los aviones, trenes y los asistentes
El Abierto de Estados Unidos es ruidoso. “Extremadamente ruidoso”, lo calificó el semifinalista del 2022 Frances Tiafoe.
Hay aviones, trenes, música en los cambios —en Wimbledon no escuchas “Danza Kuduro” de Don Omar y Lucenzo o “Move Your Feet” de Junior Senior de la misma manera en la que sonó durante el triunfo de Coco Gauff en la primera ronda en el Estadio Arthur Ashe el lunes.
Y luego están los asistentes, que en muchos casos no se adhieren al decoro que usualmente se asocia con el tenis. Gritan, silban y aplauden, especialmente en el Estadio Arthur Ashe. Con capacidad para 23.000 personas, es el más grande en los cuatro Grand Slams y realmente ayuda a convertir al U.S. Open en el major más ruidoso.
“El estadio más grande de nuestro deporte, el estadio más ruidoso de nuestro deporte”, lo calificó Novak Djokovic tras su victoria el lunes. “Es el tamaño. Es el eco debido a la construcción del techo. Es todo junto”.
Cuando una gran estrella toma la cancha o cuando participa un estadounidense, los gritos se vuelven desenfrenados. Cuando es alguien como Gauff, que cumple ambas categorías, sucede lo del lunes.
Aplaudieron las faltas de su rival, Laura Siegemund, y la abuchearon cuando habló con la umpire. En su conferencia de prensa, la alemana comenzó a llorar diciendo: “Me trataron mal”.
Hay que añadir el techo retráctil, de 150 millones de dólares, que sella el sonido dentro. Así describió Tiafoe como fue enfrentar al eventual campeón Carlos Alcaraz en Flushing Meadows el año pasado.
“Nunca había estado en un ambiente así de ruidoso en mi vida”, indicó el tenista de 25 años a quien le gusta encender a la afición en las gradas. “Fue uno de los ambientes más locos que se he visto. Los 23.000 asistentes se sintió como 23 millones. Todos se volvieron locos y estaban borrachos, fue increíble”.
Los aficionados del U.S. Open definitivamente se hacen notar más que los asistentes en Wimbledon y el Abierto de Francia, especialmente.
“Oh, por supuesto son más ruidosos”, indicó la francesa Caroline García, quien disputó las semifinales el Nueva York en el 2022. “En el tenis estamos acostumbrados al silencio durante los puntos... Quizá es por que el estadio es enorme y la gente está habituada a ver deportes como baloncesto, béisbol o fútbol americana en donde pueden gritar o hablar. La cultura es distinta”.
Lo que significa, como lo explicó el campeón del Abierto de Estados Unidos 2016 Stan Wawrinka: “Te tienes que ajustar un poco”.
Suenan los celulares, hay niños llorando y ocasionalmente el ruido cuando cierran el techo o el sonido del sistema de ventilación.
El alboroto se extiende fuera del recinto.
Los aviones se pueden escuchar mientras parten del aeropuerto de LaGuardia. También se escuchan los trenes del subterráneo o las bocinas de los coches.
No es posible eliminarlo todo.
Es esperado que los aficionados al tenis se abstengan de aplaudir o gritar hasta que termina el punto, pero es difícil pedirle a miles de personas que estén en silencio —no importa cuánto lo pidan los umpires diciendo “Silencio por favor” o reconociendo, como sucedió en el duelo de Gauff: “Si pudieran bajar la voz, sería apreciado enormemente”.