‘Senna’: la nueva serie de Netflix celebra el legado del icónico tricampeón de Fórmula 1
Reseña: Catorce años después del documental ganador del BAFTA, una nueva serie sobre Senna recrea las principales escenas de la vida del ídolo brasileño en el automovilismo y más allá
El deporte, con su capacidad para generar ídolos y alimentar el fervor de los fanáticos, tiene una singular inclinación hacia la idolatría. La fascinación se intensifica aún más cuando los héroes se van antes de tiempo, dejando un legado que se entrelaza con aniversarios, homenajes y dramatizaciones modernas. Plataformas como Netflix, Prime Video y Apple TV están en constante competencia por llevar estas historias al público.
A medida que 2024 llega a su fin, el legado del ídolo brasileño Ayrton Senna sigue siendo omnipresente.
Hace pocas semanas, Lewis Hamilton rindió un emotivo homenaje al conducir el McLaren MP4/5B de 1990 de su héroe en Interlagos, bajo la lluvia y ante una multitud de emocionados brasileños. Este año también marcó el 30 aniversario de la trágica muerte de Senna, conmemorada en el Autódromo de Imola, mientras que en Polonia se erigió una peculiar estatua de bronce que lo muestra desplomado sobre un neumático de carrera.
Pero este último homenaje —un drama biográfico titulado Senna, como el documental ganador de un BAFTA en 2010, que se incluye en el catálogo de Netflix a partir del viernes— comienza de forma conmovedora justo con el final. La nueva serie de seis capítulos comienza con una escena que probablemente todos hemos visto antes.
Equipado con paneles publicitarios precisos y un mirador eléctrico en el habitáculo, muestra a Senna (solo que esta vez en imágenes ficticias) y sus últimos momentos: el brasileño liderando el Gran Premio de San Marino de 1994, en la séptima vuelta, avanzando a toda velocidad hacia la curva Tamburello.
En un emocionante salto temporal, la narrativa retrocede tres décadas, hasta São Paulo, donde un joven Ayrton recibe su primer go-kart como regalo de su padre. A partir de ahí, la historia avanza de manera cronológica, explorando desde sus inicios en el karting en Brasil hasta su ascenso a la Fórmula Ford en el Reino Unido. La serie combina con precisión sus hazañas deportivas con destellos de su vida personal.
Para Gabriel Leone, actor brasileño de 31 años que encarna suntuosamente a una de las figuras más gloriosas de su país, se trataba sin duda del papel de su vida.
“Fue mucho más que un piloto de F1 para nosotros, se convirtió en un ícono, mucho más allá de su técnica y su conducción”, afirmó Leone en el estreno en Sao Paulo el martes por la noche, un año después de retratar al expiloto de la Scuderia Alfonso de Portago en la película Ferrari 2023.
“Tenía humanidad, honestidad. Las cosas que decía, sus valores, todo eso lo conectaba con la gente. Para mí, como actor, cuanto más complejo sea el personaje, mejor. Es más interesante construirlo y vivirlo. Y este es todo un personaje, el mayor héroe de Brasil, no solo en el deporte”.
“Ayrton era trascendente, era más que un piloto de F1. Es un tipo que es el héroe de grandes pilotos de la historia, como [Michael] Schumacher y [Lewis] Hamilton”.
Leone es simpático y encantador a lo largo de los seis episodios de 45 minutos, y logra retratar las dos caras de Senna con un intrincado equilibrio.
Por un lado, la descripción del lado simpático de Senna: el deseo sincero del brasileño de provocar un cambio en su patria, asolada por la pobreza, y dentro de su propio y peligroso deporte. Y por otro, el competidor de sangre fría: capaz de dar vueltas fascinantes al volante, como en la clasificación de Mónaco en 1988, y de correr al límite (y quizá más allá) en el mismo circuito cuatro años más tarde, haciendo hasta lo imposible para frenar a Nigel Mansell.
Todos los mejores momentos de Senna (y, no lo olvidemos, sus peores momentos) toman una nueva forma en esta nueva visión de la alocada vida del brasileño. Con secuencias que pasan del portugués al inglés según el personal, se reproducen en tiempo real escenas que antes solo se imaginaban sus seguidores, de libros o de entrevistas en su memoria.
Pero a diferencia de la obra maestra de Asif Kapadia de 2010 —que, irónicamente, también se puede ver ahora en Netflix—, la licencia creativa de esta serie permite recrear con espectacularidad escenas de alto octanaje. Los rápidos cambios de enfoque cuando Senna cambia de marcha y gana velocidad sumergen al espectador en el corazón de la acción y transmiten la adrenalina que convierte a los pilotos de carreras en atletas únicos. Sin duda, un presupuesto de 170 millones de dólares contribuyó a estas secuencias dinámicas y afinadas.
Son la cúspide del espectáculo, por así decirlo.
No obstante, la serie tiene sus puntos débiles. Para los seguidores de Ayrton Senna, muchas de las escenas son predecibles y poco reveladoras. Incluso los momentos con un matiz dramático, como las impactantes imágenes de archivo que Kapadia utilizó hace 14 años, no logran el mismo efecto conmovedor. La decisión de no profundizar en aspectos clave de su vida personal —como su relación con Adriane Galisteu, quien apenas aparece unos minutos— se percibe como una oportunidad desaprovechada.
Algunas escenas carecen de la tensión necesaria y resultan más complacientes que confrontativas. Esto es evidente incluso en los momentos más oscuros, como los enfrentamientos entre Frank Williams y Senna en el garaje durante aquel fatídico fin de semana en Imola, donde la falta de intensidad resta fuerza al drama real de las vidas en juego.
A pesar de estos aspectos, no sorprendería que la serie se convierta en un éxito.
¿Por qué? Porque Ayrton Senna sigue siendo una figura universalmente admirada, tanto en 1994 como en 2024. Los homenajes y conmemoraciones de los últimos 12 meses demuestran que su legado está más vivo que nunca, y esta nueva entrega —dirigida por el austriaco Vicente Amorim— es una prueba más de ello.
Aunque parecía difícil que una serie lograra profundizar más en el legado del tricampeón mundial de Fórmula 1, especialmente después del impactante documental de Kapadia y su desgarradora banda sonora, Senna (versión dos) resulta un esfuerzo digno, presentable y fácil de ver.
Traducción de Michelle Padilla