El Abierto de Francia prohibe el alcohol en las gradas después de llamar la atención a fanáticos
Un jugador dijo que un espectador del Abierto de Francia le escupió un chicle. Otra, la No. 1 del ranking Iga Swiatek, reprendió a la multitud en el estadio principal por hacer demasiado ruido durante los puntos.
Así es que los responsables del evento de Grand Slam en Roland Garros decidieron que ya era suficiente. La directora del torneo Amélie Mauresmo dijo el jueves que los aficionados ahora tienen prohibido consumir alcohol mientras asisten a los partidos. Medida que, como era de esperarse, no resultó un gran éxito con algunos de los que pagaron las entradas.
“Deberían dejarnos beber”, dijo Ana Malevukovic, una cirujana plástica de 37 años originaria de Serbia, parada junto a un bar que vendía “garden spritz” a las afueras del estadio Philippe Chatrier. “Está permitido en los demás lugares, ¿por qué no podría hacerse en un partido de tenis?”
En otro esfuerzo por controlar el alboroto en lo que supuestamente es un deporte tranquilo, Mauresmo, quien ganó dos títulos de Grand Slam como jugadora hace más de una década, dijo que se reforzaría la seguridad alrededor del sitio el día 5 del torneo principal. Torneo que se celebra anualmente en el suroeste de París.
“Hasta ahora, el alcohol era permitido en las gradas. No en todas partes, no en la (sección VIP de la Chatrier), por ejemplo”, comentó. “Pero ahora se acabó. En todas partes”.
Esto ya había ocurrido en otros deportes. Sólo un ejemplo, más extremo: beber alcohol mientras se está a la vista del campo de juego fue prohibido en todos los partidos de fútbol en Gran Bretaña hace casi 40 años, tras años de violencia entre los aficionados. Hoy en día, si vas a un partido ahí, los estadios están llenos de gente bebiendo cerveza.
Guilherme Kagaya, que asistió al Abierto de Francia por primera vez, bebió cerveza de un vaso conmemorativo de plástico en una pasarela no lejos de la cancha Suzanne Lenglen, donde había estado siguiendo a Alexander Zverev venciendo a David Goffin en la segunda ronda.
Kagaya, brasileño de 40 años quien trabaja en publicidad, vio el tema con el vaso medio lleno.
“Para mí no es un problema, porque al menos todavía puedo beber fuera del estadio”, dijo. “En realidad es más normal tomar una cerveza al aire libre”.
La prohibición surge tras preocupaciones sobre el comportamiento de quienes observan los partidos.
Fue Goffin, un belga, quien se quejó después de su victoria en primera ronda el martes contra un rival francés en la cancha 14 (capacidad: 2.158 personas) de que los partidarios locales lo “insultaron durante tres horas y media”. ¿La peor parte? El chicle enviado en su dirección durante el partido.
“Es una falta total de respeto. Creo que es demasiado. Se está convirtiendo en fútbol. Pronto habrá bombas de humo, hooligans y peleas en las gradas. Creo que se está volviendo ridículo. Algunas personas están allí más para causar problemas que para disfrutar del ambiente”, dijo Goffin, señalando que pensaba que las cosas son peores en el Abierto de Francia que en el Abierto de Estados Unidos, Wimbledon o el Abierto de Australia.
Swiatek, que busca su cuarto trofeo en cinco años en Roland Garros, prescindió del habitual discurso de “¡Gracias por animarme!”, y, en cambio les dijo a los fanáticos que fueron demasiado perturbadores durante los puntos cuando estaba en plena contienda con la ex número uno Naomi Osaka en un emocionante duelo de tres sets el miércoles.
“Cuando gritas algo durante el rally o justo antes de la devolución, es muy, muy difícil concentrarte”, afirmó Swiatek.